Chapurreando neerlandés
La escuela holandesa y en concreto el Ajax, siempre estarán ligados a la historia de este club, hasta el punto que el aficionado local considera fichajes provenientes de dicho equipo de la Eredivise, casi tan cercanos a nuestra idiosincrasia, como podrían ser futbolistas procedentes de la manida Masía.
Ya confirmada la llegada de uno de sus mayores talentos, Frenkie De Jong, y barajándose la de otros dos excepcionales futbolistas como son De Ligt y Van de Beek, el barcelonismo celebra sus llegadas como de títulos se trataran, generando más ilusión los mismos, que si de jugadores contrastados y diferenciales a nivel mundial, como podría ser el del propio Griezmann, se tratara.
Para el hincha de fuera esa simbiosis entre el club catalán y el holandés, podría ser difícil de entender, pero es algo que el aficionado culé ha mamado desde pequeño y por eso ya ni se lo pregunta; ambas instituciones están hermanados gracias a la persona que más ha hecho por ambos en su época moderna. Que más ha tiznado su fútbol de un entender especial de este deporte. Diferencial. Un camino compartido por ambos que, con sus matices, siempre tuvieron el buen trato del balón como bandera y el sometimiento del rival a través de la pelota. No era necesario ser el más alto, fuerte y rápido, pero sí que el esférico se moviera más y mejor entre sus botas que entre las del rival.
Para entender esta relación habría que remontarse unos cuarenta y siete años cuando Rinus Michels, el mejor entrenador del Siglo XX e inventor del fútbol total, entraba a formar parte del cuerpo técnico del Barça, proveniente, como no , del Ajax de Amsterdam. El laureado entrenador holandés disfrutó de dos etapas en el club, la primera de ellas en el 71 y la segunda en el 76. Fue en su primera etapa donde coincidió con el holandés volador, Johan Cruyff que marcaría la personalidad azulgrana hasta llegar al Barça actual. Haciéndole un equipo diferente y sobre todo ganador, pero siempre desde una estética brillante que le distinguía allá donde rodase el balón, siempre a ras de hierba.
En aquella época, no solo se juntaron el mejor entrenador y jugador del momento, sino que también Neeskens, otro futbolista que marcaría el fútbol de aquel memorable Barça, ya teñido de naranja para siempre, formaría parte de esa plantilla, brutal en dichos años setenta.
A partir de aquella época brillante y sobre todo cuando el flaco dirigió desde el banquillo al equipo azulgrana, allá por el 1988 hasta el año 1996, viviríamos un antes y un después para la historia del club, obteniendo en el aquel inolvidable 1992, la ansiada, merecida y siempre esquiva, Copa de Europa. Esto marcaría la personalidad de este equipo en los siguientes años, hasta el día de hoy y siempre que de buscar referencias y volver a los orígenes se trata, se mira hacia la bonita ciudad de los canales holandeses.
A veces era para buscar un entrenador, como fueron los casos de Van Gaal y de Rijkard. Otras jugadores de referencia, como Ronald Koeman, Patrick Kluivert, Frank de Boer, Edgar Davis, Mark Overmars, Philippe Cocu, Van Bommel, Witschge, Hesp, Reiziger, Bogarde, Zenden, etc… algunos con mayor éxito que otros, pero qué duda cabe, que todos ellos jugadores de referencia mundial y que nunca o casi nunca fueron intrusos para el aficionado local.
Repito, seguro que es complicado para el aficionado de cualquier otro equipo entender el cordón umbilical que unió en su momento y ya quizá para siempre, ambas ciudades, ambos entornos, pero para nosotros Frenkie y quizá alguno de sus compañeros de fatiga los últimos años, entrarán a las tripas del Camp Nou para sentarse en un vestuario que, probablemente ni ellos entiendan cómo, pero les resultará familiar. Nosotros mientras tanto ya nos frotamos las manos con saber que disfrutaremos de lo que estas estrellas en ciernes han aprendido en un cesped húmedo del centro de Europa, como si de un campo soleado de la masía vecina a su nuevo estadio se tratara, en neerlandés, castellano o en catalán…