Encontrar un Barça de mínimos
Encaramos la recta final de noviembre y podemos decir, sin ningún temor a equivocarnos, que este Barça 3.0 aún no ha encontrado una estabilidad táctica mínima a la que aferrarse.
Al contrario que en las dos últimas temporadas en las que, gustase más o menos, el equipo tenía una identidad reconocible, el último curso de Ernesto Valverde al mando de la plantilla azulgrana está siendo cuanto menos desastrosa.
Los últimos volantazos tácticos del técnico cacereño así lo denotan, plasmados en la derrota frente al Levante (3-1), el empate en casa ante el Slavia (0-0) y las pírricas victorias ante el Celta (4-1) y Leganés (1-2).
Esta trayectoria irregular ha encontrado un hilo conductor en el juego paupérrimo del equipo, probablemente el peor desde que Valverde asumió la dirección técnica del FC Barcelona. Una irregularidad que viene de lejos y en la que encontramos su origen en la debacle de Anfield.
Desde entonces, el proyecto 3.0 da muestras de haber comenzado prácticamente muerto. Ni las incorporaciones de nivel en verano – encarnadas en las figuras de Frenkie de Jong y Antoine Griezmann – han podido revertir la inercia negativa en la que está sumida el club desde aquella terrible remontada.
Urgen cambios estructurales importantes, pero no parece que la Junta Directiva, a un año y medio de las elecciones, esté por la labor de tomar este tipo de decisiones a estas alturas de la temporada.
El ejemplo del Real Madrid
Partiendo de la premisa que, salvo debacle escandalosa, Valverde continuará al frente del banquillo azulgrana hasta final de temporada, el objetivo principal debe ser el de dar con la tecla para encontrar un Barça de mínimos.
Asumiendo los principales defectos de la plantilla, que son importantes y afectan directamente al potencial colectivo, falta encontrar una estabilidad táctica que permita consolidar roles y facilite sacar los partidos adelante.
Una cosa parecida que ya ha encontrado el máximo rival, el Real Madrid: con una propuesta más o menos atractiva, con jugadores de más o menos talento, el conjunto de Zinedine Zidane parece haber encontrado algo a lo que aferrarse y que le permite competir cada día un poco mejor.
La última buena actuación a la que agarrarse
Para encontrar la última actuación notable del conjunto azulgrana nos tenemos que remontar a mediados de octubre, cuando ganó de forma contundente en el campo del Eibar (0-3).
Curiosamente, aquel día los nuevos fichajes ofrecieron su mejor versión: Griezmann juntándose por dentro con Messi y Suárez, habilitando el carril exterior a Jordi Alba, apareciendo entre líneas y rompiendo al área cuando tocaba; y De Jong, partiendo del interior derecho con libertad de movimientos, siendo importante tanto en la base como en la ruptura hacia el área compensando al ’10’.
Pese a que el Eibar está completando su temporada más pobre desde que subió a Primera División, el juego del Barça fue más que notable y puede constituir una primera piedra de toque sobre la que construir una versión colectiva mínimamente competitiva.
Teniendo en cuenta el calendario que queda hasta final de año – Dortmund, visitas al Wanda Metropolitano y al Guiseppe Meazza y Clásico, entre otros – urge que Valverde dé con la tecla para encontrar un Barça de mínimos.