Sin Neymar, con Ousmane Dembélé lesionado desde casi el comienzo de temporada hasta recién empezada la segunda parte del año futbolístico y con Luís Suárez viviendo un año complicado por sus problemas físicos al comienzo y la pérdida de potencia y velocidad la delantera del Barça fue, al comienzo, Messi y sus consecuencias. Nada más. Nadie acompañaba arriba al astro argentina. La soledad argentina hecha en el Barça.

Con Messi en su madurez futbolística el gol recaía en él, la jugada se basaba en la presencia arriba de Alba y el rol de llegador lo tomaba un sorprendente Paulinho. Hasta que Luís Suárez, pasados los meses, llegó puntualmente a la cita con el gol en liga aprovechándose del trabajo y el talento del argentino y la importancia de los laterales en ataque. Luís no jugaba, ya no, pero mantuvo su cuota goleadora durante la temporada en la liga. Las cifras, en Europa, una historia muy distinta. Podría ser la temporada para tomar una decisión valiente con él.

Ousmane Dembélé, que llegó bajo la enorme presión de ser el sustituto de Neymar y de ser el fichaje más caro de la historia (hasta la llegada de Coutinho a la Ciudad Condal por segunda vez), ha decepcionado a extraños y desconocedores de lo que ha sido, y es, este futbolista. No ha tenido gol y ha sido impreciso técnicamente y sus problemas físicos le quitaron la continuidad que hubiera merecido. A tener en cuenta: En 17 partidos jugados, con sus suplencias y sustituciones valverdianas, ha aportado 3 goles y 7 asistencias de gol. Por ser un mediocre futbolista, sin tener nivel Barça, tener problemas físicos y tener que ser Neymar en su segundo año en la élite no parece un mal bagaje. Obviamente, después de ser el mejor jugador de un cuartofinalista de la Champions el año anterior en su debut, lo más interesante es cederle.

Otro punto del ataque del Barça ha sido su banquillo. En una temporada en la que Valverde apostó en varios encuentros por dos delanteros y tener un centrocampista más el rol del francés estuvo por debajo de lo presagiado antes de las lesiones los damnificados fueron el resto de jugadores que conformaban el ataque culé.

Los acompañantes de Ernesto en el banco

Deulofeu, que formaría de la plantilla hasta el mercado invernal, fracasó en sus oportunidades otra vez y perdió la confianza del entrenador. Ni la lesión de Ousmane sirvió para que Gerard pudiera hacerse con un sitio en el once. Después de diciembre se fue al Watford y parece que antes vestiría de blanquiazul que volver al Camp Nou. La crónica de una muerte anunciada.

Otro delantero que tuvo su rol durante el año fue Aleix Vidal. El carrilero catalán es demasiado caótico atrás pero su velocidad arriba y su desmarque le hacía útil al Txingurri. Igualmente, sin el talento que atesoran otros ha terminado con un rol muy residual en el primer equipo y se proyecta claramente su salida a final de temporada.

Un caso aparte es el de Paco Alcácer. El valenciano no ha jugado mal. Su juego partiendo desde la banda y su cuota de gol jugando de 9 puro ha sido respetable. A pesar de ello su falta de velocidad y de registros en el regate le relegaron a un rol muy secundario para el coste que supuso su inversión. 30 millones costó hace dos años y apenas ha tenido minutos de calidad para justificar el coste. Su futuro es dudoso en clave Barça.

Arnaiz, que fue titular en Vigo y marcó el gol en la ida de la Copa vs Celta, parecía tener un rol futuro en el primer equipo esta temporada tras la deserción de Gerard y el mediocre rendimiento de Aleix Vidal. Su lesión hizo imposible el salto.

Arda Turan se fue y tanta gloria lleve como paz deja.