Regreso a la escena del crimen

Debuta esta tarde el Barça en la Euroliga en la dificilísima pista de Anadolu Efes, un duelo marcado por el recuerdo del enfrentamiento en cuartos de la edición pasada y que acabó con los de Ataman en la F4 de Vitoria. Fue una serie que se empezó a jugar antes, en aquel encuentro al final de la liga regular en el que se disputaba esa 4ª plaza, a la postre decisiva, y que otorgó a Efes el privilegio del factor cancha. Aquel día pasó algo que cambió la temporada para los dos equipos.

Una bestia despertó y agitó el panorama europeo como hacía tiempo no lograba nadie. Tras una temporada muy decepcionante Shane Larkin le metía 37 puntos al Barça y condenaba a los de Pesic a la 5ª posición. Lo que ocurrió después no se le escapa a nadie. El Barça fue incapaz de frenar al huracán Larkin en 1/4, se quedó sin F4, la depresión le costó el liderato ACB y esto desembocó en derrota en la finalísima ante el RM.

Larkin, que llegó a estar firmado por el Barça un año antes, hundió la temporada de los culés y sacudió el baloncesto turco. El norteamericano desesperó a Fenerbahce en la semifinal de la F4 y luego además le arrebató a los de Obradovic la liga turca, un título que Efes no ganaba desde 2009. Pudo ser todavía mejor de no ser por un CSKA que ya fue demasiado en la final de Euroliga. Y eso que Efes parecía tan lanzado que nadie parecía poder pararlos, pero Micic no tuvo un buen día y la profundidad de los moscovitas hizo claudicar a Larkin y su equipo.

Este año aspiran a dar un paso más, pero como lo que funciona no se ha de tocar siguen con la misma fórmula y el único elemento adicional es Chris Singleton, que viene a cubrir la ausencia de Moerman unos meses y hará las veces de comodín interior cuando el galo regrese. Él y Alec Peters encajan a la perfección en la idea de los bases de penetrar y doblar hasta encontrar a los hombres libres. Algo tan simple resultó casi indefendible para sus rivales la temporada pasada y en la presente intentarán prolongarlo. Tienen mejores jugadores, más tiempo de química y más confianza, así que los rivales deberán idear la fórmula de frenarles.

En la 18-19 Efes se mantuvo entre los 4 primeros toda la temporada regular con un Larkin muy apagado, gracias al descomunal trabajo de Micic como director y Dunston, Simon y Moerman como escuderos, así que fue llegar Larkin y llevarlos al siguiente nivel. Subrayar aquí el fantástico trabajo de Ergin Ataman, criticado con razón con anterioridad pero que ha formado un equipo fenomenal en muy poco tiempo. Porque el Efes que se encontró era uno de los peores de Euroliga, confeccionó a continuación una plantilla con muchas caras nuevas y desde el primer día se posicionaron arriba.

Recordando cómo llegó Efes a esos cuartos y cómo acabó luego la temporada sorprende la enorme resistencia que puso el Barça, que desde luego no contaba con la aparición de Larkin, o al menos no en esa magnitud. Aun así compitió, llevo la serie al Palau y tuvo opciones de meterse en F4. Lo hizo, eso sí, con una sensación de inferioridad más que evidente durante toda la serie. Ahora el objetivo con la nueva plantilla es que, llegado un duelo igual, el Barça sea quien marque el ritmo y sea más propositivo que reactivo.

Anadolu Efes no va a cambiar nada como colectivo y tampoco tiene pinta de que individualmente tenga un gran margen de mejora. Toda vez que Pleiss y James Anderson ya llevan muchos años de irregularidad y no se puede esperar mucho más de ellos, al que sí se le debe exigir más es a Rodrigue Beaubois. Quizá no regularidad, pero sí momentos de combustión más a menudo. Y es que si los rivales encuentran algún antídoto para la pareja Larkin-Micic puede que los de Ataman echen de menos algún refuerzo exterior que mejore a Dogus Balbay.

No ha tenido suerte otra vez el Barça en el comienzo de Euroliga con el calendario, con seis salidas en los ocho primeros partidos, pero es que si preguntabas en el Palau a qué rival evitar en el debut a domicilio seguramente hubieran dicho Efes. Porque vienen de ganar a Fenerbahce la Presidential Cup, porque ya se saben de memoria y porque vienen en un estado de confianza fantástico. Así pues, lo normal sería empezar con 0-1 esta Euroliga 19-20, pero el comienzo resultará vital en las aspiraciones culés y el Barça tendrá que ir creciendo como bloque mientras gana partidos. No puede ser de otro modo.