Tengo que confesar que ando algo desconectado de Twitter. La vuelta a los estudios, el fin del verano y el sempiterno aviso de “poco espacio disponible” han relegado nuestra amada red social a un segundo plano. Un vistazo a la hora del desayuno, otro al acostarme y un repaso a lo que se comenta al descanso o al final de los encuentros del Barça.

Quizás por eso me sorprendió tanto lo ocurrido el pasado domingo. Una cascada de críticas continuas hacia el partido de un Luis Suárez que, personalmente, creó aportó cosas al ataque posicional del equipo.

No seré yo quien defienda a ultranza los últimos meses del uruguayo, pero sí creo justo valorar los aspectos positivos de la presencia del delantero en el once de Valverde. Que las carencias, visibles por todos y a las que no creo haga falta volver a entrar, no tapen el buen hacer de uno de los mejores socios de Leo en la frontal.

¿Le da poco? ¿Podría darle más? Es indudable que ya no veremos al delantero autosuficiente, creador de espacios, que estiraba al equipo y ponía en ventaja a un Messi desatado, como en 2015-2016, pero la complicidad entre ambos es innegable. Wembley o Mestalla han dejado muestra de que, pese a todo, la labor táctica de Suárez empieza a favorecer este juego del Barça.

Con Coutinho en el extremo, yendo dentro para limpiar el carril de Alba, la frontal del área está mejor ocupada. Messi, más cercano al perfil zurdo que nunca para venir a juntarse con el 7 y el 18, termina por encontrar a Suárez como única referencia por delante. La estrecha relación de los dos delanteros y el conocimiento del juego llevado a cabo durante tanto tiempo provoca situaciones de ventaja, como las dos “asistencias” de Lucho el pasado miércoles o la pared imposible que se inventa la pulga en Valencia, convirtiéndose así en el jugador que más pases de gol le ha dado al rosarino, superando al mítico Dani Alves.

Suárez no es el que era. Suárez ya fue. Ya fue, hasta el punto de que, como dijimos hace tiempo, será complicado ver al charrúa besarse los dedos en unos cuartos o semis de Champions, porque ya no es eso. Pero en un Barça algo plano, con dudas, en el que parecen aparecer los primeros brotes verdes, poner en ventaja a Leo Messi nunca parece una mala idea. Y eso es algo que, en lo que a atacantes se refiere, solo puede hacer Luisito. Munir, aun jugando mejor, más rápido, más preciso, todavía no tiene ese punto de entendimiento con el 10 que te hace saltar al siguiente nivel.

Luis Suárez dejará el Barcelona como uno de los mejores delanteros de su historia. Gran noticia para Valverde, y para todos, seria que supiera adaptar su estado físico actual al servicio de una táctica donde, al menos para mí, todavía es imprescindible.