La profundidad, en muchos aspectos de la vida (ejem ejem) es clave. Si ibas a la playa de pequeño, solo podías estar cerca de la orilla, pronto tu madre te gritaba que “para dentro no!”.  Algo había en aquella profundidad, que daba miedo, tanto a ti como a tu madre, pero a su vez, daba curiosidad, pues los peces que veías en los documentales, aquellas preciosas especies parecía que solo estuviesen allí dentro.

En el fútbol, cada vez más propenso a presiones altísimas, la profundidad se torna fundamental, y eso en el FCB, en este caso en su filial, no va a ser diferente, aunque no sea solo ante ese tipo de presiones.

 

La falta de profundidad

 

El filial recibía al Hércules con posibilidades reales de alcanzar el liderato, sin embargo pequeños matices en su juego, y una pizca de suerte impidieron lo que ya se acariciaba con sus manos. Pero claro, faltó profundidad…

 

 

El filial salió con su centro del campo más sugerente, el de mayor nivel potencial y actual, pero quizás, no al que más acostumbrado ha estado de manera reiterada. Las continuas subidas de Riqui con el primer equipo, le han hecho tener un papel un poco más secundario, en pos de un perfil diferente y de menos calidad.

 

Riqui en lugar de Reis

 

El holandés tuvo unos inicios muy duros, totalmente desacoplado y con la sensación de tener un juego muy diferente al exigido, un perfil “diferente” que estaba siendo para mal. Sin embargo, sus últimos partidos han sido muy buenos, tanto en forma como en fondo.

Una de las cosas que Reis más trastocaba, era los caminos por donde Collado pesaba, por donde el falso extremo izquierdo era determinante en juego y resultado. Casi todo es cuestión de tiempo, y con Reis no iba a ser menos, empezando a adaptarse de una manera bastante favorable. El holandés empezaba a trazar desmarques de rupturas tanto en vertical como en diagonal hacia la derecha, no invadiendo y ocupando las zonas de Alex. Además, esa amenaza junto a un Morer menos profundo que Akieme, ayudaban a estirar al rival por fuera, aunque fuera más “irreal” que verdadero.

 

 

Con la entrada de Riqui, el filial gana en casi todos los aspectos, pero claro, obliga o bien a prescindir de Orellana en el pivote (error) o prescindir de Reis en el interior derecho. Esto último es lo más factible, pese a que con Monchu en el interior derecho, se pierda ese trabajo sin balón (profundidad) que si está sabiendo aportar Ludovit.

Por otro lado, Riqui en el interior izquierdo necesita cosas, ya que su juego cada vez es más tendente a la base, y menos a la amenaza entre líneas. En el partido son varias veces las que Orellana sube para que Riqui sea quien pese en la base, y claro, esto resta aún más profundidad.

El interior de Matadapera es un jugador increíble, pero esta misma tendencia a la base, cambia dinámicas que el filial ya tenía automatizado. Claro, esto de por si no es malo, pero necesita tiempo y perfiles… como los de Akieme, que fue la ausencia más dura, por nivel de su sustituto y en especial, por el perfil de éste.

 

No adelantar por izquierda

 

Akieme se está tornando imprescindible tanto en el once inicial, como en la idea de Pimienta. No solo aumenta el nivel conforme a su sustituto, sino que dota al equipo de un perfil de lateral que no tiene.

Con el lateral zurdo, el equipo es mucho más ancho y profundo por su sector, ya que él solito es capaz de abarcar toda la banda. Y no solo eso, le dota a Kike de un contexto más favorable. El extremo ecuatoriano pese a que arranca desde el extremo izquierdo, está empezando a tener una mayor tendencia por dentro, amenazando entre líneas, mayor peso en esas zonas. Akieme cubre la zona que Kike está abandonando tanto con balón como sin él.

A su vez, el interior izquierdo que suele ser el de mayor tendencia a la base, tiene más espacios para recibir al tener una línea de pase y amenaza continua por fuera, algo que Riqui echó bastante de menos.

Su sustituto, Guillem, además de menor nivel, es que es diestro, su tendencia siempre va a ser hacia dentro. Y claro, eso en un sector con Kike y Riqui, en el que ambos buscan la diagonal hacia el centro, reduce el ancho del campo y favorece un mayor efecto embudo, dándole al rival una defensa más “fácil” al poder acumular más hombres por dentro.

Cuando el balón viajaba por esa zona, el lateral zurdo nunca doblaba por fuera. Recibir el balón y centrar en diagonal estaba siendo su recurso más usado. Y pese a que con Araujo y Manaj el filial tiene un alto peligro en esas jugadas, es reducir el juego y potencial del equipo. El centro, un embudo…

 

 

Una pregunta para el futuro

No me cabe duda que Pimienta va a querer siempre a Riqui en su equipo, pese a esos matices que pierde sin Reis. Lo que parece bastante más incierto, será como recomponer al equipo ante la baja de un jugador como Akieme.

El lateral zurdo no es el mejor del equipo, pero si juega un papel fundamental en el comportamiento de este. Morer y Guillem son diestros y de otro perfil. Pimienta, ¿qué harás cuando falte Akieme para no cambiar demasiado el juego del filial en ese sector?