Este Barça merece otra oportunidad

Por @PapitoOscar

El fútbol es uno de los deportes que más revanchas te ofrecen. Cada partido, cada domingo y cada miércoles, te da la oportunidad de olvidar tu anterior encuentro. Para bien o para mal, lo que pasó hace tres días ya no cuenta, hay que resetear cuerpo y mente para volver a ofrecen el cien por cien de uno mismo, cara a la partida de ese día. Pero a veces los vericuetos de la mente son inescrutables, y uno se puede quedar atrapado en una mala experiencia que no le deja avanzar y en lugar de buscar nuevas oportunidades de demostrar su calidad, busca excusas en cualquier detalle para extrapolar aquella situación negativa, asemejándola a la actual.

Anfield. El equipo, la afición, en definitiva el club, parece atrapado en ese “Día de la marmota” de tan funestas consecuencias y cualquier aspecto negativo del deporte, que nos vamos a encontrar sí o sí en muchos momentos de la temporada, nos recuerdan camisetas rojas que se multiplicaban a nuestro alrededor, tapándonos cualquier línea de pase.

Ya comentamos a principio de temporada que quizá la salida de Ernesto podía ser necesaria por motivos más psicológicos que futbolísticos, si es que tiene sentido separar ambos. O que al menos nos permitiría ejecutar el reseteo del que estamos hablando desde el comienzo de la competición. Al final no se ejecutó y comenzamos la que probablemente haya sido la temporada más pobre, en términos puramente futbolísticos, de este Barça en mucho tiempo. Lo cual al final ha provocado la salida del Txingurri y la llegada de Setién, sin que esto por el momento haya permitido dilucidar un impacto, no tanto en el juego, sino en la actitud del equipo.

Al final nada ayuda a la desconexión con el pasado y no es fácil saber si este estancamiento es a causa de la afición, con una cultura históricamente pesimista y de mirarse en su máximo rival incluso cuando no toca. O a causa del propio futbolista, cuya cabeza continua atrapada en ese episodio traumático.

Mi teoría es que esto no deja de ser una muestra más del Principio de Incertidumbre de Heisenberg; el observador (la afición) impacta en lo observado (el equipo y los jugadores) y son los primeros que, ante cualquier atisbo de situación negativa, lo revisten con una gravead que no permite pasar página y lastran al futbolista, transmitiéndole esa falta de confianza que, en el fútbol actual, es fundamental.

Alguna vez hemos hablado de la diferencia de activación puramente química que ocurre en un jugador que juega en casa, generado por la elevación de ciertos indicadores que, justamente en el visitante suelen sufrir picos de bajada a causa del stress generado por la animadversión que le rodea. Y esto que hablamos no deja de ser ese mismo enfoque; hay que creérselo para poder desarrollar perfiles competitivos a este nivel. Confiar en que cada día, cada partido, esto comienza de nuevo. El “partido a partido” del Cholo no es solo una frase hecha. Y de nuevo, pero esta vez con el Atleti, también volvemos a Anfield y cómo se desarrolló el encuentro de hace unas semanas…