La importancia de llamarse Jordi

Alguna vez hemos tratado en esta web la relevancia en el juego que tiene el lateral en el fútbol moderno, sobre todo en equipos top, sobre todo en partidos transcendentales.

Cuando el tiempo y el espacio se vuelven más caros, es cuando el lateral, esa pieza que en un partido de ajedrez podría ser peón, deriva en un alfil, o sería mejor decir un caballo por la sorpresa y determinación con la que actúa. A la hora de la verdad el “2” o el “3” pueden resultar determinantes para que la balanza de la victoria caiga de un lado o de otro.

A nadie escapa que Marcelo, Alves, Lahm – antes de su reconversión a medio centro – Alaba o el mismo Alba, protagonista de este artículo, son tops mundiales y marcan la diferencia. La duda quizá viene cuando para un equipo menor un jugador que «corra y centre bien» es más que suficiente.

La comba de Leo con Alba como protagonista o el pase a atrás de este hacia el golpeo al cajón de Leo es un clásico en la memoria colectiva del aficionado azulgrana.  Además ahora que el Barça parece haber entendido que la banda izquierda debe de ser toda para el lateral dejando espacio a este para su proyección, Jordi recupera el protagonismo que necesita en el juego del equipo. Es probable que tenga como hándicaps las lesiones, que no sea el mejor lateral cerrando el segundo palo, aunque mucho ha mejorado al respecto. Pero en ataque ha encontrado el mejor socio del mundo y eso, en este Barça de Valverde, ya es mucho.

Debería enriquecer su fútbol de ataque con alguna variante más que la línea de fondo y pase atrás. Asociación con el nueve, centros con comba desde el banderín, juego por dentro con el interior de ese lado. Quizá es tarde para pedirle esta evolución a su fútbol. Lo que es evidente es que cuando el tres está bien, en su sitio y bien aprovechado, el fútbol del equipo lo nota. Fue uno de los primeros que se cayó allá por Marzo el año pasado y el equipo lo notó. Y no hay mejor forma que ver el contraste que se produce en la otra banda cuando el que juega es Semedo, quizá distinto a cuando lo hace Sergi Roberto, que lleva en su fútbol esa interiorización de su juego, al más puro estilo Alves, quizá uno de los debes más importantes del de Hospitalet.

Lo que es evidente es que es uno de los jugadores casi insustituibles del once, mientras no se apueste por un canterano que le robe minutos. De momento Vermaelen es el escogido, con todo el mensaje que eso implica.

Mientras tanto solo nos queda por rezar que no vengan las lesiones, al menos ya sabemos que no vendrán del combinado nacional como otras veces, y que el sistema del equipo beneficie a su juego letal pero monolítico, eso sí, con el mejor socio del planeta fútbol.