Arthur y el estilo Barça

Apenas es noviembre y la temporada no deja de estar en una fase primaria en la que los títulos aún no se ganan pero sí se pueden perder. Antes de llegar a la fase del calendario más dura con rivales de cierta entidad enfrente que iban a poner al equipo en su sitio, o definir en qué punto competitivo se encontraba, Valverde tomó una decisión que ha mantenido intacta desde el partido de Wembley: alinear a Arthur Melo de forma indiscutible.

Casualmente, la presencia del brasileño en el once ha dado al equipo otra cara, más cercana a lo que el Camp Nou y el equipo requieren, y menos dada a transiciones y a cierto descontrol. Un interior organizador puro en el Barça era estos años una pieza inexistente desde la marcha de Xavi a Qatar hasta el fichaje del centrocampista brasileño. Por el camino han ido pasando jugadores de mayor a menor nivel o rendimiento cuyas características se basaban en ser futbolistas de largo recorrido, capacidad física, llegada a gol, etc. Pero alejados en cualquier caso de la organización del juego en la base, dejando esa labor a Busquets, guardián del esquema desde el mediocentro.

Arthur, desde su debut como titular en Wembley, ha sido indiscutible en todos los encuentros que ha ido disputando el equipo este mes. Y en todos hay un factor en común, el Barça ha sido reconocible, compacto y competitivo con o sin Messi en el campo. El brasileño, a sus 22 años y recién llegado del fútbol brasileño, se ha ganado el favor de un Camp Nou sediento de jugadores de su estilo y el apoyo de un tal Leo Messi en el césped. Para empezar no está mal.

Que el brasileño haya caído de pie no deja de ser una excelente noticia. Con una adaptación al fútbol europeo a medias, el ritmo a veces le puede superar y debe aclimatarse aún, el Barça por fin ha encontrado una pieza sobre la que ir estructurando el centro del campo de los próximos años.

La parte negativa, no todo es positivo, radica en la importancia de Arthur. Sin el brasileño el equipo no juega igual ni a lo mismo, y el control pasa a ser un elemento secundario en pos del cuerpeo, el robo y las transiciones, lo que privaría a Valverde de rotar en demasía al ex de Gremio y el riesgo de que el mismo sufriera un bajón de rendimiento similar al rookie wall de cualquier debutante NBA en el tramo medio de la temporada, castigados por la falta de costumbre de disputar partidos cada dos días sin apenas descansos.

En cualquier caso, su fichaje y su importancia han dado a Valverde y al equipo otra vida que no se atisbaba antes de Wembley. Ahora pasa a ser capital que sepan rodearle, aprovechar su impacto y la dinámica positiva de resultados para construir un equipo reconocible por el Camp Nou.