Philippe Coutinho fue y ha sido especialmente criticado durante los últimos meses desde el entorno mediático culé. Con una versión de Ousmane óptima y dando un rendimiento, el francés, importante y decisivo para el buen devenir del equipo a lo largo de la temporada, el nivel del brasileño no ha sido resaltado y la falta de gol del ex del Liverpool, determinante para la fácil salida del tóxico entorno, criticar a Philippe dando igual su partido y participación.

Siendo cierto que Coutinho ha jugado mal una fase de la temporada, algo jamás visto en este deporte el que un futbolista decaiga en su rendimiento en una fase del año, no quita que una temporada son 9 meses y que, virtudes y defectos a parte, el análisis debe incluir las cifras (el gol va caro y determina partidos) y también la aportación del jugador al juego del equipo.

Philippe fue importante en la eliminatoria vs United por su capacidad de recepción y pausa desde la banda y por, a veces, ofrecer una versión de centrocampista en la delantera o de delantero desde el centro del campo, dando un plus de dinamismo ante el Manchester. El gol, definitivo pero no decisivo, fue simplemente un detalle más dentro de una eliminatoria notable en su haber.

Rivaldo y Figo

El futuro del futbolista lo marcará cómo acabe la temporada, la planificación y enfoque que le quiera dar la dirección deportiva y si se podría encontrar en el mercado a un futbolista mejor más barato y con un menor salario que el percibido por el astro brasileño. También es muy del tóxico entorno culé el querer contraponer a un gran jugador con otro que compite en posiciones o zonas similares. En su día ya pasó entre Rivaldo y Figo (¿recuerdan aquello de a quién se debía renovar antes del verano regalado por Núñez, Gaspart, Figo y Florentino Pérez?).

Entonces, rendimiento corto placista en mano, el líder y emblema del equipo y del aficionado era el portugués. Entonces, en un club inmóvil y perdido sin rumbo alguno, se llegó a plantear traspasar a Rivaldo para afrontar la renovación al alza de Figo. En ningún caso, y ese fue el error, se pretendió mantener a ambos y reforzar al equipo para dar mayor competitividad a un grupo que rindió por debajo de sus posibilidades en el último año de Van Gaal. El resultado fue el siguiente: Figo se fue saltando por la ventana, el presidente renovó a precio de oro a Rivaldo, el proyecto se fue cuesta abajo sin frenos y todo aquello que se construyó en la etapa Van Gaal no sirvió para nada más que para perder dinero y prestigio.

La situación, hoy, afortunadamente no parece tan dramática ni catastrófica como fue aquél fatídico verano del 2000, pero el deber del club es mantener y conseguir que Ousmane Dembélé y Philippe Coutinho rindan y aporten su mejor fútbol juntos y lo hagan con Messi y Suárez o el 9 que Valverde o Abidal consideren oportunos. El techo más alto del equipo es siempre con los buenos sobre el césped, no descansando y rotando como si fueran canteranos recién subidos al primer equipo.