Todo aquel que conozca el arte de trabajar con niños sabrá de primera mano la importancia de respetar sus roles y egos. En un grupo, todo niño/niña cuenta con un papel definido en torno a sus características personales, un rol dentro de ese colectivo; un sitio, una silla. Algo similar pasa con los futbolistas, y en el Barça hay uno en peligro.

Samuel Umtiti regresa al escaparate de Ernersto Valverde con competencia por delante desde el momento en el que le arrebató la mano de Piqué a Javier Mascherano.

El francés, lesionado, no se enfunda la zamarra culé desde la fatídica noche de Butarque. En su lugar, un compatriota, Clement Lenglet, se ha erigido como un firme candidato al XI con una serie de brillantes actuaciones que comprometen seriamente la vuelta de Samuel al equipo titular.

Umtiti vivió el año pasado su mejor temporada, pero también la más irregular. Por estas fechas, hace un año, hablábamos de él con palabras referentes al central europeo del momento. Su contundencia, solidez y suficiencia por aquellos tiempos eran superiores a cualquier competidor de su puesto. Ni el gran nivel de Thomas Vermaelen en diciembre, sustituyéndole por otra inoportuna lesión, puso en jaque el rol del ex del Lyon dentro del grupo. Pese a ello, la segunda parte de temporada no tuvo nada que ver con la primera. Esa suficiencia mostrada anteriormente se tornó en negativa, ya que el zaguero sufrió en más de una acción aislada por falta de concentración y la pérdida de ese punto de inspiración individual, lo que le invalidó para retomar ese nivel a lo largo del resto de la temporada. 365 días después, otra visita por la enfermería, esta vez más prolongada y siguiendo un tratamiento conservador para evitar pasar por el quirófano, sí parece sembrar la duda sobre si su vuelta al equipo debe implicar también su titularidad en los próximos encuentros.

En su ausencia, Lenglet ha demostrado una seguridad impropia de un fichaje. Además de lucir sus cualidades ya conocidas (Pulidísimo pase en largo, juego aéreo, contundencia…) ha demostrado tener “cuerpo” de jugador del Barça, algo básico para entrar con buen pie en el Camp Nou. Sobresaliente en los días buenos, como Milán y el clásico, ha sido capaz de destacarse en las malas tardes que los de Valverde han sufrido este tramo, como la visita a Vallecas o la derrota con el Betis, donde Clement sostuvo individualmente la zaga blaugrana demostrando una concentración quizás nunca vista en su compatriota y rival por el puesto.

A priori, el nivel físico de uno y otro inclina la balanza del lado del actual ocupante del puesto, aunque el gusto de Valverde por su “vieja guardia” le brinda a Umtiti la oportunidad de recuperar la titularidad a corto-medio plazo.

La imponente vuelta de la liga, pasando por el Wanda Metropolitano para asegurar el liderato, invita a pensar en que este último mantenga la ventaja sobre un Umtiti fuera de ritmo, pero no tardaremos en ver al central de origen camerunés acompañar a Gerard -o quién sabe si al propio Lenglet- en el centro de la zaga. Esta será otra de las buenas noticias que implicará la salida de la enfermería de Samu, ya que el mister tendrá por fin una oportunidad -veremos si la aprovecha- de dotar de descanso a Piqué, dada la capacidad del propio Umtiti para frecuentar el perfil derecho pese a no favorecer a su pierna hábil.

Umtiti ha vuelto, y sea para jugar ya, entrar progresivamente o ser la alternativa a la nueva pareja de centrales culé, su alternativa no hará sino aportar competencia, calidad y posibilidades a la cuestionada defensa de Can Barça, aunque esta vez, parece, que otro niño haya ocupado su silla.