Un problema de planificación
Una de las posiciones que más cambió el verano pasado fue la del central. Se marcharon Yerry Mina al Everton y Marlon al Sassuolo, y en su lugar llegó Clement Lenglet, que se ha destapado como una de las grandes sorpresas de la temporada.
Sin embargo, a pesar de que su historial de lesiones recomendaba lo contrario, el club decidió quedarse con Thomas Vermaelen, que pasaría a ser el cuarto central del primer equipo. Sobre el papel, a inicios de curso Piqué y Umtiti formarían la pareja titular, Lenglet se convertiría en la primera alternativa a ambos y Vermaelen quedaba relegado a un papel de emergencia.
Las lesiones, un escollo
Su experiencia y buen rendimiento fueron sus avales principales. Pero seamos claros: el problema de Vermaelen nunca ha sido de talento ni de nivel. Siempre que ha estado en forma ha sido útil para el equipo, tanto en la etapa de Luis Enrique como en la pasada temporada con Valverde, cuando le tocó cubrir la baja de Umtiti entre finales de noviembre y mediados de enero.
Sin embargo, el número de partidos de Vermaelen con el Barça en sus cuatro temporadas en el primer equipo son muy bajos en comparación con el resto de centrales. El belga siempre ha tenido problemas musculares que han lastrado su regularidad competitiva, llegando a acumular muchos meses de baja consecutivos, como sucedió en su primera temporada, que debutó en Liga en la última jornada.
Por lo tanto, ¿era apto Vermaelen en verano para el rol de cuarto central? No somos pocos los que pensamos que Marlon – por poner un ejemplo rápido – era, sobre el papel, un jugador más adecuado para el puesto. Si a alguno de los tres centrales titulares le sucedía algo – como ha acabado pasando con Umtiti –, automáticamente el Barça pasaba a depender en demasía del estado físico de Vermaelen.
Murillo, consecuencia
El fichaje en forma de cesión de Jeison Murillo, oficializado este jueves por la tarde, es la consecuencia, en definitiva, de una mala gestión de la secretaría técnica sobre la posición de central. No hay dudas acerca del nivel ni la adecuación de Piqué, Umtiti y Lenglet, pero una temporada a nueve meses con tres partidos por semana demanda de una plantilla con prácticamente posiciones dobladas y, sobre todo, cuatro centrales competitivos en todo momento.
El colombiano, pues, viene para cubrir el rol mixto entre tercer y cuarto central, en función del estado a medio plazo de Umtiti, que a día de hoy es una incógnita. Cedido por el Valencia por poco más de un millón de euros – y con una opción de recompra de 25 –, Murillo deberá demostrar que tiene cualidades para adaptarse al juego de posición azulgrana y su éxito dependerá, en gran medida, de si lo consigue.