Tocados y ¿hundidos?
Empiezo este texto el viernes por la noche, apenas 24 horas después de la paliza recibida en Madrid y a cuatro días de enfrentar a Olympiacos en el Palau en un partido que pinta a final pese a estar en diciembre. Entre medias el Barça visitará Málaga y perderá, ya me apresuro a aventurar. Y es que este Barça va camino del patíbulo otro año más.
Se podría decir que el proyecto Bartzokas casi nació muerto, pero no fue hasta la abultadísima derrota encajada en el Palau ante el Real Madrid cuando ese equipo entró en coma. Este año parece que se va a repetir la historia. La buena marcha del equipo era un tanto engañosa hasta las contundentes victorias frente a Milano y Real Madrid en ACB. Entonces la euforia se instaló en el equipo y la “hostia” fue monumental cuando apareció Fenerbahce. Los de Obradovic bajaron al Barça a la tierra y le recordaron que todavía están en otra liga. Al equipo, apaleado por una trayectoria reciente durísima y escaso de talento, le entraron las dudas y en Montenegro los culés fueron el mismo equipo de las dos últimas Euroligas, así que la visita al eterno rival no podía llegar en peor momento. El Real Madrid olió la sangre y la historia que sigue es conocida.
¿Es posible levantarse?
Si habláramos de casi cualquier otro equipo Euroliga la respuesta seria afirmativa, pero con el Barça de por medio se masca la tragedia, pues a estos problemas de mentalidad se unen las deficiencias sabidas de la plantilla y que empiezan a aflorar.
El Barça ha ido sacando partidos adelante a pesar de que, Kyle Kuric al margen, nadie estaba teniendo un rendimiento individual extraordinario y regular. Un día Tomic, otro Singleton, uno Heurtel y al siguiente quizá Pangos, pero sólo el escolta ex de Zenit está rindiendo de un modo constante. Y gracias, porque si le hubiera costado más acoplarse o sencillamente no tuviera el nivel para este club Svetislav Pesic tendría un problema mucho mayor que el que tiene. Eso sí, el Barça esta convirtiendo a Kuric en el gran referente exterior (con permiso de Heurtel) cuando él es un especialista, básicamente. La dependencia del escolta de Evansville es peligrosa, pues en el momento en que los rivales lo desactivan el Barça se apaga.
Es del todo inaceptable el rendimiento de Pau Ribas, y además insospechado. Su caída al final de la pasada temporada tras un esfuerzo titánico jugando de base y con verdaderas minutadas para un jugador que venía de una lesión de casi un año era lógica, pero tras el descanso veraniego y la renovación se esperaba que se pareciera al Ribas de la 17-18 y no al Navarro 17-18, que es lo que está ocurriendo. Habrá que darle algo de tiempo, pero por ahí se le ha empezado a ir la temporada al Barcelona, que ya va justo de talento exterior, así que Kyle Kuric está solísimo. Con este Pau Ribas el Barça no va a ningún lado, así que si en febrero el catalán sigue igual habrá que pensarse ir al mercado o empezar a darle algo de bola a Font por si a la hora de la verdad puede sumar y así no quemar a Kuric.
Tenemos que hablar de Kevin. Lleva dos meses en el equipo, ha de pasar un proceso de adaptación por el cambio de una propuesta como la de Zalgiris a otra radicalmente opuesta como esta de Pesic y además hay que darle crédito a su maravillosa pasada temporada, pero él ya es hora de que también empiece a dar algo. No se puede permitir el Barça que él pase de puntillas por muchos de los partidos. Está comportándose como un base solvente, pero hasta ahora poco más, porque no está mejorando el rendimiento de Ribas la temporada anterior ahí, y para tener un base solvente que dé un descanso de calidad a Heurtel no le pagas una gran ficha, pues con un Renfroe de la vida te sirve. Está tirando menos y peor que en Lituania, algo previsible, pero que lo haga de manera tan continuada y sin pesar casi nada en los partidos empieza a ser preocupante. Y gracias que Heurtel parece haber aterrizado tras un octubre muy flojo. Habrá que ver si crece Pangos, pero el temor de haber fichado al base equivocado de Zalgiris empieza a hacer acto de presencia…
Va tan justo el Barça de creatividad exterior que ya hay que pasar a los aleros, que ya se sabía que no iban sobrados de talento pero que estaban rindiendo sorprendentemente bien. Adam Hanga sigue haciendo su particular pretemporada y poco a poco va pareciéndose a lo que es y algo más, pues con el déficit que tiene el Barça en su backcourt Pesic le pide un extra de agresividad con balón. Ya ocurrió la temporada pasada y en esta el preparador serbio le da más bola a Adam, aunque francamente parece una locura que en ocasiones haga de base.
Jaka Blazic también fue muy discutido por una cuestión de nivel y perfil, pero suma siempre, juegue 19 minutos, 3 o 0. Él ha hecho mucho más llevadero el pésimo inicio de Ribas y la baja de Hanga, pero es de los que se van a caer cuando la dinámica colectiva sea negativa, lo que está ocurriendo ahora.La apuesta de apostar 100% por Claver en el “3” poca gente la veía, pero su rendimiento le está dando la razón a Pesic. En su permanente búsqueda de intensidad defensiva y agresividad en los dos lados ha encontrado en el valenciano un recurso clave. El equipo defiende muy bien con él en pista, ayuda en el control del rebote y además está siendo capaz de encontrar su espacio en el ataque blaugrana de la manera en la que él puede sumar, virtudes que parecía haber olvidado. Postear, atacar con mayor fiereza el rebote ofensivo, aprovechar su superioridad física contra cualquier par, provocar faltas…Claver en ataque había sido reducido a cortes y triples, y jugar tan lejos del aro le perjudicaba, pero es que tampoco tenía sitio dentro. Desde luego su temporada es un argumento para renovar y no sólo su DNI, pero al igual que Blazic es un jugador cuyo destino va unido al del colectivo, así que si el equipo se cae nuevamente a él se le verán las costuras.
Chris Singleton. Un jugador vale lo que los equipos estén dispuestos a pagar por él, pero su precio no señala el jugador que se quiere que sea. Aclarada está cuestión, que ya pasó con Hanga la temporada pasada, es evidente que al norteamericano hay que exigirle mayor regularidad. En cualquier partido y sin hacer nada del otro mundo se va con facilidad a los 12-14 puntos, los números que ha venido promediando en Panathinaikos, pero más que ganar partidos lo que tiene que conseguir es ser más consistente. Rebotear mejor, que su par no le destroce, que no descompase la defensa del equipo con instantes de apatía o despistes, que meta el tiro de Gran Canaria y que no haga valoraciones en negativo. Si a Singleton se le pide que lidere el ataque culé sólo por el hecho de que cobra 1.6 será contraproducente, pues cuando se le pide que haga más de lo que puede llega la ansiedad y las malas decisiones.
Es evidente que el ecosistema que se ha encontrado en Barcelona es distinto al de Atenas o Krasnodar, y que estar atado al “4” con un center permanentemente en la pintura le perjudica porque le pone un cerco a su juego, lo que propicia que su juego quede reducido a cara el aro, y por ahí no está claro que el cambio Moerman-Singleton haya sido tan sustancial. Para lo que está haciendo era mejor quedarse a Moerman, pero hay que confiar en que consiga ser más regular desde ya y puntual en las grandes citas. Eso sí, esos días en los que Nemanja Bjelica buscaba equipo en Europa seguro que ya están persiguiendo a muchos culés.
Oriola era otro de los que preocupaba al inicio de la campaña, pero ha empezado a sumar y a parecerse al jugador que se vio la temporada pasada. Esa pareja que propone a veces Pesic Oriola-Singleton habrá que seguirla de cerca porque puede ser interesante en determinados contextos y donde los dos pueden beneficiarse. Los dos tienen mucha movilidad, Oriola rinde mejor como “5” saliéndose al “4” y a Singleton justo lo contrario, por lo que pueden llegar a complementarse muy bien pese al déficit físico que tienen ante interiores más pesados.
Acabamos con el pívot. Menos mal que se renovó a Ante Tomic, porque sería inimaginable ahora mismo un Barça sin el croata. Con sus mil defectos, pero no se podía permitir perder el club una realidad como la que supone el de Dubrovnik, sobre todo porque ya empezamos a descontar los meses que le quedan a Seraphin en el Palau. Probablemente sea una combinación de su delicada rodilla y su incapacidad para leer el juego, pero el francés parecía que no estaba en disposición de sumar más allá de momentos muy puntuales. Ahora ni eso. Pesic tampoco parece estar dispuesto a perder tiempo con él, lo mismo que con Artem Pustovyi, aunque con el ucraniano quizá no le quede más remedio. Ante Tomic empieza a estar otra vez peligrosamente solo, con dos suplentes muy desactivados.
Es difícil calibrar cuál puede ser el mejor nivel del Barça esta temporada. Probablemente esté cercano a lo que ya hemos visto, pero cualquier mejoría pasa por ver mejores versiones de Pangos, Singleton y Ribas. El equipo de Pesic atravesó un calendario muy complicado y salió vivo, pero se ha caído y ahora mismo está tocado y hundido, sin interrogantes. Si hay posibilidad de resurrección que lo demuestren esta noche y en Vitoria.
PD: El Barça perdió en Málaga.