Me vais a permitir que escriba algo distinto a lo que suelo hacer, desde lo más visceral, con el calentón del triunfo en lugar de en frío y utilizando la 1ª persona del plural, porque indudablemente nos merecíamos esta alegría. Hemos visto ganar Euroligas, muchas Copas, muchas ACB y acudido regularmente a F4, pero esta Copa la necesitábamos como nunca.

Ya ni nos acordábamos de lo que era el miedo a la derrota. No nos acordábamos de lo que era ponerse nerviosos antes de un gran partido. No recordábamos lo que era competir. Aunque ese triple final hubiera entrado y nos hubiera abrasado el alma de dolor hubiera merecido la pena. Porque estábamos en estado vegetativo, estando pero sin estar, indigno de lo que significa el Barça en el baloncesto europeo. Y estamos todavía malheridos, costará levantarse, pero hemos abierto los ojos y este título ha de ayudar.

Cuando escribo sobre algo me suelen venir a la cabeza películas o canciones, y hoy me he acordado de “Equipo a la fuerza”, una peli sobre fútbol americano en el que los jugadores del equipo de Washington van a la huelga y la franquicia recurre a jugadores amateurs o retirados. La gerencia contrata a un retirado entrenador que ya dirigió al equipo años atrás con fama de sargento (Gene Hackman) para que en poco tiempo construya un equipo y meta a los Sentinels en PO. La protagoniza Keanu Reeves, pero también tiene cosas buenas. Es divertida, tiene cierta emoción y una buena selección de temas musicales como Every breath you take o Heroes. Suelo verla cada vez que la pillo en televisión, y eso que no he visto un partido de fútbol americano jamás.

Algunos la habréis visto y quizá os venga una analogía entre este Barça y los Sentinels. Yo no sé pero sí me importa si la plantilla que se encontró Pesic estaba en huelga o no, si le hicieron la cama a Sito Alonso, pero es comprensible que alguien lo piense. El caso es que el serbio en unos días le ha cambiado la cara al equipo, y se puede pensar lo anterior o simplemente asumir que ahora hay un señor entrenador y antes no. Entender que hacerse cargo de un equipo también implica gestionar un grupo humano además de aportar pizarra y trabajo táctico. Sito Alonso hará bien en apoyar la teoría de la cama porque de lo contrario quedaría en un lugar fatal. Es más fácil decir que ellos no han querido que reconocer que tu trabajo ha dejado mucho que desear.

En cualquier caso se ha demostrado que sí se podía, que había plantilla para hacer lo que se ha hecho en esta Copa del Rey. Es decir, crecer como equipo, ser reconocibles, ganarle a los equipos inferiores y competir contra los superiores sin la exigencia de ganar pero sin renunciar a nada. La plantilla del Barça es claramente peor que la del Real Madrid, pero una vez a los de Laso se les cae Llull y sufre otras lesiones importantes el objetivo a estas alturas debía ser amenazarles, y eso con Sito Alonso era impensable. Este equipo que hemos visto sí me lo imagino en PO de Euroliga o compitiendo en una final ACB. Me lo imagino llegando hasta allí y cayendo contra un CSKA, Fenerbahce o Real Madrid, pero es que el Barça es penúltimo en Euroliga, algo inadmisible.

Veremos cuánto dura el efecto Pesic y si tiene recorrido, pero por lo pronto ya ha roto la sequía de títulos y ha demostrado que hay una base con la que trabajar. Dentro del buen nivel general de todos (es lo que ocurre cuando se juega en equipo) cuatro hombres salen especialmente reforzados de esta Copa. Pesic le ha dado las riendas del equipo y Thomas Heurtel ha sido decisivo. Discutido siempre el francés ha ofrecido su mejor versión pese a mostrar como siempre sus defectos. Pau Ribas es un regalo caído del cielo. Pesic le ha hecho coincidir bastantes minutos con Heurtel en pista y se han complementado bien. El de Badalona ha asumido responsabilidades, ha defendido, ha anotado, ha dirigido y ha demostrado el jugador que es. Adam Hanga simplemente es el mejor alero de Europa, y en cuanto el equipo ha empezado a ajustar atrás ha recordado a la fiera de Baskonia. Y Pierre Oriola. Perdón por dudar de su talento y potencial, por no tener nada claro ese millón pagado por él, pero va a resultar barato.

Es injusto no alargarse más con Sanders, que no me gusta nada pero al que hay que reconocerle personalidad y haber sido decisivo. Con Claver, que en un fin de semana se ha encontrado más a sí mismo que en el año y medio anterior. Con Tomic, por supuesto, golpeado sin descanso pero siempre dando la cara. Pero me voy a quedar con Juan Carlos Navarro, que posiblemente haya ganado su último título como profesional. Hubiera sido injustísimo que se fuera otra vez en blanco, pues merece un final más digno que este último Barça.

Acabo con Svetislav Pesic. Este señor ganó una Liga con el Bosna Sarajevo al KK Šibenik de Drazen Petrovic. Dirigió a una de las selecciones junior más increíbles de la historia, la Yugoslavia de Bormio 1987 con Radja, Divac, Djordjevic o Kukoc (y sus 11/12 en triples a USA), ganando el oro. Hizo historia con Alemania ganando el Eurobasket de 1993, para luego dominar su Liga con el Alba Berlín. Fue el encargado de dirigir a la última gran Yugoslavia y ganar el Mundial de 2002. Asumió el reto de conseguir por fin una Euroliga con el Barça y consiguió el triplete. Este señor, uno de los “hijos” de la escuela yugoslava encabezada por Aza Nikolic, Ranko Zeravica y Mirko Novosel, no tiene que demostrar nada. Lo era, es y será todo. Vino a un proyecto que era más marrón que otra cosa y ha vuelto a demostrar que es un grande.

Esto es el Barça y la exigencia es “ganar, ganar y volver a ganar”, como diría el gran Luis Aragonés, así que desde ya a buscar esa 2ª plaza ACB, importunar en Euroliga a los rivales que restan y hacer un buen Playoff ACB. Sólo se ha ganado una Copa, pero es que nos habíamos olvidado de lo que era ganar. Y necesitábamos un respiro. Enhorabuena, culés.