La sensatez de Valverde y su error
En el Wanda Metropolitano Ernesto Valverde tomó una decisión de entrenador, de entrenador sensato y honesto con el equipo que maneja, que fue legitimada por el desastre ofrecido vs Betis antes del parón de selecciones. Cuando encajas 4 goles en el Camp Nou, sea quien sea el rival que se encuentre enfrente y la competición disputada, la labor del técnico es tomar decisiones para parar la sangría. Es simple, si encajas 4 goles esto no funciona y la labor del responsable técnico es intervenir para corregirlo, o si no puede, paliar los desajustes.
Ante el Atlético, con las bajas de Rakitic y Coutinho, con Ousmane descartado del once desde Wembley, y el vergonzoso encuentro cuajado contra un mediocre Real Betis Balompié (zona media baja de una liga en puntuaciones bajas…), obligaron al extremeño a cambiar el sistema para reforzar el centro del campo, bajar pulsaciones y que el sistema defensivo fuera algo parecido a eso, un sistema defensivo.
Fue sensato y un acierto de Ernesto la decisión tomada el pasado sábado. El equipo fue algo parecido a compacto y las ocasiones encajadas menguaron ostensiblemente. El sistema, eso sí, dejó a Messi, volviendo de la lesión y lejos de su mejor nivel; junto a Suárez arriba, lo que dejaba al colectivo sin verticalidad y sin apenas margen para llegar a generar peligro ante un Atleti timorato.
Parecía claro que el entrenador azulgrana buscaba, antes de nada, paliar desajustes y controlar el partido, lo que debemos reconocer que en cierto modo lo logró con solvencia. La realidad, también, es que sin atacar ni defender ambos equipos parecía que ambos técnicos se conformaban con un empate sin goles antes de caer en un encuentro de transiciones que pudiera caer de cualquier lado. Fueron sensatos, dos de los favoritos de la Champions presente si la UEFA y el Real Madrid quieren, apostaron por no atacar antes de ir a buscar el gol a muerte. Un Barça, el Fútbol Club Barcelona, no prefiriendo atacar para evitar sufrir en defensa, un mensaje que no deja de ser sintomático de lo que está siendo el proyecto de Valverde.
Con el resultado obtenido, y la vuelta de Messi y de Coutinho a su mejor nivel, a la espera de que la gestión de Ousmane mejore su rendimiento en el campo, y fuera de él, se debe exigir al entrenador que esa sensatez necesaria del Metropolitano derive en un equipo ofensivo, con gusto por el esférico, que vaya a por el gol manteniendo la solidez defensiva mostrada en la capital. Parece exigente, pero precisamente esto tiene el Fútbol Club Barcelona, exigencia.