Los 14 “ochomiles” sin oxígeno

Las montañas son bellas, hermosas, majestuosas… Más antiguas que el propio tiempo. Aparecen de la nada y ser yerguen orgullosas, invencibles, sabiendo que dominan las tierras, que rozan la luz del sol y que son temidas y adoradas por los diminutos seres que la usan como refugio.

Alcanzar la cima de éstas siempre fue un reto para el ser humano, un anhelo de poder para nosotros. Los 14 “ochomiles” son las 14 cimas que superan los 8000 metros de altura, el reto de todo alpinista de élite. En el caso del filial, el reto del filial es la segunda división B, ¿el ascenso sobre esta y la consecución de la Liga 123?

La escalada

Pese a que el filial lleva toda la temporada compitiendo, conviviendo con la dureza (en el buen sentido) de la segunda división B, escalando y sudando cada metro (punto) que sube, lo de ahora es algo que va más allá.

A medida que asciendes, el oxígeno va decreciendo, los esfuerzos son más duros, te cansas antes. Esto, es un hecho totalmente constatable, que pasa siempre en la escalada, algo inherente a la propia naturaleza. En las temporadas pasan igual, en la división del filial culé no iba a ser menos.

Los equipos tan jóvenes, como los equipos de cantera, en especial el filial blaugrana, no son conjuntos de una fortaleza mental y madurez totalmente formadas, (casi) imperturbables, y es por ello, que los contratiempos y las malas rachas, se pagan y duro.

El Everest

Chomolungma, o “Madre del Universo”, es el nombre tibetano del pico más alto del planeta. El rival del filial, el At. Baleares, es el líder de la Segunda División, y no lo es por casualidad. El B se presentó en el estadio del líder dispuesto a alcanzar la cima, pero si encima lo quiere hacer sin oxígeno… el reto se vuelve aún más duro.

Riqui Puig y Carles Pérez fuera de las convocatorias, uno por acumulación de amarillas, otro por una inoportuna lesión que lo tendrá fuera 7 semanas. Las bajas capitales de ambos hombres fueron suplidas por Guillem Jaime como extremo derecho, pues Wagué volvía de sanción, y Monchu como interior zurdo.

El partido fue un infierno para el filial, aunado a unas condiciones climatológicas adversas, en especial, la peor de todas, rachas de vientos fuertes. El club de Palma, empotró literalmente al filial blaugrana durante los primeros 20 minutos (dinámica que se mantendría todo el partido), a través de una presión altísima y un juego directo muy difícil de defender. Marcos, el delantero, fue una piedra en el zapato, la capa de invisibilidad de Frodo, totalmente indetectable por los centrales.

Si algo es realmente duro para un central joven, es lo que precisamente hace muy bien un delantero veterano. Marcos tiraba desmarques de todo tipo, de ruptura, de continuidad, hacia izquierda, hacia derecha… Empezó a sacar a los centrales de posición e hizo el juego directo aún más efectivo. Su movilidad cortocircuitó hasta el mismísimo poderío de Araujo.

Ante esto, la pausa brilló por su ausencia, todo fue muy precipitado en pos de aprovechar una falsa debilidad en la transición defensiva del equipo de Palma. Por un lado, el equipo no encontró a Riqui, y esto se tradujo en la falta de su mayor cerebro y ecualizador del juego culé. Cuando el juego se aceleraba constantemente a través de los envíos largos y velocidad de Merveil, no hubo nadie que se parase, que atenuara las altas revoluciones de las que se impregnó el filial.

Riqui recoge la bola, la esconde, se orienta, se gira, acelera cuando debe y suelta cuando corresponde. Las conducciones de Riqui desde abajo hubieran sido un arma letal para el partido, alguien que atrajese y driblase, que soltase hacia afuera y que no buscase de manera directa la meta rival. Alguien que estableciese un campo base antes de llegar a la cima

El oxígeno

La baja de Carles para las próximas 6 jornadas (espero que menos o al menos no más) va a suponer un duro palo. Carles ejercía de triple amenaza, amén que su ascendencia en el juego y función era casi la misma que Puig, la de elegir para poder matar.

Sin el extremo diestro, el filial se queda sin un jugador que aporta 3 cosas muy importantes, amplitud, regate y determinación, pero hay algo muy importante que está perdiendo sin él, y es su capacidad y lectura del juego. Carles protege de espalda, aguanta, estira y atrae a su rival hacia dentro o hacia afuera, y es capaz de hacer avanzar al equipo entero. Pérez le da tiempo al equipo, cuando este lo necesite, para que el resto avance y se junte, para que Wagué pueda rajar por fuera.

Con la baja de Carles, el equipo tuvo muy difícil explotar la debilidad del rival, alguien que pause por fuera, alguien que amenace el entre líneas. Sin Carles, el equipo pierde a su mejor jugador, su mejor goleador, su botella de oxígeno.

Los “ochomiles” y el K2

El filial tiene ante sí, un reto muy duro, algo que es tremendamente difícil para cualquier equipo, máxime cuando eres un equipo repleto de canteranos. La madurez, la fortaleza mental y el nivel que te exige la competición, no solo su fase regular, es algo que pocas veces se mantiene la mayor parte de la temporada.

El monte K2 no es la cima más alta, pero si la más difícil, aquella donde hasta un 25% de los que lo intentan mueren. El final en este caso no sería tan trágico, pero el K2 sería para el alpinista, lo que para el canterano sería la consolidación en el primer equipo. Y como dijo Ed Visteurs, “la cima es solo la mitad del camino”, dejemos que los chavales hagan cima, ya se les exigirá mucho más, porque esto, es solo la mitad del camino, y aunque ahora les falte la botella de oxígeno, esperemos que no se ahoguen por con camino. Tendrán que escalar los 14 «ochomiles», pero por el momento, disfrutemos de su escalada, esperemos que el verdadero oxígeno se lo aporte el club.