Ya hace tiempo que leyendas como Lahm o Schweinsteiger dejaron de ir con la selección alemana, pero los germánicos siempre están ahí, siempre se recuperan y nunca dejan de competir. Esa capacidad de regeneración propia de la Hidra de Lerna es un atributo, en particular, de esta selección de Joachim Löw, que siempre va a todas las fiestas, normalmente como favorita y frecuentemente acaba ganando. Los teutones tienen su principal fortaleza en su espectacular bloque; muy sólido, potente y fiable en todas las líneas.

Alemania llega como gran favorita al Mundial, una tónica habitual en los últimos torneos tras el declive de la España de Del Bosque. Pero los teutones llegan tras un ciclo de cuatro años en el que han regenerado al equipo, Eurocopa mediante, cosa que no hizo España, han rejuvenecido muchas piezas y mantenido el nivel sobresaliente. Löw ha llevado a cabo un extraordinario trabajo, gradual y medido; logró que el equipo mantuviera la fiereza y la solidez y ahora se encuentra en disposición de defender la corona más preciada. Y eso con las ausencias de jugadores como Schürrle, Can, Weigl, Götze, Sané o Höwedes.

Una particularidad de la Alemania que competirá en Rusia es la presencia de dos ilustres veteranos debutantes, dos jugadores que deberían llevar muchas más batallas como las que vivirán en tierras del Este pero que no pudieron librarlas por problemas con las lesiones. Se trata de Ilkay Gündogan y Marco Reus, dos jugadores del máximo nivel que no participaron en los éxitos recientes de Alemania, ahí es nada.

En la portería, la lesión de Neuer, que será titular en el torneo, la arregló Ter Stegen con su solvencia habitual. El arquero del Barça no estuvo hace cuatro años y ahora aparece como uno de los mejores del mundo para apretar al eterno meta del Bayern, quien para muchos no debería ser titular.

La defensa tan solo conserva a tres jugadores de Brasil 2014, Boateng, Hummels y un Ginter que estaba poco hecho para estas citas por aquel entonces, pero han entrado valores seguros como Rüdiger o Süle, y eso sin contar a Jonas Héctor, ya destacado en la última Eurocopa, a Marvin Plattenhardht, buen lateral del Hertha, y al polivalente Joshua Kimmich, que empezó a jugar de lateral en el Bayern de Guardiola y ya lleva años siendo uno de los jugadores alemanes de más nivel y, seguramente, el más versátil.

El centro del campo de la Mannschaft es incluso mejor que en anteriores torneos; mantiene a Kroos y Özil en plenitud, pero incorpora al poderoso joven León Goretzka y a un Gündogan que finalmente puede jugar un gran torneo con la selección. Los quilómetros que pueda cubrir Khedira también se antojan importantes.

Un relevo clave se ha dado en la punta de ataque; la llegada de Timo Werner parece que relegará al perenne Mario Gómez al banquillo. En esa línea hay una nueva cara muy conocida; la de Reus, uno de los mejores jugadores alemanes de la última década y, quizá, el más maltratado por las lesiones. El del Borussia tiene su primera y quizá última oportunidad de ser clave en un Mundial.