Por @PapitoOscar

Contaba José Mourinho en una entrevista tiempo ha, que en la tercera temporada en su Chelsea decidió cambiar de sistema a un cuatro-cuatro-dos, no porque dicho sistema encajara mejor con las características del equipo, ni siquiera para sorprender a sus rivales con algo nuevo. El motivo principal era para volver a  exigirse mentalmente, tanto a sus jugadores como a él mismo, con un sistema de juego nuevo que les permitiera reinventarse y que por ende refrescara las ideas y la cabeza de todos.

El cambio de entrenador en can Barça de hace unas semanas buscaba precisamente eso; refrescar la mente de todos, ideas nuevas y una ejecución novedosa que llenara de nuevo de ilusiones el imaginario colectivo y sobre todo, motivara a equipo y afición para buscar las metas previstas cada año en un club con esta autoexigencia.

Estas ideas nuevas, revolucionarias si se quiere, eran complejas de ser ejecutadas en pocos días por unos jugadores que todavía se estaban dando a conocer por el cuerpo técnico; una cosa es que sepas quienes son Leo y compañía porque te hayas enfrentado con ellos una y mil veces, y otra es entrenarles cada día con el objetivo que ejecuten los mecanismos que construyes en tu cabeza.

Ese fútbol agresivo, no tanto por su búsqueda del área rival, sino por lo rupturista del invento, no funcionaba de buenas a primeras en el Camp Nou. Podemos culpar a los jugadores, al cuerpo técnico o, simplemente a la mera disposición táctica del sistema. Podía ser en definitiva un problema en la ejecución o en la idea en sí, pero lo que era evidente es que el juego no producía los resultado esperados y si una cosa tenemos clara en el fútbol actual es la inmediatez del resultado. No hay tiempo para probaturas y la inercia del cambio debía estar acompañada de victorias, pero sobre todo de sensaciones positivas. No era así.

De sabios es rectificar o sería más bien decir, buscar crecer juntos y este Barça de Setién está normalizando su fútbol. De ese tres-cuatro-tres original del técnico cántabro, volvemos de nuevo al eterno cuatro-tres-tres que tan bien ocupa espacios en la historia de este club. Pero esto no es cuestión de números, sino de optimizar a cada jugador en su puesto, porque, no lo olvidemos, hablamos de una de las mejores plantillas del planeta.

Que a Lenglet, por ejemplo, no le sentaba nada bien esa defensa de tres, era un hecho. Que a Piqué, un central cada vez más “de área” o al mismo Sergi Roberto le hacía mostrarnos sus costuras, era algo evidente. Al final una ocupación racional de espacios. Un centro del campo donde los interiores puedan volar, una característica que nos hará volver a ver al mejor Frenkie. Unos “extremos” a pierna cambiada profundos, que permiten, entre otras cosas, que Alba no tenga que ser siempre el que busque la espalda de los defensas rivales y pueda ser el mismo Ansu Fati el destinatario natural de la sensibilidad para el último pase de un buen Leo.

Para el final dejamos el que simboliza que el cambio de Setién solo puede ser para bien, lo que no sabemos es cuando el Barça tendrá claros réditos del mismo; Antoine Griezzman. Cuando un jugador se divierte, pero sobre todo empieza a agradar a la vista del espectador, quiere decir que están encontrando su sitio en el juego del equipo. Esa movilidad, ese saber ocupar los espacios dejados por el diez, buscando la espalda de la defensa rival cuando toca. A veces de nueve, otras en el carril del diez e incluso como siete e pierna cambiada. Es el francés el primero que nos indica que estamos en el camino correcto. Ahora solo dependerá de las prisas que tengamos para que todas las piezas del puzle encajen o salten por los aires del aficionado más impaciente.

Mención aparte merece la salida de balón; hoy se ganó al Levante porque este presionó arriba y el equipo, en apenas dos semanas, ha diseñado y es capaz de ejecutar mecanismos que acaban llevando el esférico limpio en conducción a cualquiera de nuestros dos interiores, desatados en despliegue físico hacia Messi y por tanto, hacia la frontal del área rival.

Al final la clave es conseguir activar y optimizar que cuentas con el futbolista más determinante del mundo; si Leo funciona, el Barça funciona y se siente capaz de todo. Queda todo un mes de Febrero para saber cuáles pueden ser nuestras metas este año, porque a partir de Marzo, lo que no se haya hecho ya, será difícil de recoger los frutos esta convulsa temporada. Hay tiempo, o no…