Con la temporada a punto de entrar en su último tercio, con los títulos ya en juego y la exigencia competitiva más al límite, los equipos y los clubes perfilan ya las incorporaciones y descartes de cara a la próxima temporada, con lo que Éric Abidal tendrá que hacer sus deberes. En el caso del Barcelona se están comprobando certezas y algunas carencias remarcables que han sido una constante a lo largo de una campaña irregular pero solventada con eficacia hasta ahora y con tres títulos en liza.

Como en esta vida no todo es perfecto es momento de empezar con las carencias y los deberes que deberá acometer la dirección deportiva el próximo verano o a más tardar en dos o tres años. Cabe añadir que en este negocio, en este circo, en el que todo es tan volátil planificar con exactitud resulta hasta absurdo y es evidente que pueden haber sorpresas que obliguen a los responsables a tomar diferentes decisiones a lo largo de los próximos meses.

Aún así, se puede considerar que una de las posiciones en las que es planteable una incorporación a corto plazo de cara a reforzar la plantilla es la del lateral izquierdo. Siendo Jordi Alba el titular indiscutible en la posición, por nivel (elevado) y por escasa competencia (no hay otro especialista en el primer equipo) va a cumplir 30 años en los próximos días. Resulta evidente que tras su renovación que le asegura una prejubilación bien remunerada el defensa será importante en la planificación pero también que el club debería plantear que haya alguien preparado para tomar el relevo si el propio fútbol lo termina exigiendo.

Otro caso es el de los centrales. Piqué se encuentra en uno de sus mejores momentos a lo largo de su carrera y a su lado Umtiti (si se recupera bien de sus lesiones) y Lenglet conforman un terceto de zagueros de primerísimo nivel. Tres futbolistas que deberían dar paz y descanso a la dirección deportiva y plantear no incorporar a nadie en esa posición e invertir el dinero en otras zonas del campo. Otro aspecto a tener en cuenta es la edad de Piqué (32 años) y el estado físico de Samuel. Si el primero decayera y el segundo no recuperara su mejor nivel el club se podría encontrar en una situación en la que sólo uno de ellos, el menos talentoso pero hasta ahora sobrio y solvente, rindiendo a la altura exigida. En resumen, se pueden vislumbrar dos escenarios tan distantes que obligaría al club plantearse seriamente si el acometer una operación de alto coste para reforzar la parcela y si valdría la pena invertirlo en el potencial de De Ligt.

Busquets, De Jong y la cantera

En la medular se ha fichado a Frenkie de Jong para reforzar el centro del campo, lo que en primer lugar se plantea ya la titularidad indiscutible de Sergio Busquets después de una década siendo el mediocentro del Barça. Con el holandés, el rendimiento de Rakitic, la explosión de Arthur y la jerarquía del de Badia Éric Abidal y la dirección deportiva podrían simplemente complementar estos roles con la presencia de jugadores del filial con potencial como son Aleñá y Riqui Puig. Cabe añadir a Arturo Vidal, que está cuajando una buena temporada como revulsivo.

En la delantera la situación es más compleja. Messi a parte, el club puede barajar desde no reforzar en demasía la delantera (Suárez está manteniendo unos registros goleadores interesantes) y dar más confianza a Ousmane Dembélé y Coutinho hasta prescindir de alguno de ellos (principalmente el brasileño por la falta de rendimiento en el último tramo de la temporada) para acometer un refuerzo de primer nivel.

En cualquier caso, Abidal y Valverde tendrán trabajo de cara al desarrollo de un proyecto tan exigente como es el del Barcelona.