Cuestión de fiabilidad
Casi un año ha pasado desde que el Barcelona Lassa se presentara en Gran Canaria para la disputa de la 82ª edición de la Copa del Rey. Lo hacía en estado depresivo tras otro proyecto fallido, con el abuelo Pesic a la cabeza y con el objetivo de hacer un papel digno en la competición. Lo que se logró y cómo se logró no entraba en los planes de casi nadie, así que si se ganó entonces nada impide pensar que se puede revalidar el título.
La temporada hasta ahora está por encima de las expectativas. Líder ACB con dos victorias de ventaja sobre el RM y luchando por esa 4ª plaza Euroliga por detrás de los tres tiranos del continente. Pero ahora llega la hora de la verdad. Hace un año pocos se esperaban a ese Barça, pero ahora sí se le ve venir, y además tendrán que lidiar con la presión de a quien todo el mundo espera, y más tras el sorteo. La Copa es un torneo imprevisible donde a un partido todo es posible, pero empezar el jueves, gozar de ese día más de descanso y evitar hasta la final a Real Madrid y Baskonia es algo que todos los culés hubieran firmado. Valencia está peor que otros años, pero es un equipo que sabe competir y sabe ganar, así que para un debut no es un rival deseable.
¿Cómo llega el Barça?
El Barça llega raro. El cansancio está empezando a hacer mella en un equipo que se ha autoimpuesto una exigencia alta para lograr los objetivos este año, por lo que la duda de si Pesic y los suyos están gestionando la plantilla de la mejor manera posible para llegar bien a abril sobrevuela en todo momento. Desde fuera la sensación es que el equipo va al límite de sus posibilidades desde el principio, con el temor de que falte impulso en los momentos importantes.
No obstante, Pesic lleva semanas cuidando el juego exterior, consciente de que ahí sí que necesita a todos al 100%. Tras unos meses muy buenos Thomas Heurtel ha bajado su nivel y el técnico le ha dado más minutos y galones a Kevin Pangos, que además está respondiendo. Está reduciendo pérdidas, conectando mejor con sus compañeros y mejorando sus porcentajes, así que el Barça llega a Madrid con una distribución de minutos de sus bases más lógica que hace unas semanas. El canadiense desde el quinteto, Heurtel esperando en el banco y de vez en cuando compartiendo minutos.
Esta es una situación condicionada por el mal momento que vive el equipo en el puesto de “2”. Después del gran impacto que tuvo su regreso en el equipo Pau Ribas bajó su nivel y, sin lesión oficial, volvió a desaparecer de la rotación. Es de suponer que haya sido sólo una pausa antes de lo que se viene, la Copa y cuatro partidos de Euroliga (Baskonia, RM, Efes y Fenerbahce) absolutamente definitivos. Pesic está mimando a Ribas y no le ha quedado otra con Kuric, absolutamente desconocido desde hace bastante tiempo. El escolta de Indiana no encuentra el sitio y tampoco el acierto, pero ante la ausencia del “5” ha tenido que volver a la rotación y le está costando. Era de esperar que bajara su nivel tras un gran comienzo de temporada, pero es que ahora mismo está irreconocible y es fundamental.
Este problema en el escolta no ha sido tan dramático por Jaka Blazic, cuyo fichaje ha sido indiscutiblemente un acierto si tomamos como cierto eso de que no había dinero para más. Da igual que juegue de “2” o de “3”, que salga en el quinteto o desde el banquillo, si juega 3’ o 18’… El esloveno siempre está. Con él al lado de uno de los dos aleros el equipo es muy poderoso en la defensa exterior, y si además está acertado en ataque pueden suceder cosas como lo que ocurrió en el primer cuarto en El Pireo.
Puede ser la Copa de Adam Hanga. El húngaro se sabe importante en el equipo, pero necesita refrendarlo con una actuación individual digna del mejor jugador de la sección. Cuidado con esa ansiedad, no sea que se vuelva en su contra. Pesic le ha dado galones y le pide iniciativa y agresividad de cara al aro, pero a veces lo confunde con hacer de más. La Copa que hizo el año pasado fue de un enorme nivel, pero al final los titulares se los acabaron llevando otros. Ahora se siente más importante que nunca.
El otro hombre a vigilar es Chris Singleton. Al americano se le fichó por muchas razones, pero la principal fue para que en findes como este sea uno de los que den un paso al frente y no le queme el balón. Hasta ahora su rendimiento ha sido decepcionante, y prácticamente sólo su gran partido en el ya mencionado partido en El Pireo es argumento para creer en él. Era un partido vital tras dos derrotas seguidas, en una pista complicada y con un aliciente especial para él, así que respondió. Hay que creer que la Copa le va a motivar igual. Seguro que no va a estar bien en los tres partidos, pero en alguno el Barça lo va a necesitar y él debe acudir.
Porque la fuerza de los de Pesic reside en el colectivo, pero es verdad que acude al WiZink sin un jugador en un pico de rendimiento alto, como sí lo lleva el Real Madrid con Randolph, por ejemplo. En una competición que es muy de momentos es un hándicap, aunque es de esperar que, un día Tomic, otro Hanga y quizá otro Heurtel se echen el equipo a la espalda, como lleva ocurriendo toda la temporada, por otra parte. Lo deseable, en cualquier caso, es que dentro de la coralidad alguien emerja.
Tiene cuatro días por delante el Barça para confirmar su fiabilidad primero y luego demostrar que le puede ganar al mejor en un partido importante. Hace un año el Real Madrid no se esperaba a los culés, pero este año sí va concienciado de ello, y cada vez que el Barça se ha enfrentado a un equipo superior esta temporada le han puesto en su sitio. De momento este Barça está puesto a prueba en carreras de fondo, pero toca testarlo a vida o muerte en 40 minutos. Que no sea la única vez que suceda esta temporada…