El Barça Lassa ha iniciado la temporada con el colmillo, al parecer, afilado. Los rivales han sucumbido por grandes diferencias en competiciones nacionales y el gran Veszprem sufrió para maquillar el marcador en el debut europeo en el Palau el pasado sábado (31-28), después de que los de Xavi Pascual abrieran una distancia muy considerable en el marcador.

Los fichajes parecen adaptados y todos asumen su rol en este Barcelona que pretende jugar con más ansiedad en defensa y velocidad en ataque, con especial mención a un Casper Mortensen que anotó 7 goles ante el potente cuadro húngaro y que se ha mostrado infalible en las penas máximas, del resto; Petrus es un atleta de alto nivel y un gran defensor, Duarte es un excelente lateral, Möller es un meta altísimo y rápido que dará grandes momentos y Fàbregas va camino de ser de los mejores del mundo en la próxima década.

A pesar de los puntos positivos, que son muchos, es evidente que hay mucho que mejorar; la puesta en escena en la pista del Rhein-Neckar fue horrenda, y a la postre le costó al Barça acabar perdiendo el partido, pese a una heroica remontada. Es normal que haya desajustes a estas alturas, pero conviene trabajar para mejorar y comprobar si el Barcelona puede competir los 60 minutos en las pistas más duras del mundo, algo que se antoja necesario en este grupo terrible de Champions League en el que los azulgranas andan metidos.

El Barça Lassa es un equipo candidato a todo y el margen de crecimiento todavía es amplio.  El equipo visitará el próximo sábado al Kristianstad sueco, colista del grupo con cero puntos, con la obligación de ganar, y a la semana siguiente se pasará por el Palau un equipo llamado Vardar.