@PapitoOscar

Actualmente el juego de pies de ter Stegen no solo causa admiración mundial, sino que se antoja clave en la salida de balón del Barça de este siglo. Pero si viajamos en el tiempo al origen de este invento, encontramos una vez más la referencia en el Dream Team de Cruyff y cómo interpretaba el genio holandés el juego del equipo desde la base.

Por aquella época el portero no era conocido por su habilidad con los pies. Hablamos de un enorme cancerbero, Andoni Zubizarreta, identificado por otras capacidades, más que por su habilidad con el balón en la zurda. Por lo tanto hacían falta centrales duchos en el tema, o al menos un jugador que aplicara los principios del juego de posición desde su origen, cercano al área propia. Y ahí nos encontramos con uno de los futbolistas más especiales de la historia de este deporte; nuestro protagonista; Ronald Koeman. Cómo sería de especial su juego, que ni siquiera fue considerado central aunque ejercía como tal, sino que recordaba a esos jugadores totales como Franz Beckembauer o más recientemente Franco Baresi, autodenominados líberos o en el caso del alemán káiser, con terminología más cercana al ámbito militar que al deportivo. Auténticos mariscales de campo.

Su situación privilegiada en la base de la pirámide, le hacía dominar y visualizar cada rincón del césped y todas las situaciones de juego. Su rango de pase, con una precisión quirúrgica, estemos hablando de pases de cuatro o de cuarenta metros, era esa arma que le permitía ejecutar cualquier combinación que pasara por su excepcional cabeza. Siendo, como se suele decir, la proyección del entrenador en el terreno de juego. La posibilidad de intimidar el área rival desde casi la propia, empujando al equipo contrario hacia las inmediaciones de su portería, invitándole a que fueran ellos mismos los que se pusieran la soga al cuello.

Esa amenaza, solo ejecutada en puntualísimas ocasiones, era la que propiciaba que el fútbol del equipo derivara en lo que pretendía el genio holandés del banquillo; un ataque en bloque elevando líneas hasta que la defensa rival se ahogara en su propio miedo. Y esta implementación de ideas tan sencillas como difíciles de ejecutar, hacían hincapié en la impotencia del equipo oponente para contrarrestarlo. A veces incluso se buscaba la marca individual de uno de los puntas sobre el central rubio holandés. Y era entonces cuando el cinco, el famoso mediocentro que dura hasta la actualidad y que por aquellas fechas era el genio de Santpedor, cobraba especial protagonismo, ya sea retrasando su posición o simplemente intercambiándola con nuestro cuatro. Mecanismos había, no era posible atrapar al flaco en esas lides.

Siempre se le achacó cierta lentitud en la defensa, cierta incapacidad de correr a campo abierto. Por supuesto que no era capaz de hacerlo, nada rápido en el giro, ni en el corte, sus capacidades defensivas eran otras e intentaba hacer uso de ellas para no dejar al descubierto sus carencias. Hablamos del defensa de la historia con mejor ratio goles partidos, 217 por 535. Cosa muy seria la del libero holandés, que además todos recordaremos como probablemente el mejor especialista de la historia tanto en lanzamientos desde el punto de penalti, como a balón parado. Casi no había distancia que se le resistiera. Quién no tiene todavía en su retina golazos completamente increíbles a su máximo oponente, por ejemplo, o por el que siempre le estaremos agradecidos y lloramos de alegría los que lo pudimos vivir en vivo, que nos dio la primera Copa de Europa del club en Wembley contra la Sampdoria.

Como sería de importante en el sistema nuestro protagonista, que en la temporada en la que coincidieron en el equipo cuatro de los mejores extranjeros de nuestra historia, como eran Stoichkov, Romario, Laudrup y el propio Koeman, y solo podía jugar tres, el holandés siempre era de la partida.

Es probable que hoy en día algunos queramos ver en Piqué su heredero y quizá no seamos justos con Gerard; Ronald Koeman solo ha habido y habrá uno…