No hace mucho hablábamos que el jugador que debería ser uno de los más beneficiados de la llegada de Koeman sería Frenkie de Jong. Era lógico pues ha sido precisamente en la Oranje donde el holandés había ofrecido su pico de rendimiento en base a que Ronald le entregase las llaves del juego de la selección. Siendo el generador de juego desde la base y con todos los mecanismos orientados a proteger y exprimir al máximo las condiciones del veintiuno. El mediocentro era el encargado de dinamizar el fútbol del más que prometedor combinado.

Y sin embargo, en los primeros partidos del Barça estaba siendo uno de los jugadores que más dudas y un sabor de boca agridulce dejaban en el aficionado de a pie, que no reflexiona que precisamente suelen ser los temas complejos los que más tardan en arrancar y los que más rédito acaban dejando a medio plazo. Falto de paciencia, como siempre.

Como no podía ser de otra manera, está siendo el invento del Frenkie “central” uno de los elementos que más están llamando la atención en el plano positivo en los dos últimos partidos del Barça. Dando origen a dos muy buenas segundas partes del equipo, cuando tocaba, con resultados dispares en el marcador, pero no nos quedemos con el detalle inmediato. La pinta, la declaración de intenciones es lo que realmente debe ser medido, y ahí encontramos un plan de dimensiones serias pues precisamente eleva el techo del equipo, haciendo hincapié en dos de las señas de identidad de este Barça de Koeman y, por qué no decirlo, del  siempre manido ADN Barça. La salida limpia de balón desde atrás y el peso que debe ser otorgado al centro del campo en el fútbol azulgrana.

Respecto a la salida de balón no existen dudas; pocos jugadores en el mundo con la capacidad de romper la presión rival ya sea en conducción, pase corto o incluso un importante rango de pase en largo como de Jong, aka FDJ. De todos es sabido que en su posición natural de mediocentro, su velocidad en la lectura de la jugada, le permite salir de cualquier trampa rival tan solo ejecutando movimientos más propios de la pelopina de Xavi que del ortodoxo fútbol neerlandés. Aquí cabe destacar que fue una posición que acabó conociendo muy bien en su club de origen, el Ajax de Amsterdam, donde sus primeros partidos fueron precisamente haciendo pareja con su amigo De Ligt en la base de la jugada.

En el fondo el invento es el mismo; es evidente que FDJ penaliza la fase defensiva, sobre todo en los balones aéreos con su cuerpo a cuerpo, pero tanto a Erin ten Hag, como a Ronald Koeman le compensa la fase ofensiva que te permite el jugador nacido en Arkel, ganando alturas y trasladando al mediocentro de turno, ya sea Pjianic, con quien parece mezclar mejor, o Busquets, a plantarse en la frontal del área rival. Es decir, a ofrecerle no tanto la construcción desde la base, que precisamente correspondería al holandés, sino el peso en el fútbol ofensivo azulgrana desde la frontal rival. Sumamos, casi sin darnos cuenta, un centrocampista más y por tanto generando superioridad numérica donde se matizan los partidos y se vuelca en césped hacia un lado o hacia el otro.

Frenkie de Jong, segunda parte. Alavés-FCB

Frenkie de Jong, segunda parte. Alavés-FCB

Y ya hemos visto que si de zonas del campo se trata, da lo mismo que sustituyera la labores de un central diestro como Gerard, como de un futbolista zurdo como el francés Lenglet. Desde ambos perfiles FDJ se ve capacitado y existen los mecanismos suficientes para ejecutar este estrategia que comentamos. En cierto modo podría recordar al Xavi constructor desde el interior. Al falso nueve de Leo. O a cualquier otro invento donde lo importante no es estar, sino llegar en el momento oportuno. Como la vida misma, vaya…

Todo suma un jugador más en la siguiente línea, pues también empuja al centrocampista de turno, últimamente Pedri, excelso en ese papel, a juntarse más con los delanteros y ocupar ese espacio en la mediapunta con Leo. Escalonados. Esa es la palabra y lo que genera las triangulaciones necesarias en el juego de posición. Lo que podría traducirse en tapón arriba, genera precisamente las ventajas necesarias que te da el hombre libre a la hora de llegar al balcón del área rival. Luego acertar con la portería es otro tema…

El tiempo nos dirá si este invento ha venido para quedarse o será un recurso más al que agarrarse cuando la lectura del encuentro lo demande. Lo que es evidente es que engrandece la figura del futbolista, puesta en duda bajo no se sabe bien qué mezquino prisma, porque nos muestra que hablamos de un jugador con mayúsculas y con una lectura privilegiada de este juego. Solo es necesario dotarle de los galones suficientes para que cualquiera pueda verlo.