Recuerdo cuando apenas estaba perdiendo la inocencia de niño, como ante una tarea de lectura obligatoria, mi mente malvada y retorcida pensaba que leyendo el final del libro sería suficiente, cosa del todo equivocada, porque, ¿para qué están los resúmenes del Rincón del Vago?

 

Llegar a la librería

 

No era yo muy de estos sitios, para que os voy a engañar, pero un día uno empieza leyendo una página de libro que le gusta, le interesa, se “engolfa” y como helado en verano, se devora hasta no dejar un ápice de restos en la tarrina.

“Historia de un equipo con Pimienta” así se titulaba el libro. Soy fan de este tipo de literatura, así que, ¿por qué no me iba a gustar esta? Con anterioridad, ya había leído los dos libros de este autor, “Descenso a los infiernos de la B” y “El retorno del Rey buscado”. No os voy a mentir, no todos sus capítulos eran buenos, algunos… en fin, pero me gustaba el escritor, la técnica narrativa, la ambición por contar una historia que hacía tiempo no leía.

 

El libro que tanto esperaba

 

Pues bien, dispuesto a leer el nuevo bestseller, abro la primera página y me encuentro una puesta en escena donde un jovencísimo chaval que casi era desconocido al público, empezaba a tener protagonismo, Ansumane El Rápido era una nueva incorporación, que claro, duraría poco, pero no sin antes dejar ese regustillo de… volveré.

Dejando a un lado ese inicio, echaba en falta a algún personaje anterior, pero para mi sorpresa, el escritor se empezaría a sacar de la manga nuevos de ellos, todos con una historia y desarrollo que engancharían. Orellana El epicentrista, aquel chaval que se encontraron en el pueblo, resultó ser con el transcurrir del libro aquel personaje que le daría sentido al resto, que le aportaría las ideas necesarias para que la comitiva pudiese llegar hasta el final en las mejores condiciones.

 

 

Otro en discordia, aunque este ya estaba antes, era Morer El converso. Aquel chaval que siempre aparecía esquilando ovejas, se había convertido en el que disfrutaba de ellas, en el que gracias a él, la parte derecha de la comitiva nunca podría cojear, sino todo lo contrario, aumentar el nivel. Un desarrollo tan potente como inesperado.

Con  estos, más los que antes había, el autor te presentaba una historia ambiciosa, conquistar la cima de Segunda B, una montaña rocosa y llena de obstáculos, todos puestos para caer y herir. Todos sabemos, que la conquista era innecesaria, ya que el anterior título, menos ambicioso, había sido todo un éxito, pero bueno, se agradece.

 

Desarrollo

 

Con todas estas premisas, el autor se la jugaba… o no. Ese ambicioso objetivo parecía nublar el camino, pero nada más lejos de la realidad. La Montaña aunque peligrosa, era descrita desde la perspectiva del vaso medio lleno. Donde el agua se mezclaba con la tierra hasta formar barro, el autor te decía que era exfoliante natural, y te convencía de ello.

 

 

Nuestros héroes, sin apoyo casi de sus padres, se internaban en un camino tan difícil como bonito. Pueblo tras pueblo, disfrutabas de sus aventuras. Disfrutabas como el asesino Riqui, se alejaba no solo para esconderse en su esquinita favorita, sino para correr a su víctima y asestarle varias puñaladas que le adormecerían las piernas. Disfrutabas como el termómetro Monchu se imponía a las nuevas incorporaciones y daba un clase de templanza y saber estar, capítulo tras capítulo.

Disfrutabas como Araujo se tornaba en un paladín aún más inexpugnable, capaz de con su escudo parar casi todos los golpes, incluso correr a velocidades que no esperabas con semejante armadura y de ver como sus sablazos cada vez eran más finos y certeros, aunque no pudiesen llegar a los que ejecutaba Mingueza y Cuenca. Los hermanos estilistas, que creaban capas de tejido de Mithril, con una precisión casi milimétrica a veces, para dar una sensación tan férrea como elegante a una bonita retaguardia.

 

 

Disfrutabas de cómo aquel Saverio que tenía un papel testimonial en el anterior libro, en este se tornaría casi en la sorpresa, un ciclón apoyado en la pantera vallecana, que amenazaba con múltiples embestidas a su presa. Incluso aquel samurái proveniente de oriente, no desentonaría, pese a que se esperaba a otro de mayor nivel.

Por último, disfrutabas del héroe que nacería en este libro. Aquel zurdo que empezaba a mostrar ramas mágicas de fuego, se tornaría en el brujo capaz de dominar elementos antes desconocidos, incluso desde una posición que quizás no le era destinada. Aquel fuego que calentaba, se tornó en rayos que paralizaban el sistema nervioso del enemigo, que se colaban entre las rendijas de celdas a su alrededor. Collado pasaría de mago a brujo, se teñiría de blanco para volver con la primera luz del quinto día.

 

¿Y qué más?

 

El libro, cada vez más interesante, cada vez más absorbente para con el lector, se interrumpía de manera súbita. Tras una remontada que dejaría al lector con la sangre helada por unos instantes, todo se detuvo. Pasé la página y no había nada, estaba todo arrancado. Ese maravilloso libro que me había atrapado en aquella increíble aventura, se había terminado, puesto que las páginas que quedaban, habían desaparecido.

 

 

“No hay más copias caballero” exclamó el bibliotecario. Tras estas palabras, pronto descubriría que la aventura había llegado a su fin. El libro conservaba las últimas páginas, el final del cuento… Un cuento que jamás leeremos completo, puesto que el equipo de García Pimienta había llegado a su fin. Toca los playoff, pero por desgracia, siempre nos quedaremos con las ganas de leer el resto, capítulos que encerraban la esencia, el desarrollo de sus personajes, cosa bastante más importante que saber si llegaron o no a la cima de Segunda B.