Por @PapitoOscar

Las expectativas, cuando se habla de fútbol y por ende los sentimientos se entremezclan con las razones, eran brutales. Parto de la base que no es el estilo de este club sustituir al entrenador en medio de la temporada y por tanto, es complicado que dicha decisión salga bien y sobre todo, sea la correcta.

Pero si de lo que se trataba era de cambiar estados de ánimo, el objetivo parece conseguido. Si además empezamos a intuir, solo cinco entrenamientos después, cual es la idea y los conceptos que se quieren implantar, la parroquia azulgrana no puede estar más contenta; el fútbol del equipo vuelve a identificarse con el juego que todos esperamos que desarrollen nuestros jugadores. Más allá de que sea “bonito” es práctico, con este fútbol la victoria final está más cerca.

Partíamos anoche de un centro del campo que hubiera firmado el mismo Txingurri, pero que conceptualmente se vio anoche que se le demandaban otras funciones. Era muy difícil prescindir de Vidal, más cuando, pese a que muchos extremistas no lo entiendan así, es un tremendo futbolista. Y ayer fue uno de los que más cómodo se vieron en el terreno de juego, de los que más disfrutaron, pues entendieron muy bien su papel. Como contraste, acompañando a Busquets en ese centro del campo, estaba Rakitic. Suponemos que el croata jugaba más por veteranía y saber estar, que porque realmente haya comprendido bien el nuevo sistema de juego. De hecho fue el primer cambio y el que peor interpreto el fútbol que demanda Setién. Suponemos que Frenkie de Jong, Arthur o el mismo Puig estarán por delante de él más pronto que tarde.

Aun así, cuando de jugar sin balón se trataba, el equipo lanzaba una presión sistemática tras pérdida que recordaba a aquella que le hizo famoso con Pep: “Cinco segundos de presión loca al balón y, si no se recupera, todo el mundo vuelve a su posición”. Ya no era solo ver salta a Busi como una cabra y dejar su posición de medio centro a la intemperie. Conceptos, como digo, muchas ideas y conceptos que a todos nos son familiares.

Como el hecho de nunca rifar la pelota en salida de balón, pese a que una de las señas de identidad del Granada sea la presión alta. Un sistema compuesto por tres líneas escalonadas con Ter Stegen como pivote de las mismas, proporcionaba una salida limpia de balón a poco que la paciencia dominara al futbolista. Y ayer esa así, parecía un claro axioma en el fútbol de los equipos de Quique Setién.

La profundidad arriba de los extremos a pie natural intentaba buscar esa capacidad de llegada que el Barça de Ernesto adolecía y que quizá todavía se pueda indicar en el debe del actual juego del equipo. Parecía que el movimiento natural era haber empujado a ambos laterales rivales con un juego a pierna cambiada. Pero dicha opción solo se explotó con la entrada de Carles por Fati en las postrimerías del encuentro. Mientras tanto se pensó en ensanchar el campo con las llegadas de Alba por la izquierda, tan prolíficas como antaño, o bien las arrancadas de Ansu en su banda derecha.

Bien es cierto que se buscaba la aceleración en tres cuartos cuando tocaba, siempre de la mano del cirujano Leo y la carga en el área de Vidal. Pero quizá como digo es uno de los aspectos a incidir al igual que el balón parado, corners incluido, que todavía no reciben, lógicamente, el barniz del técnico cántabro.

Rescataría también en ataque la interpretación del dinamismo en ataque que pretende el técnico personalizado en Griezmann, el cual, dejando un lado a Leo, como siempre, me pareció el que mejor interpretó la nueva idea del técnico, además de Arturo.

Otra característica que Setién sí parece haber entendido como seña de identidad de este club tan especial, es el peso que los canteranos deben tener en su juego. Uno, porque implican un fortísimo nexo de unión entre la parroquia azulgrana y el once sobre el césped. Y dos, porque suelen ser los que mejor aplican estos conceptos que parecen volver a tomar protagonismo sobre el césped. No hay más que ver el aire que insufló Riqui Puig en su salida al campo y como este casaba con los conceptos que habíamos estado intuyendo durante los setenta minutos anteriores del partido.

De momento son solo ideas, conceptos, olores que transmite el equipo. Mucho para solo una semana del cambio, veremos si es solo la inercia de lo que queremos ver o si realmente es la apuesta real de este nuevo equipo que empieza ya a ilusionarnos a todos, los que querían el cambio de entrenador y los que no lo considerábamos el momento indicado una vez este no se había realizado este último verano…