Se ha tomado un respiro el Barça tras tres semanas de actividad frenética en las que se vio obligado a multiplicar esfuerzos con tres encuentros por semana. Nueve partidos en 20 días en los que tuvo que hacer frente a la baja de Mirotic, también a la de Claver y Saras tuvo que lidiar con la urgencia competitiva sin sobrecargar en exceso a su plantilla. En este contexto llegaron las dos derrotas en ACB, clasificatoriamente preocupantes porque no da mucho margen para fallar teniendo delante a un rival que no lo hace, pero que en términos de crecimiento no debe preocupar demasiado.

Sobre todo porque el equipo parece haber vuelto a tomarle el pulso a la competición. La milagrosa victoria en Vitoria espoleó al equipo y a Saras, conscientes de que habían tomado un camino peligroso, así que la reacción no se hizo esperar con tres convincentes triunfos ante el lanzado Iberostar Tenerife, Alba Berlín y Estudiantes. Éstas dos últimas victorias fueron ante rivales muy reducidos por circunstancias del COVID-19, pero en estos tres partidos se apreció una mejora del equipo y hubo buenas noticias. Oriola aprovechó sus minutos, Abrines volvió a su mejor versión, jugadores clave descansaron, la rotación parece ordenarse y Jasikevicius recuperó a Thomas Heurtel para la causa tras semanas con presencia muy irregular.

No es baladí el asunto del francés e invita a la reflexión de las dos partes implicadas, entrenador y jugador. Saras sabe de sobra lo que es Thomas Heurtel, lo que puede aportar y en lo que penaliza. Heurtel también conoce lo que reclama a todos sus jugadores el técnico lituano a nivel de solidaridad y disciplina. A partir de aquí han de entenderse porque se necesitan el uno al otro.

Bien se podría poner Jasikevicius frente al base como Morfeo ante Neo en Matrix. «Esta es tu última oportunidad. Después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la historia: despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en el país de las maravillas, y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más».

Si toma la pastilla azul y Heurtel no sigue a Jasikevicius sabe lo que le espera porque lo lleva viviendo toda su carrera. Continuar jugando a lo mismo que hasta ahora sabe adónde conduce, a seguir siendo un jugador de partidos más que de competiciones. A seguir siendo un jugador mucho menor en Euroliga que en ACB (en el Barça 13 de valoración ACB vs 8.8 Euroliga). A seguir siendo un jugador sospechoso en la toma de decisiones. A seguir siendo el patito feo de sus entrenadores. A seguir siendo un base de proyecto de segunda fila y no de campeón.

Si elige tomar la pastilla roja no va a tener mejor tutor para dar ese salto que Sarunas Jasikevicius. Él también fue un jugador salvaje de un talento incontenible, pero se consiguió domar y ponerse al servicio del equipo, más allá de que a nivel de IQ era un privilegiado. Es un hecho también que en su breve experiencia en los banquillos ha sacado un jugo enorme a todos sus bases. Wolters, Westermann, Lekavicius, Walkup (que ni lo era) y, sobre todo, Micic y Pangos crecieron a su lado. El serbio es verdad que explotó definitivamente ya en Efes, por ello el canadiense es el mejor ejemplo posible, convirtiéndose con él en uno de los mejores bases del continente.

Heurtel ha de confiar en Saras, ponerse al servicio del colectivo y no tanto al de sí mismo, adaptándose al ritmo y orden que impone el entrenador lituano. Es el primer paso de la estricta educación a la que Jasikevicius está sometiendo al francés, para seguramente luego soltarle la correa y liberarle.

Hasta ahora está claro que no se fía de él. Su presencia siempre va acompañada de un segundo gestor de balón que le ayude en la dirección. Bien Higgins, bien Bolmaro o bien Hanga hacen las veces de auxiliar para compensar sus lagunas defensivas y de toma de decisiones. La buena noticia es que ya parece claro que es 2º base y que ha adelantado a Hanga en la rotación, aunque esto habrá que verlo en encuentros más exigentes, como el de esta noche ante Fenerbahce.

Bien es cierto que en esta relación Saras-Heurtel el lituano está en una posición de mayor fuerza porque en verano siempre puede acudir al mercado si el galo no le convence, mientras que Heurtel es probable que no encuentre un proyecto mejor que este al que sumarse, pero Jasikevicius indudablemente necesita del «13» esta campaña porque es un jugador único en el roster.

Con Heurtel hablamos del jugador más autosuficiente de la plantilla, desequilibrante y capaz de producir mucho en poco tiempo si está inspirado. Es un generador capacitado para activar al resto de sus compañeros y en muchos momentos de la temporada va a tener que recurrir a su talento y anarquía para solventar partidos atascados o que requieran de su presencia por el déficit del otro base, Calathes. Los tiros libres en instantes finales, por ejemplo. Son dos bases tremendamente complementarios por ser tan distintos, pero su convivencia en pista es más conflictiva porque ambos necesitan el balón. Lo ha intentado Saras buscando una versión más off ball de los dos, con el griego recibiendo en cortes o poste bajo y el francés haciendo las veces de tirador, pero de momento no ha cuajado, seguramente porque es ir contra la naturaleza de ambos.

Indudablemente la mejor versión de Heurtel es la de ese jugador desatado, pero a la vez se ha mostrado como anticompetitiva en Euroliga porque depende demasiado de la inspiración individual, por lo que lo mejor sería encontrar un punto medio entre eso que hace único a Heurtel y la disciplina que exige Jasikevicius. De este acercamiento pueden depender las opciones del Barça en las tres competiciones que disputa.