Corría el minuto 18 del Barça-Sevilla del pasado 20 de octubre cuando Messi, en una pelea por el balón con el ‘Mudo’ Vázquez, cayó al suelo y se fracturó el radio del brazo derecho. Las pruebas médicas determinaron un tiempo de baja aproximado de tres semanas; las cuales el equipo las aprovechó para crecer tácticamente y ofrecer algunas de las mejores actuaciones de la temporada.

El rosarino regresó a los terrenos de juego en la derrota frente al Betis (3-4) en el Camp Nou. Desde entonces, el ‘10’ ha seguido marcando goles – algunos de ellos, inverosímiles – y dando asistencias como suele ser habitual, pero el equipo no ha sabido conjugar el nivel mostrado en su ausencia con su presencia.

Varios factores han influenciado en este bajón de juego generalizado, que afecta ya a un total de cuatro encuentros consecutivos (Betis, Atlético, PSV y Villarreal) con un saldo irregular de una derrota, un empate y tan solo dos victorias saldadas con actuaciones dispares.

Discreto estado de forma

Bien porque volvió demasiado pronto o porque le falta aún ritmo de competición, a Messi no se le ha visto cómodo en ninguno de los partidos desde que volvió. El juego del equipo, paupérrimo desde entonces, tampoco ha ayudado en ningún caso: el Betis le disputó la posesión al Barcelona, el Atlético supo cerrar bien los espacios, el PSV asustó en el intercambio de golpes y el Villarreal firmó una actuación seria a nivel defensivo.

El caso es que al equipo le ha costado conectar con Messi y cuando lo ha hecho no ha sabido darle las herramientas para poder potenciar al máximo su fútbol. Aún así, el ‘10’ ha mantenido un nivel de producción goleadora parecida a la de antes de su lesión.

Las lesiones de jugadores clave, otra de las razones

Por un lado, las lesiones de jugadores importantes, tales como Luis Suárez, Arthur Melo y Philippe Coutinho. El primero es fundamental para ver la mejor versión del ‘10’, que necesita de la presencia del uruguayo para poder moverse con libertad entre líneas sin el acoso de los centrales rivales.

El ex del Gremio, por otro lado, se ha convertido en uno de los máximos exponentes del segundo Barça de Valverde. Su capacidad para dominar los ritmos del partido y dirigir el juego a través del balón le dan al equipo la estabilidad necesaria para establecerse en campo contrario y mover la pelota con rapidez.

Coutinho, por su parte, aporta la mezcla perfecta entre la pausa del centrocampista y el desequilibrio y la determinación del delantero partiendo del falso extremo. Bien alimentado, es capaz de marcar las diferencias en el último tercio, tal y como ha demostrado en las mejores actuaciones colectivas en las que ha participado.

Las ausencias de estos tres jugadores han influenciado de forma negativa en el rendimiento colectivo del equipo, en el que Messi ha tenido que regresar al falso ‘9’ sin éxito, culminando en la actuación frente al Villarreal con la participación más baja en toques de balón de toda la temporada.

El reto de Valverde

Está en el debe de Valverde conjugar las buenas actuaciones colectivas que el equipo firmó durante el mes de octubre con la presencia de Messi. La exhibición en Wembley frente al Tottenham (2-4) debe servir como un buen punto de partida, en la que el argentino fue el punto y final del buen juego barcelonista.

‘Txingurri’ tiene ante sí el reto de hacerle llegar el balón a Messi allá donde es más determinante: en el último tercio de campo y el cómo puede hacerlo es una incógnita que puede resolverse con lo mostrado durante la semana fantástica de octubre, en la que se ganó de forma brillante al Sevilla (4-2), Inter (2-0) y Real Madrid (5-1).

No somos pocos los que pensamos que, en la medida que Valverde pueda alcanzar este objetivo, dependerán los éxitos colectivos que definirán su temporada.