Cambiar de deporte
La terrible pandemia que estamos viviendo(queremos enviar desde aquí todo el ánimo a todas las personas que la están sufriendo y luchando contra ella) nos está haciendo cambiar muchos hábitos que en la vorágine del día a día ni nos cuestionábamos o no podíamos disfrutar. Como nos queremos ceñir al mundo del deporte, queríamos analizar la situación que deja este virus al fútbol sala y un trato que le sigue imposibilitando crecer como deporte.
La situación de base que impide al fútbol sala afrontar esta pandemia con las garantías para que se pueda reanudar con normalidad es no tener una federación propia. Al estar circunscrito dentro de la federación de fútbol, es tratado como un deporte NO profesional como lo son los equipos de SegundaB y Tercera de fútbol o el fútbol femenino. Eso, además de seguir ninguneando a deportistas que si son profesionales y dedicando su vida al fútbol sala, conlleva que no haya un protocolo claro para los entrenamientos con un agravante más: los equipos de fútbol sala no pueden entrenar en pabellones al ser recintos cerrados. El FC Barcelona volverá hoy a los entrenamientos individuales teniendo que entrenar en la Ciudad Deportiva del equipo de fútbol, en un terreno de juego de césped que no tiene nada que ver con el parquet pero también estamos viendo a equipos como el Palma Futsal entrenando en una pista de atletismo. Vuelven a entrenar para jugar a fútbol sala pero en terrenos de otros deportes.
Además de todo ello, al no haber un protocolo definido de seguridad y control como si tienen los equipos profesionales de fútbol, los jugadores de fútbol sala no disponen de tests para sus jugadores porque tienen que financiarlos las equipos. En el fútbol ese coste lo lleva a cabo LaLiga(siempre hablamos de fútbol profesional) y no la federación pero así como se llega a acuerdos para que el canal de LaLiga emita partidos de la LNFS, se debería haber negociado, almenos, una ayuda para el fútbol sala en la compra y disposición de tests para sus deportistas.
La tercera situación clave que perjudica al fútbol sala por ser considerado no profesional y permanecer a la federación de fútbol es la improvisación a la hora de volver a la competición. Lo único que tenemos claro es que se hará un playoff exprés por el título pero no tenemos fecha ni sede para ello. A partir de ahí surge una duda muy importante que es la situación de los jugadores que acaban contrato a partir del 30 de junio. Si el playoffs se juega más tarde de esa fecha, ¿quien paga el sueldo? ¿Los jugadores que acaban contrato ese día y han llegado a acuerdos con otros clubes, con quién juegan ese playoffs exprés si se juega a partir del 30 de junio? Si este conflicto lo analizaramos para el fútbol no profesional, los deportistas de esas categorías suelen tener otros trabajos y el jugar al fútbol es un complemento pero en el casos del fútbol sala, es el trabajo principal y con el que lleva adelante sus vidas. No se puede dictaminar que jueguen y se reanuda la competición sin aclararles cual será su situación ni desde donde llegarán sus ingresos por su trabajo.
En definitiva, la pandemia que estamos sufriendo está haciendo notorio que los deportistas del fútbol sala juegan con la normativa de otro deporte y eso les impide seguir creciendo tanto individual como colectivamente. El fútbol sala necesita de una federación independiente que se adecue a las necesidades particulares de su deporte.