Cuando en verano el Barcelona buscaba nuevo entrenador para relevar a Bartzokas el número 1 de la lista era Sarunas Jasikevicius, pero de manera sorprendente declinó la propuesta culé. Mucho se ha escrito al respecto. Si fue por dinero, porque reclamaba mayor poder en la planificación o porque consideraba más marrón que oportunidad el proyecto que le presentaban. En cualquier caso yo consideré y así lo escribí que se equivocaba por dos razones, principalmente. En primer lugar porque pese al mal momento del Barça a buen seguro que estaría por encima de Zalgiris, y en segundo término porque quizá la oportunidad azulgrana no se le volvía a presentar. Evidentemente no podía estar más equivocado, y por eso hoy, que el Barça visita Kaunas virtualmente eliminado y a siete victorias de los lituanos, quintos en la clasificación, es un buen momento para pedir perdón a Saras.

Zalgiris Kaunas, que ya peleó por acceder a PO el año pasado, perdió en verano a Westermann, Motum, Lekavicius o Lima, bajas sensibles que no obstante fueron subsanadas con un buen trabajo de despachos. Aun así ni el más optimista imaginaba esta magnífica temporada de los lituanos, que a su juego coral han añadido piezas individuales de gran valor y que eran inesperadas. El eterno Jankunas jugando un baloncesto inimaginable a su edad. Un Toupane claramente de menos a más que en verano será un caramelo para los grandes del continente. Ulanovas dando otro paso al frente. Aaron White mejorando a Motum. Micic confirmando que estaba para empresas más grandes. Y por encima de todos Pangos, una de las revelaciones de la competición y que refleja como nadie el estado de confianza que viven en el Zalgirio Arena. Si Jasikevicius acaba en el Palau sería previsible que lo hiciera acompañado del base canadiense.

El gran culpable de esta situación no es otro que Sarunas Jasikevicius. El genial base cogió a Zalgiris como uno de los peores equipos de la competición, y probablemente el peor de los que disputaron el Top 16 de la temporada 15-16. El 2-12 de aquella liguilla dejó claro en qué punto de su historia estaba Zalgiris, tanto a nivel de resultados como de imagen. Jasikevicius les ha dado la vida en muy poco tiempo, creando una identidad muy definida que hace de Zalgiris el equipo más reconocible de Europa. Tremenda actividad en los dos lados de la pista, conocimiento del juego y una gran circulación de balón. Valentía, descaro y decisión. Todas estas virtudes definían al Saras jugador y definen al Saras entrenador, parece ser. En definitiva, pasión.

Pase lo que pase de aquí a final de Euroliga la participación de Zalgiris ya es extraordinaria, y el papel ejercido por su entrenador decisivo. Al fin y al cabo esto es lo que se le pide un técnico, que con su trabajo saque un rendimiento por encima de lo previsible dado el nivel de su plantilla. Y Saras está sacando el 200% de cada jugador en Kaunas.

Debió ser el relevo de Xavi Pascual, luego de Bartzokas y ahora de Pesic. De esta no puede pasar. Los errores que cometieran los directivos culés en la última negociación no se pueden repetir porque es él y sólo él quien puede sacar de este atolladero histórico al Barça. La sección necesita pasión, sí, pero es que dos años después de hacerse cargo de Zalgiris ya ha demostrado que es mucho más que eso, mostrando grandes conocimientos tácticos, cosa que por otra parte también de le podía suponer viendo cómo era en la pista y los entrenadores que tuvo.

¿Qué le puede (y debe) ofrecer el Barça que no le ofreció el verano pasado? Le puede convertir en uno de los entrenadores mejor pagados del continente, control total para planificar, tiempo, una plantilla más que aprovechable y margen económico suficiente para reconstruir tras la salida de Rice y posiblemente en verano de algunas fichas elevadas como Tomic, Navarro o Koponen. Todo y más por la pasión de Saras.