El Barça de la temporada 2020 – 2021, cuando sea que esta empieza, debería contar con muchas caras nuevas y una profunda renovación, pero se antoja casi imposible que sea así, y varias cabezas importantes deberán rodar, aunque eso tampoco pasará me temo.

La de Jordi Alba, en mi opinión, debería rodar sí o sí. Quizá incluso sería la primera que cortaría. Es un jugador que ha dado muy buenos momentos y se puede valorar su rendimiento global como muy positivo, pero siempre fue un jugador que vivía de su velocidad; técnicamente decente para un defensa pero sin capacidad de florituras en las que apoyarse en sus constantes, y desbocadas, subidas al ataque. Y por esa dependencia de la explosividad y de la velocidad se sabía que envejecería más bien mal, aunque la directiva cerró sus ojos a la evidencia y le firmó una renovación que es una hipoteca.

El catalán nunca fue un gran defensa, aunque cuando estaba en forma solía recuperar bien la posición y ser más rápido que sus rivales, tanto para adelante como hacia atrás. Físicamente perdía la mayoría de duelos al choque y nunca ha sido tampoco el mejor en despejes. Además, es un jugador siempre pendiente de encararse con rivales y árbitro y, siendo sinceros, bastante teatrero y marrullero.

Y las circunstancias empeoran con su pésimo estado de forma y sus cada vez más frecuentes problemas musculares. Su temporada ha sido muy, muy mala, y su espalda ha sido un punto incluso más flaco que habitualmente para el equipo. Huelga decir que eso también es porque nadie le hace coberturas, o nadie puede, porque Busquets ya nunca llega y Umtiti no tiene rodillas. Lenglet intentaba aguantar más el tipo, pero en el estado actual de Alba es una empresa muy complicada. Lo peor de todo es que Alba es del 89, así que apenas ha rebasado la treintena, con lo que sus prestaciones han de bajar y mucho en los próximos años.

Pero mirando a su rendimiento reciente, su actuación en la debacle de Roma fue, como poco, muy deficiente. Y en Anfield, qué decir, Jordi Alba muy probablemente le costó al equipo la Champions League; dio dos goles ridículos y el ‘córner de la vergüenza’ vino por su lado, con lo que fue uno de los máximos culpables, aunque ni mucho menos el único. El documental ‘Matchday’ nos muestra a un Alba llorando al descanso de ese partido, completamiente hundido. Si bien es comprensible esa reacción, si resulta que hablamos de un jugador que mentalmente no es capaz de competir en estos escenarios, así como de sobreponerse a errores y resistir la presión, el Barcelona tiene hoy día en su lateral izquierdo a un horrible agujero negro.

Aunque, quizá, lo que es más decepcionante es el Alba persona y cómo ha respondido a su rendimiento y a las críticas. El lateral salió bastante bien parado de su esperpéntica actuación ante los de Klopp, ya que las críticas no le azotaron como merecía y es increíble que no dejara el equipo en verano (cualquier persona si rinde así en cualquier trabajo no acaba el día), pero además respondió afirmando que la afición estaba «malacostumbrada», ante las justificadas críticas por el ridículo de Liverpool que el equipo recibía. Una respuesta inexplicable incluso si tenemos en cuenta la excelente temporada que cuajó hasta ese punto. Además, en la presente campaña, ya se ha encarado con la grada del Camp Nou alguna vez, pese a su pésimo rendimiento, lo que incrementa esa sensación de desconexión con el club y con la realidad. Y sin rastro de humildad ni voluntad de entonar un mea culpa.

Hay que añadir que su conexión con Messi ya no es lo que era, que fue mucho, aunque creo que ello nunca debió ser una razón de peso por si mismo para justificar su continuidad en el equipo tras Roma y Anfield.

Posibles substitutos

La hipotética salida de Alba, que dudo mucho que se produzca, no debería significar dar galones a Firpo, que tampoco se los ha ganado. Su fichaje parecía una buena idea y, aunque su temporada ha decepcionado mucho, no me importaría que siguiera en el Barcelona un segundo año, como suplente. Dicho esto, si realmente tiene a equipos interesados y hay una buena oferta debería salir también.

La venta del ex del Betis debería substituirse claramente con Akieme, que destaca en el B, y no debería ser traumática. Pero la de Alba requeriría un fichaje de peso, de esos que no podremos hacer. El nombre de David Alaba salió hace días y sería, simplemente, ideal, tanto por su nivel en el lateral zurdo como porque puede solventar la papeleta en otras dos posiciones, lo que es oro si, como parece, el año que viene el Barcelona tiene una plantilla corta, aunque no lo será tanto como la que ha quedado en la fase final de esta temporada. Tampoco estaría mal, ya que la Juventus parece que insiste en hacer trueques con jugadores, intentar meter a Alex Sandro en la ecuación, aunque también se asoma a la treintena.