La semana pasada, el FC Barcelona presentó oficialmente su nueva tercera equipación para la temporada 2018/19, una camiseta que homenajea a Barcelona y que pretende celebrar la relación del club con su ciudad y sus seguidores. Un vínculo construido más allá de la estricta actividad deportiva del club pero sustentado por la cantidad de recuerdos futbolísticos que permanecen para siempre en el aficionado. Momentos azulgrana inolvidables y muchos de otros colores que, fijos en las retinas de los culés, han dejado para la posteridad muchas de las segundas equipaciones del equipo a lo largo de la historia.

Primero, de blanco

Los aficionados más mayores recordarán cuando el Barça jugaba de blanco a domicilio. Con Kubala a la cabeza, viajó en 1957 a Birmingham para disputar las semifinales de una Copa de Ferias que acabaría ganando. Una samarra que tenía la particularidad que no llevaba el escudo del club ya que dicha competición enfrentaba, teóricamente, a ciudades y no a clubes. El mismo equipo, en el 59 y ante el Milan, volvió a enfundarse una camiseta blanca en la Copa de Europa. Y, otra vez usaría la camiseta de la ciudad en la Copa de Ferias del 66 y en la del 70 ante el Hannover y el Inter, haciéndose con el título en la primera edición. Cruyff en el 78, pasó semifinales de la UEFA de blanco, empatando a dos ante el Aston Villa y, un año más tarde, en la Recopa, los culés volvieron a tierra británicas, ante el Ipswich Town, perdiendo por 2-1 en Portman Road, siendo la última vez en que el blanco formó parte de la indumentaria del club.

El naranja de Wembley

Después, el amarillo y el azul, acompañados de una ralla azulgrana, fueron los protagonistas de las segundas equipaciones del Barça. Sin embargo, en 1991, una camiseta naranja conquistó el corazón de sus aficionados. “Toca Stoichkov, para Bakero… pica Koeman…” y el Barça ganaba su primera Copa de Europa dejando a esa segunda equipación Meyba de color naranja en el olimpo de las imágenes más importantes de la historia del club.

En 1997, después de disfrutar de las gambetas de un joven Ronaldo vestido de verde oscuro, el marketing se apoderó de las camisetas de futbol y los equipos empezaron a crear segundas equipaciones en cada temporada.

El cambio, amarillo

La mala época que pasó el club a nivel institucional y competitivo, redujo los buenos recuerdos pero es imposible olvidar a Guardiola, Luis Enrique, Figo o Rivaldo con las camisetas naranjas, plateadas y doradas que hizo Nike para el club en esa etapa. En 2006, el amarillo fosforescente no ilusionó a la afición pero sí lo hizo Ronaldinho que conquistó al culé y al mundo del futbol con una temporada para enmarcar consiguiendo la segunda Champions de la historia del club. Esa camiseta se convirtió en un éxito de ventas.

Andrés Iniesta marcó, también de amarillo, en 2009, uno de los goles más importantes de la historia del Barça, un tanto que lo metía en la final de lo que acabaría siendo su tercera Copa de Europa.

Finalmente, en 2013, el club decidió hacer una segunda equipación que la afición llevaba un tiempo demandando. El amarillo y el rojo de la ‘senyera’ pasaron a ser los colores de la última segunda camiseta que ha pasado a la historia del conjunto culé.

Las terceras, sin color

En ese mismo año y con la total mercantilización del futbol, surgieron las terceras equipaciones. Camisetas que, hasta el momento, se han reducido a momentos puntuales y que no han conseguido permanecer en la retina de los aficionados azulgrana.