Por @13_danii

Este texto no tratará sobre la implicación de Piqué con el club, sus viajes a Estados Unidos o sus tuits sobre la Copa Davis. Tampoco contiene su nuevo número de télefono. Estas líneas intentan averiguar si, como cada año, el arranque de temporada de Gerard es fruto de un proceso o el comienzo del final del central más talentoso que ha dado el Fútbol Club Barcelona.

Desde que Luis Enrique le devolvió, textualmente, «las ganas de continuar jugando al fútbol», el catalán ha experimentado una particular rutina a lo largo de cada temporada. Arranques de año dubitativos que le permitían coger impulso para mantenerse otros 12 meses en la élite mundial, sembrando dudas sobre si volvería a ser el mismo cada otoño.

Tras una de sus mejores campañas a nivel individual, la 2019-2020 le está costando más de lo normal. Cerca de los 33 y con una estructura débil por delante que está siendo imposible de sostener para el zaguero, siendo Lenglet, en varias ocasiones, el más fuerte de la pareja.

Además del concepto global de estructura -al final, los problemas del equipo repercuten en la individualidad de cada futbolista- dos temas destacan en la temporada de nuestro protagonista; su acompañante y los planes de su entrenador. Me explico:

Si ya comentamos que, en más de un encuentro esta temporada, Clement Lenglet había sido el sostén de la retaguardia culé formando pareja con Piqué, dos de las mejores actuaciones en lo que llevamos de curso de Gerard han sido cuando a su lado se sentaba el maltrecho Samuel Umtiti. Ya sea por características del otro o por el tipo de rol que le toca ejercer al catalán según la relación, el francés le ha sentado mejor en este inicio de campaña.

Otro asunto que trae de cabeza al invitado estrella de La Resistencia es la forma de defender de su equipo. Si bien el ajetreado arranque sin Messi evocó un juego de posición más clásico, tratando de presionar muy arriba tanto la salida como la pérdida, el retorno de Leo (y de su sempiterno acompañante en la delantera) invitan al equipo a replegarse y vivir más junto sin balón. También la elección del mediocentro, pues por primera vez Sergio Busquets no parece la única alternativa al puesto, influye directamente en la forma de defender del conjunto culé.

A estas alturas de la película, el «3», al igual que tú en una fría noche de enero, vive mejor arropado. La experiencia y el talento le hacen dominar el área como nadie, sumando después en la salida siempre que el sistema se lo permita. Exhibiciones como la del Bernabéu la temporada pasada así lo demuestran, mientras que, con cuarenta metros a la espalda, el campo se le empieza a hacer muy grande al barcelonés.

Como cada noviembre, Gerard Piqué se enfrenta a su particular Set Point, momento en el que suele «despertar» de su letargo para asegurar el «0» en la portería azulgrana domingo tras domingo. Más le vale al Fútbol Club Barcelona, con uno de los cuartetos de centrales más precarios de la década, que el juego no caiga. esta vez, del otro lado.