El centro del campo del futuro

El viernes pasado trascendió una noticia que dejó a todos los aficionados azulgranas helados: Arthur Melo se lesionó el bíceps femoral de la pierna izquierda en un entrenamiento y estará entre tres y cuatro semanas de baja. El brasileño, que en apenas medio año se ha convertido en un jugador insustituible, es una de las bajas más sensibles que ha padecido este año el Barcelona, dado que no hay más centrocampistas de su perfil en el equipo.

Esto pone de relieve el principal problema en la planificación deportiva que diseñó el club el pasado verano. Arthur es apenas el único centrocampista de base, capaz de aportar ese punto de creatividad necesario para mover el equipo de un lado a otro y dar sentido a la estructura táctica a través del juego de posición. De ahí que tanto el fichaje de De Jong como las apariciones de Aleñá y Riqui Puig hayan sido tan celebrados: su presencia en el primer equipo aportará nuevas alternativas a la idea de juego azulgrana.

El del holandés fue uno de los culebrones del año, y con razón. De Jong es un fichaje estratégico, ya que es un jugador con las virtudes futbolísticas que encajan a la perfección en el estilo de juego, el gran legado de Johan Cruyff. En la línea de Arthur, Frenkie profundizaría en la idea de dominar los partidos a través del balón y para ello se necesita un medio campo repleto de talento.

Mientras que Carles Aleñá es de un corte más vertical que Arthur y De Jong, Riqui Puig forma parte del mismo patrón. Bajo el mando de García Pimienta en el filial, el mediocampista del filial está desarrollando buena parte de su potencial y no son pocos los que piden presencia en el primer equipo – que no debería tardar en llegar.

El de Matadepera destaca por su buena orientación del cuerpo a la hora de recibir el balón, da continuidad a la circulación del balón y cada acción tiene una intencionalidad clara que permite desarrollar el juego de posición con extrema naturalidad.

La presencia de este tipo de jugadores en la plantilla, prevista para el curso que viene, soluciona en buena parte la mala planificación deportiva de esta temporada. Que Arturo Vidal, un jugador que ha hecho carrera en el fútbol de élite pero que está a las antípodas de lo que representa Arthur, sea el principal sustituto del brasileño en el campo es, cuanto menos, incoherente. Hay demasiada diferencia entre un Barça con Arthur y otro sin él: solo el futuro dirá cuan trascendente será su baja este mes de febrero.