El Barça coge aire en el Villamarín

Entre la multitud de lesiones y la crisis institucional, el Barça de Setién consigue tres puntos primordiales para permanecer en la lucha por el título de Liga junto al Real Madrid de Zidane (2-3).

En el séptimo test del recién llegado Quique Setién, el Barcelona hizo precisamente lo que más necesitaba, ganar. Ganar para seguir en la lucha por el título. Ganar por el mero hecho de ganar, por aquello de sentirse útil, aliviado y, por fin, empezar a escapar de la burbuja de la crisis. Ganar. Algo que al Barça le cuesta cada vez más esfuerzos y por lo que sus socios y seguidores deben empezar a estar más que satisfechos.

Así es. A día de hoy, este es un equipo que, además de estar mermado por las lesiones y sometido a una discutible gestión deportiva, denota una insuficiencia física preocupante teniendo en cuenta sus aspiraciones. Tres puntos le cuestan al Barça sudor y lágrimas, lo cual se hace evidente cuando tiene que esforzarse incluso para matar el partido en situaciones de contraataque con superioridad numérica.

Más allá del clamoroso penalti de Bartra a Messi, que pudo haber sido el 2-4, al conjunto azulgrana le faltó frescura para aprovechar las oportunidades que tuvo en los últimos minutos. Aunque puede que este sea el menor de los problemas si uno analiza el inicio del partido en el que un trepidante Nabil Fekir trajo loca a una defensa del Barça incomprensiblemente parsimoniosa. También Vidal y Busquets, pero especialmente Umtiti quedó retratado en el segundo gol del Betis, reculando hacia su propia área en lugar de enfrentarse a su compatriota.

Igual que la dificultad para generar ocasiones de gol, la vulnerabilidad defensiva era uno de los peligros que presentaba de antemano el método Setién, algo que merece una corrección urgente visto el calendario que se viene; el Nápoles, el decisivo clásico… Ciertamente, parece una locura pensar que el cántabro pueda disponer del tiempo necesario para llegar a la madurez de sus propósitos en esta temporada. A la vista está su brainstorming permanente en relación a la salida del balón y al incierto rol de Sergi Roberto.

Sin embargo, en el Villamarín, le bastó para ser competitivo y, por momentos, dominar con holgura al rival. Determinante fue el papel de Frenkie De Jong. De su participación en el carril izquierdo salió lo mejor del Barça en la primera parte. El dibujo ‘en rombo’ favoreció al holandés, que se sintió cómodo en la izquierda hasta el punto de atreverse con penetrar el área rival y acabar en gol un pase genial de Messi, autor de un ‘hat trick’ de asistencias. La última de las suyas. Con Valverde o Setién, con defensa de tres o de cuatro, en rombo o en triángulo, ‘el 10’ es quien marca la diferencia, y esta vez sin necesidad de anotar. Increíble.

Además de la victoria, la buena noticia es que no hay partido intersemanal en los próximos 15 días, tiempo suficiente para corregir con detenimiento los errores del equipo, tratar de consolidar el dibujo táctico y, sobretodo, descansar. Frente a la escasez de efectivos y al cambio de entrenador en mitad de temporada, de poco sirve hacer hincapié en el juego del equipo, que por cierto, puede haber mejorado sustancialmente respecto a los últimos partidos.

Pero, por mucho que Setién pueda sugerir una idea de fútbol atractiva, la recuperación del estilo no puede ser, a día de hoy, un objetivo a corto plazo. Para ello ya se celebraran unas elecciones. Ahora toca competir y ganar. Igual que ocurrió el pasado domingo en Sevilla.