En la vida todos hemos pedido o nos la han pedido una segunda oportunidad y aunque existe el dicho de “segundas partes nunca fueron buenas” también está el de “a la segunda va la vencida”. Con Coutinho todos queremos pensar que está en el segundo cesto de frases hechas. El tiempo nos dirá si tenemos o no razón. De momento lo que sí podemos ver es que parece encajar como un guante siendo ese interior de enganche por la izquierda. Ese centrocampista que se mueve mejor por la inmediaciones del área rival que por la propia. Buscando el último pase de gol o incluso animándose a, desde el vértice del área, orientar su excepcional disparo a portería. En la vida no es solo acertar con tu trabajo, tu actitud, tu forma de ser… a veces tan importante como eso es el momentum.

En definitiva acabar realizando por fin el papel para el que aparentemente se le fichó, allá por el verano del 2018 con Valverde; ser el nuevo “Iniesta” del equipo. El juego de posición requiere de jugadores desequilibrantes en el uno contra uno para poder optimizar las posibilidades que dicho enfoque te regala. Interiores con recorrido, pero sobre todo que enganchen bien con la delantera. Ese era Andrés. Un ocho que no necesitaba de la filigrana, del gambeteo para llegar con ventaja al balcón del área rival, sino era su mero juego de aceleración, desaceleración lo que generaba esas ventajas primero individuales y luego grupales. Con Philippe se pretende exactamente lo mismo. El catorce barre todo el frente de ataque, sobre todo en la zona de dicho pico izquierdo del área. Mezclando un fútbol vertical cuando la jugada lo demanda, con algo de fútbol horizontal o sería mejor decir triangular, siendo siempre el vértice en el pase hacia el lateral, Alba, el extremo, Ansu, o el mismo punta, Leo.

El que tanto Pjianic, como el propio Frenkie de Jong, llamado a llevar los galones en este centro del campo promovido por Koeman, sean sus compañeros habituales de viaje en la medular, ayudan primero a no ser el interior que baje hasta el balcón de su propia área para transportar el balón arriba, algo para los que Cou no parece especialmente dotado. Y por otro lado, el jugar con un extremo que busca más la espalda de la defensa rival o bien zonas del área abandonadas a propósito por el falso nueve. Sí, hablamos de la aparición de la temporada, Ansu Fati, cuyo lectura del juego solo puede beneficiar a sus socios más cercanos en este caso ese híbrido entre interior y delantero que es el protagonista de nuestra historia, nunca chocando con este, nunca pretendiendo ocupar el mismo espacio.

Un indicativo del nivel en el que se encuentra es su capacidad defensiva en la presión. Al final no deja de ser un termómetro de cómo se encuentra de ánimo el mismo y sí, cada vez se parece más al Cou del Pool, pero sobre todo cada vez se parece más a ese jugador que se buscaba en verano del 2018 aunque el equipo no le hacía el hueco necesario.

El tiempo se encargará de decirnos si esta historia tiene un final feliz o la práctica puede una vez más con la teoría y nos chafa todo este sueño. Pero no cabe duda que al menos de momento el brasileño se ha ganado una segunda oportunidad. Si ya en el Pool era ese extraño elemento que generaba ventajas por si mismo, aquí no puede ser menos. Del entrenador de turno depende que sea solo un deseo o una realidad que nos acompañe toda la temporada.