Por @penflexiones

Desde hace unas temporadas La Masía era más veces noticia por la marcha de jóvenes perlas a otros clubes que por los éxitos deportivos. Había dudas fundadas sobre si se estaba dejando a un lado el modelo que la hizo famosa, y parecía que el ascensor al primer equipo se había averiado. Es por eso que se notaba cierto desánimo por parte del aficionado en relación a lo que había sido motivo de orgullo máximo y uno de los pilares fundamentales de la filosofía del club.

Esta temporada la situación ha cambiado radicalmente. Primero por las renovaciones complicadas de las dos joyas de la corona: Fati y Moriba que servían de continuación a la de Riqui Puig el verano pasado. En segundo lugar por el relevo de Pep Segura, que era visto como el culpable de la desviación conceptual que había sufrido la academia blaugrana. Pero si un acontecimiento ha sido ilusionante para el aficionado culé en clave cantera, éste ha sido la vuelta a casa de Víctor Valdés para dirigir al juvenil A.

Y es que todos vemos a Víctor como una leyenda azulgrana. El portero del mejor equipo que hemos disfrutado. Seguramente el mejor guardameta de la historia del club. Pero no sólo vemos eso. Cuando miramos a Valdés, con esa personalidad tan marcada, con ese carácter especial y con ese discurso arrollador vemos algo más. Porque él es como ese chico conflictivo del instituto en su moto, con su cara de malo y su sonrisa seductora que cautiva a todas. Valdés es cautivador, es líder, es carisma.

Así, el sociólogo Max Weber definió el Carisma (de la palabra griega que significa “obsequio”) hace más de un siglo como “cierta cualidad en la personalidad de un individuo, la cual lo separa de la gente común y hace que se trate como si estuviera dotado de  poderes o cualidades supernaturales, sobrehumanas o, al menos bastante excepcionales. Weber planteó que el liderazgo carismático era uno de varios tipos de ideales de autoridad.

Otro autor que consideró el liderazgo carismático fue Robert House, según la Teoría del liderazgo carismático de House, los seguidores atribuyen habilidades de liderazgo heroicas o extraordinarias cuando se observan ciertas conductas.

Las características de los líderes carismáticos son:

  1. Visión y articulación: tiene una visión expresada como una meta idealizada que propone un futuro mejor que el status quo; y es capaz de aclarar la importancia de la visión en términos que los demás son capaces de entender.
  2.  Riesgo personal: dispuesto a correr riesgos personales, a incurrir en costos elevados y a aceptar el sacrificio propio para hacer realidad la visión.
  3. Sensibilidad ante las necesidades de los seguidores: perciben las habilidades de los demás y responde a sus necesidades y sentimientos.
  4. Comportamiento no convencional: adopta conductas que se consideran novedosas y contrarias a las normas.

Varios autores proponen un proceso de tres fases para desarrollar a los individuos para que tengan un comportamiento carismático:

  1. EL aura de carisma se desarrolla al mantener una perspectiva optimista, al utilizar la pasión como catalizador para generar entusiasmo y al comunicarse con todo el cuerpo y no solo con las palabras.
  2. Para atraer a los demás se debe crear un vínculo que los inspire a seguirlo.
  3. Desarrollo de potencial de los seguidores apelando a sus emociones.

Hasta el momento no podemos analizar la labor como entrenador del de Hospitalet en términos futbolísticos, pero todo lo que ha ido haciendo desde que volvió a Can Barça encaja como un guante en las definiciones de líder carismático. Cada intervención pública es una apelación al modelo y un llamamiento a seguirlo. Son siempre mensajes que despiertan ilusión tanto en el fondo como en la forma de expresarlos.

Ha creado un modelo propio, original y novedoso: el Futtack. Un tablero técnico-táctico con el que aborda prácticamente todas las posibilidades que ocurren en el juego. Corrió el riesgo personal asumiendo como propia la decisión de no disputar el partido por el tercer puesto de la Otten Cup, aludiendo a la protección de su grupo. Y, ¿qué decir de su mensaje público a Ansu Fati tras la convocatoria en el primer equipo? “Te deseo todo lo mejor en este día tan especial, piensa que al fin y al cabo solo es fútbol y gol! Disfruta del Camp Nou pequeño, que de bien seguro, si debutas, te llevará en volandas. Siempre fuerte y veloz, Ansu.” Un mensaje puramente emocional para uno de sus discípulos.

Con todo esto se adivina en Valdés un papel fundamental en la formación tanto futbolística como humana de los chavales en una edad complicada. Una edad a las puertas del profesionalismo en la que son muy comunes los cantos de sirena de otros clubes, por lo que contar con una leyenda del club con este liderazgo puede servir tanto para la formación como para la retención del talento.

Seguiremos con mucha atención su hacer esta temporada y será imposible no tener en mente su figura como el relevo cuando la etapa de Valverde llegue a su fin.