Una Copa para cerrar el curso con aprobado

La buena voluntad exhibida por el cuadro azulgrana en la Copa del Rey, disputada el fin de semana pasado en Madrid, le valió para llevarse otro título nacional y volver a hacer un pleno de títulos en España. Esta competición copera que los de Xavi Pascual se llevan en el zurrón es, además, la quinta consecutiva.

El Barça Lassa mostró un ímpetu intimidatorio en esta Copa del Rey, particularmente en las semifinales y la final, partidos en los que se salió con la quinta marcha puesta en ataque, lo que neutralizó los iniciales problemas defensivos del equipo. Los culés saben que ha sido una temporada irregular y de constantes sobreesfuerzos físicos por la continua sucesión de lesiones que se cebaron con la plantilla, pero, cuando el equipo andaba deprimido tras la eliminación europea y la derrota en Liga en el Palau ante el Granollers, los de Xavi Pascual sacaron fuerzas de flaqueza y echaron el resto para cerrar el año en condiciones.

La final, en la que se derrotó a un combativo Logroño por 35 a 28, dejó además uno de los partidos más goleadores de Raúl Entrerríos, con ocho goles y bien secundado por Mem (7) y N’Guessan (6), las paradas de Gonzalo, claves un día más, y, especialmente, un Palmarsson recuperado del último percance físico y al que, entre haber llegado unos meses tarde y sufrido varias lesiones, parece que se le ha hecho corta la temporada, ya que se exhibió en la Copa y en la gran final dio una clase magistral de clase, liderazgo y talento y se sumó a la fiesta con seis goles. Por lo menos, el islandés dejó a los aficionados ilusionados con lo que está por llegar. También siguió sumando minutos Lasse Andersson, que volvió tras más de un año lesionado hace pocas semanas, y al que se espera al 100% ya la temporada que viene, aunque los fisioterapeutas azulgranas deberán tener mucho cuidado con las piernas del danés, que consideran muy delicadas para el corpulento cuerpo del central escandinavo.

El Barcelona cerró una campaña que ha tenido un tono gris desde casi el principio por determinados problemas y situaciones, que el hecho de carecer de competencia consistente en el balonmano español puede haber salvado de males mayores. Los blaugrana se encontraron con varios tropiezos en Europa ya desde la fase de grupos, muchas lesiones y los primeros empates y derrotas en Liga tras casi cinco años de victorias. Pero el golpe más doloroso fue, sin duda, la sorprendente eliminación europea ante el Montpellier, un muy buen equipo pero inferior a los de Xavi Pascual, y sobretodo un conjunto al que el Barça tuvo noqueado en ambos partidos, pero no remató la faena y los franceses se aprovecharon.