Renacimiento
No sabía muy bien de qué hablar hoy, y no será por falta de temas que rodean al Barça. Si todavía hay posibilidades de 4ª plaza Euroliga, si el equipo responderá en el clásico del domingo, para qué se ficho a Pustovyi, el bajoncito de Heurtel durante las últimas semanas, la buena pinta que tiene Smits o de futuro, mismamente. Pero es de justicia hablar por fin de Víctor Claver.
HNo lo ha tenido fácil el valenciano a lo largo de su carrera deportiva. Desde que llegó al primer equipo de Valencia Basket tuvo que lidiar con la presión de un aventajado de 2.07 con un talento y una coordinación especial, además de unos años de poca estabilidad en el banquillo taronja a pesar de los buenos entrenadores que pasaron por allí (Katsikaris, Spahija, Perasovic o Pesic). Con varias lesiones de por medio la sensación de cierto estancamiento parecía un hecho a excepción del año de Pesic, donde encontró una mayor regularidad.
No fue fácil el salto a la NBA tampoco. No eligió buen equipo y tampoco un buen momento. No estaba preparado y su paso por la mejor liga del mundo respondió a las expectativas. Esas tres temporadas en USA y sus veranos con la selección le granjearon esa fama de agitatoallas que le acompañó durante mucho tiempo. Casi le tocó reinventarse, y lo tuvo que hacer lejos de casa. Valencia Basket frustró su fichaje por Baskonia y firmó por Lokomotiv Kuban, que se fijó en él tras unos meses anteriores en Khimki.
Allí se encontró tranquilidad, a Bartzokas, un equipazo (y más viéndolo con perspectiva) y un contexto ideal para “volver” al baloncesto de élite. A caballo entre el “3” y el “4” complementaba a las grandes individualidades del equipo de Krasnodar defendiendo, reboteando y aprovechando las ventajas que generaban sus compañeros. Era hora de volver a España. El Barça se lanzó a por él para darle el capricho a Bartzokas, porque buscaba un perfil así para complementar a Doellman y ya de paso sumaba un cupo de valor a la plantilla.
No hace falta comentar mucho de las etapas de Bartzokas y Sito Alonso, temporadas en las que Claver tuvo algún buen momento, pero que de no ser por el tercer año de contrato que tenía firmado seguro que el club se hubiera planteado su salida. Y entonces apareció Pesic. La lesión de Seraphin y la presencia en plantilla de dos grandes aleros como Hanga y Sanders no impidieron vislumbrar el plan que tenía el técnico serbio para Claver, que jugó de “3” y de “4”, pero para la II parte del proyecto, uno enteramente del balcánico, la apuesta por el Claver alero es indiscutible.
En su apuesta por un baloncesto más académico y purista Svetislav Pesic ha vuelto al Claver de sus inicios, ese que desde su exuberancia física podía ser importante defendiendo, reboteando y luego marcando diferencias respecto a sus pares. El valenciano está respondiendo tan bien que seguramente esté siendo el mejor jugador culé esta temporada, o al menos el más regular. Más que Heurtel, Tomic o su compañero de posición Hanga.
Con el “30” en pista el equipo defiende mejor, sobre todo cuando le acompañan en el juego exterior Hanga o Blazic. Casi le da igual emparejarse con el alero rival o con el escolta, Claver es una lapa. Se lo nota además que está disfrutando de la empresa que le ha encomendado Pesic, pero no todo se reduce a su actividad en su propio lado de la cancha.
En ataque el técnico balcánico le ha exigido una mayor agresividad y Claver está respondiendo también ahí. Llevando al poste bajo a su par para sacar provecho de su físico y anotar o sacar faltas, donde su más de 80% de acierto desde la personal le están convirtiendo en uno de los jugadores más fiables del equipo en esa faceta. Como el equipo defiende es capaz de correr, y ahí en transición Víctor Claver es difícil de frenar. Y está tirando con más convicción. No especialmente mejor (en T2 en Euroliga sí), pero se agradece esta versión algo más descarada y agresiva del valenciano en ataque. No es el jugador que en su día se le presuponía cuando apareció en la élite, pero sí uno de incalculable valor para el Barça y que, en cierto modo, representa a este equipo de Pesic.
Svetislav Pesic le ha convencido y él se lo ha creído. Y eso que la planificación a principio de temporada se puso en duda, entre otras cosas, por la no llegada de un sustituto de Sanders y las dudas de Claver a tiempo completo en el “3”. Y no pisa el puesto de ala-pívot, ni siquiera cuando ha habido problemas en el juego interior. Como el martes, cuando con Seraphin fuera de juego (también Hanga) prefirió apostar por Rolands Smits como “4” que mover al valenciano. Esta acertada apuesta por Claver de alero hay que adjudicársela enteramente a Pesic, que vio algo que poca gente veía ya a estas alturas de la carrera de Claver, y en cierto modo le ha cambiado la carrera cuando va a entrar en su recta final.
Hace unos meses el debate era si se debía renovar a Claver o no, o en todo caso renovarle por su condición de cupo pero en unas condiciones económicas más modestas. Cómo ha cambiado la historia. Ahora el Barça tendrá que rascarse el bolsillo para retenerle. Y se merecía una temporada así Víctor Claver, ninguneado y criticado hasta la saciedad (también por el que escribe estas líneas) desde todos los lados. Le ha dado la vuelta a la situación él, pero este renacimiento no hubiera sido posible sin Pesic.