Convivir con el efecto Busquets

@Joanbarriach

El Barcelona del 2019-2020 aspira al triplete. Así lo ha reiterado Leo Messi en sus últimas apariciones en público mientras se recupera de su lesión. Sergio Busquets, el mediocentro titular del equipo y uno de los capitanes de la plantilla, seguirá siendo uno de los pilares fundamentales del proyecto liderado desde el banquillo por Ernesto Valverde. El de Badía, que ya ha empezado su undécima temporada en la élite, seguirá siendo el timón y el argumento ante cualquier vicisitud que se encuentre el conjunto azulgrana.

Para ayudar a Sergio estarán Arthur, que demostró en Pamplona que es un excelente futbolista, y Frenkie de Jong, que fue el mejor centrocampista de Europa el pasado año. Dos jugadores jóvenes, que aún han de jugar sus 10 mejores partidos de sus respectivas carreras, tomarán el rol de ayudar al auténtico jerarca de la medular del Camp Nou. A Sergio no se le discute.

Con Busquets en el centro acompañado de dos figuras legendarias como Iniesta y Xavi el Barcelona juntó, sencillamente, un mediocampo perfecto para lo que es y ha sido el club históricamente. La Masía llegó a generar a tres futbolistas perfectos para el sistema de juego que Cruyff empezó, Van Gaal evolucionó, Rijkaard lo editó y Pep Guardiola perfeccionó. El juego de posición con estos tres canteranos no era sólo la mejor opción, fueron la esencia de este deporte y este club durante un lustro con la participación de un tal Leo Messi.

Sin la compañía de Xavi, ya retirado, y con un Iniesta en su prejubilación dorada en Japón el de Badía es el único superviviente de esa idea. Con 31 años pensar que un jugador puede estar al borde de la retirada en una época en la que la medicina deportiva ha evolucionado tanto es absurdo; pero mantenerse en la ceguera de que 11 años ininterrumpidos en la élite, en un Barcelona, no pasa factura es otra.

El equipo culé ha vivido estos años una decadencia lógica, imparable y hasta sana con la marcha de algunas piezas clave del proyecto que empezó Guardiola en su día. Lógico, los años y las temporadas no pasan en balde para nadie y las facturas se acaban pagando. Con esta decadencia y la evolución o involución en la idea de juego que empezó Luís Enrique y acabó en Valverde el Barça jugaba y juega mal. Con Busquets siempre en su sitio, presente en la foto, el equipo no ha terminado de ser redondo, pero mediáticamente nunca fue culpa suya. Le abandonaron, se abandonó la idea que Pep perfeccionó y claro, así Sergio no podía brillar ni conseguir parecerse a ese equipo que enamoró.

Sus acompañantes entonces eran jugadores de un nivel técnico más bajo de los añorados Xavi e Iniesta. Rakitic o Paulinho, con Arturo Vidal y piezas como Gomes, Coutinho, Denis Suárez o Rafinha representaron aquello que privaba a Busquets de brillar en ese equipo. No era culpa suya, como va a tener un jugador culpa de una decadencia que castiga a todo el colectivo y a todos sus integrantes el bueno de Sergio. Si en algún caso el equipo mostraba una versión más alegre y positiva era gracias al mediocentro, que se erigía en la idea de ese fútbol y el estandarte del mismo que sobrevivía a tanto mediocre alrededor suyo. Nunca, en ningún caso, sus acompañantes tenían mérito.

Frenkie y Arthur deberán convivir con el efecto que consiste en que todo lo que salga mal será culpa suya y si sale bien será obra y gracia del vallesano, a pesar de haber demostrado ser dos jugadores con un tremendo potencial y un rendimiento exitoso ya en la élite, pero deberán aprender, convivir con Busquets será una prueba de supervivencia.