Tarde, pero apareció.  No pocos saben que he sido crítico con el francés este año, aunque más con la idoneidad de su fichaje que con él como jugador. Su rendimiento esta temporada ha sido deficiente en gran parte por su nula conexión con el equipo, a pesar de convertir en rutinario un esfuerzo físico y defensivo encomiable, cosas de las que este Barça no anda sobrado precisamente.

Por otro lado tenemos a Setién, un hombre cuyo paso por el Barcelona no parecía que fuera a ser nada memorable, que incluso había empeorado el rendimiento del equipo, con un juego más de control pero lento y mucho más aburrido. Pero ante el Villarreal, de nuevo, seguramente tarde, dio con la tecla y encontró un lugar para astro francés y una fórmula para galvanizar y mejorar el juego del equipo.

Griezmann jugó en Villarreal en una posición más centrada, cerquita de Suárez y compenetrándose con Messi. Su esfuerzo no disminuyó y eso permitió compensar cuando Messi camina, le ayudó a estar arriba en ocasiones y le dio buenas líneas de pase interiores con su movilidad, los pies del francés bailaron como no lo habían hecho en el Barça y se le vio alegre y dicharachero en campo, animoso para probar cosas y para lograr su mejor gol del año.

Habrá que ver si la fórmula empleada en Castellón funciona ante defensas más sólidas y sobrecargadas por el centro, algo con lo que el Barcelona tradicionalmente no sabe lidiar, y menos sin mover la pelota rápidamente, y también si, cuando se necesite juego por las alas de manera más recurrente, lo visto ante el Submarino Amarillo por parte de los laterales, con la ayuda de Arturo Vidal, será suficiente. De hecho, partidos ante rivales más cerrados y en los que el Barça ande falto de espacios pueden cobrarse también otra víctima en la figura del Sergi Roberto centrocampista, destacadísimo ante el Villarreal, aprovechando un partido de espacios más largos en el que lo hizo todo perfecto, pero que puede sufrir ante rivales más cerrados.

Volviendo a Griezmann, su compenetración con Messi fue la mejor de la temporada, y si mantienen esa química, y el juego del equipo no decae, es incluso posible que este Barça que ha perdido La Liga ante un Madrid sólido pero mediocre tenga una opción de lo impensable, de ganar la Champions League.