Innegablemente, fue duro. El Barça ofreció en el Sánchez Pizjuán una de sus peores versiones en lo que va de temporada. Pese a un arranque esperanzador, los culés se mostraron imprecisos en la circulación, blandos en defensa e inoperantes en ataque. Los de Valverde merecieron, seguramente, sumar la primera derrota en su impecable trayectoria en liga, pero todos sabemos como acabó la historia: El Sevilla desaprovechó las facilidades blaugranas y dejó vivo a un equipo con Messi en el banquillo.

Más allá del mal encuentro o de la importancia, casi simbólica, del empate, el Barça mostró sensaciones muy distintas a las obtenidas antes del parón. Si ya antes de los (ridículos) amistosos de selecciones, los culés lamentaban este corte en el calendario, los noventa minutos del sábado no hicieron más que confirmar lo inoportuno del mismo. No obstante, habría que contextualizar, en gran medida, lo sucedido en Nervión.

El equipo del Txingurri, líder holgado de la competición, llegaba a uno de los campos más complicados de la temporada sin Messi y Busquets, con Suárez recién llegado de China y varios jugadores cargados de minutos internacionales. Por mal acostumbrados que nos tenga esta plantilla debemos caer en la cuenta de que, al fin y al cabo, no son robots, capaces de lucir cada tres días el 100% de su rendimiento. Umtiti parece ser el caso más preocupante de la plantilla, siguiendo sin despejar las dudas suscitadas desde la vuelta de su lesión.

En el lado positivo, el impacto de un Messi que, sin estar del todo cómodo en el campo, consigue cambiar los partidos con su mera presencia sobre el verde, o los minutos de un Denis Suárez que, más por actitud que por juego, parece empeñado en hacerse un hueco en la poblada media culé.

No cabe duda de que el miércoles, con el himno de la Champions de fondo, cuatro días más de descanso y un Leo preparado para completar el partido, la activación del equipo será otra bien diferente. Volver a engancharse a la ola que hace apenas dos semanas desataba la euforia en el Camp Nou camino de un hipotético triplete está tan solo a un buen encuentro frente a la Roma.