Gerard López: “Font y Laporta son las dos únicas opciones válidas para la presidencia”

El Barça es un club tan complejo que, para llegar a conocerlo con detalle, hace falta haber pasado por diferentes etapas, cargos y responsabilidades. De ello puede presumir Gerard López, que estuvo en la cantera, se marchó para después regresar al primer equipo y, años más tarde, se hizo cargo del filial. Entre tantos períodos, conoció distintos compañeros, presidentes y métodos. Todos ellos trataron de mejorar al club de su vida, el mismo donde no pudo brillar igual que lo hizo en el Valencia. El de Granollers, además de dirigir a la selecció catalana, sigue vinculado al fútbol a través de los medios de comunicación. En Rondo Blaugrana hemos podido charlar con él acerca de su trayectoria como profesional, el futuro inminente del Barça -marcado por las elecciones a la presidencia- y sus referentes, tanto en el césped como en la cabina de retransmisiones.

  • Hola Gerard, no sé si considerarte un afortunado por poder asistir a los estadios, aunque sea para comentar los partidos en Movistar.

Por un lado, como dices, nos sentimos unos privilegiados, pero pesa demasiado el vacío de las gradas. De alguna manera, esta situación nos hace sentir más responsables sabiendo que hay mucha más gente que nos escucha desde casa. Nuestra voz tiene que ser más emocionante que nunca, aunque a veces es complicado. Todavía más para los futbolistas, que no reciben ningún tipo de estímulo externo. Nosotros por lo menos tenemos una opción de audio ambiente que disimula un poco la tristeza del contexto. El objetivo es que la sensación se parezca a la de antes de la pandemia. Veo complicado que el público pueda volver a corto plazo. Sigue faltando tiempo y recursos para controlar la situación sanitaria, que obviamente es prioritaria. Lo mejor es no precipitarse y, si es necesario, aguantar este formato.

  • Por cierto, lo normal por estas fechas sería que jugara la selección catalana que tú diriges, ¿verdad?

Pues sí, como ha sido siempre. Es cierto que el último partido, frente a Venezuela, pudimos disputarlo en una fecha FIFA. Pero este, el tradicional de Navidad, se ha tenido que suspender, igual que ocurrió con el de Jamaica, previsto para el pasado mes de marzo. Confío en que se podrá disputar, pues tenemos un contrato firmado para que así sea. En mi opinión, el único sentido de los partidos de Catalunya es llenar un estadio con gente que venga a animar, a disfrutar de la fiesta del fútbol catalán. Lo vamos a posponer hasta el momento en que podamos contar con nuestra afición.

  • ¿Cómo se dio tu llegada a la selecció?

En 2013 recibí una llamada del entonces presidente de la federació, Andreu Subies, diciéndome que Johan Cruyff había decidido dejarlo. Pensaron en mí como relevo en el banquillo, una opción que al propio Johan le parecía buena. Lo acepté al momento, para mí era un honor. No es un cargo remunerado, ni requiere un trabajo diario, con lo que pude compaginarlo con el filial del Barça B. Aunque no podemos disputar partidos oficiales, sé que cuento con una selección capaz de competir contra las mejores. Eso es un orgullo.

  • Siempre se especula acerca de la oficialidad de la selección catalana. ¿Se puede aspirar a ello en un futuro?

Es difícil porque intervienen elementos políticos que no nos permiten hacerlo. Lo que sí podemos es estar continuamente preparados, manteniendo vivo el sueño de la oficialidad. A mi ya me resulta atractivo el hecho de poder jugar un partido para mostrarle al mundo que podemos ser una selección potente. Los jugadores siempre están dispuestos a venir, su ilusión es lo más importante. Hay que recordar que, igual que ocurre con el entrenador, su función no es remunerada.

  • ¿Te gustaría dirigir a Catalunya en un Mundial?

Por supuesto, sería un sueño. Desde el momento en que se pudiera competir de manera oficial, está claro que sería un paso importante para la selecció. Estoy convencido de que daríamos muchísima guerra. Calidad y talento en el fútbol catalán hay de sobras y repartido por todo el mundo.

  • A nivel generacional, ¿es un buen momento para el fútbol catalán? Dime algunos nombres.

Sí, pienso que estamos en un gran momento. De hecho, recuerdo tener serias dificultades para confeccionar la lista de convocados del último partido. A pesar de que muchos no pudieron venir por problemas con sus clubes, ganamos a Venezuela, que venía de ganar 1-3 a Argentina. Debutaron jugadores como Cucurella, Joan Jordán o Riqui Puig. Y otros más experimentados, como Víctor Sánchez o Piqué, tiraron del carro. Nunca fallan. Ahora mismo podríamos contar con figuras como Dani Olmo o Adama Traoré. Además de otras menos conocidas como Keita Baldé.

  • Después de esta experiencia y de haber entrenado al filial del Barça, ¿te interesa seguir haciendo carrera como entrenador? ¿O vas a priorizar tu faceta como analista?

Aunque me encuentro muy bien en el ámbito de los medios de comunicación, comentando los partidos del Barça para toda España y colaborando en El Día Después, estoy abierto a cualquier oportunidad que se pueda presentar. Es un lujo coincidir con auténticos referentes del periodismo como son Carlos Martínez, Maldini o, hasta hace muy poco, Michael Robinson, que en paz descanse. También estoy en la radio con José Ramón de la Morena, otro crack. La verdad es que me siento muy valorado en todos los medios donde trabajo, que por otro lado me permiten compaginar mi cargo en la selección catalana. Durante estos dos años y medio, desde que dejé el Barça B, he rechazado algunas ofertas para entrenar -muchas de ellas fuera de España- sencillamente porque no me ilusionaban más que lo que estoy haciendo ahora. Veremos qué me depara el futuro.

  • Sobre tu pasado como futbolista, quería empezar hablando de tus inicios en la cantera del Barça. ¿Cómo recuerdas aquella época?

Comencé a jugar al fútbol en el Granollers, con cinco o seis años. Cuando cumplí los once, junto a otros compañeros como Antonio Hidalgo, actual entrenador del Sabadell, o Albert Puigdollers, di el salto al Barça. No nos quedamos a vivir en La Masía, sino que íbamos y veníamos cada tarde, en taxi, de Granollers a Barcelona. Fue una época muy divertida por el hecho de compartirlo con ellos y, lógicamente, por estar en el Barça. Durante el proceso formativo, pasando por el infantil, el cadete y el juvenil, me encontré con la generación de los Xavi, Jofre Mateu, Mario Rosas, etc. A mis 17 años, Juande Ramos me reclutó para el Barça B. Fue la temporada de mi explosión, la que me abrió las puertas de la Primera División.

  • ¿Cómo crees que ha evolucionado ‘la pedrera’ desde entonces?

Ha evolucionado mucho y a mejor. A pesar de que no tienen los mismos años de experiencia, los entrenadores actuales son más jóvenes y están más preparados académicamente. Sí que es cierto que, en mi época, quizás había más intuición con los chicos por la veteranía de los técnicos. Tuve grandes formadores que me hicieron crecer: Oriol Tort, quien me captó en Granollers, Carmona, que era toda una referencia, Joan Vilà, Martínez Vilaseca, etc. Todo lo que hacíamos estaba basado en el modelo implantado por Cruyff, que entonces era el entrenador del primer equipo; el ‘Dream Team’. Aquella etapa me marcó muchísimo por el aprendizaje que recibí.

  • Lo que es evidente que ha cambiado es la gestión del Barça B, que últimamente se ha reforzado con varios fichajes, muchos de ellos procedentes de Sudamérica. ¿Qué te parece esa política?

La viví en primera persona. De hecho, junto a Pep Segura, fui de los primeros en impulsar el refuerzo del filial con jugadores de fuera. En 2015, después de las elecciones, me encontré a un Barça B deshecho, después del descenso a Segunda B. Tuve que reconstruirlo, además de asumir el reto de volver a Segunda División. Fue una doble presión: por un lado, la formación de los jóvenes, y por el otro, el objetivo del ascenso. Tuvimos que contar con jugadores más experimentados, de 23 o 24 años -no más-, para complementar el talento de los jóvenes. Sin duda, es mejor para los chavales estar en Segunda A que en Segunda B, pues es una categoría más parecida a Primera. La presión, en cierta manera, me gustaba, porque consideraba que el filial del Barça tenía que estar en la máxima categoría posible. Finalmente lo conseguimos. De ahí salieron nombres importantes como Cucurella, Aleñá, Collado, Monchu, Abel Ruiz, Riqui Puig, etc. Siempre que detectaba algún juvenil con talento, automáticamente lo hacía venir conmigo a entrenar. Cuando charlo con ellos, valoran mucho el trabajo hecho durante aquellos años.

  • Volviendo al Gerard futbolista: ¿te frustró el hecho de no poder debutar en Primera División con el Barça?

Con 17 años, estando en el Barça B, mi ilusión no era otra que jugar en el primer equipo. Lógico. Pero en esa época era dificilísimo dar el salto. No fue hasta que vino Van Gaal que se dieron más opciones a los canteranos. En mi caso fue especialmente frustrante, puesto que era el jugador que más despuntaba en el filial. Recuerdo que, a pesar de jugar 30 y pico partidos y anotar 10 goles, no tuve la oportunidad de entrenar con Robson ni siquiera una vez. Me fui del Barça forzado por la situación. Hoy en día eso es impensable. Se confía más en los jóvenes. Incluso muchos juveniles, en semanas de selecciones, entrenan con el primer equipo. Cuando tuve claro que no cumpliría mi sueño, encontré equipos de Primera División interesados en mí, como por ejemplo el Valencia o el Real Madrid. Escogí el Valencia, entre otras cosas porque me convencieron las conversaciones con Valdano, que entonces era el entrenador.

  • En el Valencia se vio al mejor Gerard. Imagino que estarás de acuerdo.

Sí. Sinceramente, ir al Valencia creo que fue un acierto. Allí crecí mucho, primero con Valdano y después con Cúper y Ranieri. También en el Alavés, donde jugué una temporada como cedido. Cuando volví de la cesión, disputé el mejor año de mi carrera; el de la final de la Champions, el mismo que debuté con la selección española. Jugar aquella final fue un auténtico privilegio. Fue, sin duda, el partido más trascendental de mi carrera junto a los cuartos de final de la Eurocopa; aquel encuentro en el que Raúl falló un penalti decisivo. Pero si pudiera repetir uno de los dos, sería el de la final contra el Real Madrid. Lo recuerdo con enorme frustración. Éramos favoritos y, sin embargo, ofrecimos nuestra peor versión en el momento más importante. Fue una lástima, y más contra el Madrid.

  • En Barcelona, a diferencia de Valencia, no pudiste dar tu mejor versión. ¿Por qué?

En el año 2000, en época de elecciones, el Barça me fichó por un precio que no tenía nada que ver con el que me vendió. Cosas del fútbol. El caso es que por fin cumpliría el sueño de jugar en el primer equipo. Ordené a mi representante que no escuchara más ofertas; las tenía de diferentes clubes europeos. Lástima que mi paso por el Barça fue complicado, tanto por la situación del club como por las lesiones que sufrí. Mientras no encontrábamos la fórmula del éxito, con muchos cambios de entrenador, el Real Madrid de los ‘Galácticos’ empezó a triunfar. No fue hasta 2003, con la llegada de Ronaldinho, que el Barça levantó la cabeza. A nivel personal, como te decía, fue frustrante por las lesiones. No tuve continuidad. A veces me gustaría volver atrás para tratar de cambiar aquello. De vivirlo de una forma distinta.

  • Además de Ronaldinho, también andaba por ahí un jovencísimo Leo Messi, ¿cierto?

Sí, tuve la suerte de coincidir con él en sus inicios. Especialmente en 2005, mi último año. Entonces Leo ya empezaba a asomarse. Debería tener 15 o 16 años. Tenía dinámica de primer equipo y debutó muy joven. Tuve la sensación de que ese chico tenía algo diferente, lo mismo con Iniesta. Era una pasada verlos jugar, ¡como leían el fútbol a esa edad! Con los compañeros recuerdo que lo comentábamos, alucinados. ‘Nos pasarán por encima’, pensábamos. Y así fue. De hecho, Messi se ha convertido en el mejor jugador de la historia.

  • Para cerrar la carpeta Barça; no sé si estarás siguiendo de cerca el proceso electoral. ¿Tienes algún favorito para la presidencia?

Claro que lo estoy siguiendo, es un momento muy importante para el club. Son unas elecciones trascendentales, tanto por las urgencias deportivas como por el levantamiento de la economía. Se necesita una reconstrucción total, en todos los aspectos. Después del triplete de 2015, durante estos años, todo se ha ido desmontando. En la parte económica, se han hecho fichajes y contratos muy bestias. Precisamente cuando el proyecto de reforma del estadio está sobre la mesa, el socio tiene que pensar, con calma, cuál es la mejor opción. La situación es delicada. No es momento de engaños, ni de vender motos, como lo del retorno de Neymar. Se trata de convencer con promesas que se puedan cumplir. Hay que valorar muy bien qué se firma y cómo se firma. Entre todos los nombres, creo que Víctor Font y Joan Laporta son las dos únicas opciones válidas para la presidencia. Me mojo porque creo que son las dos únicas opciones razonables para enderezar la nave. Uno por pasado, experiencia, conocimiento y carisma. Y el otro por el trabajo que viene haciendo durante los últimos años. Víctor Font tiene un proyecto muy claro, con buenas ideas. Fuera de estas dos, no veo ninguna candidatura con posibilidades.

Ya para terminar Gerard, te tenía preparado un pequeño test. Espero que también te mojes [risas]:

  • El mejor futbolista con el que has jugado:
    Tengo que decirte Ronaldinho.
  • El mejor jugador catalán de todos los tiempos:
    Xavi, que además tuve la suerte de jugar con él. No puede ser otro.
  • Tu ídolo de infancia:
    Laudrup. A veces me decían: ‘tú te fijas mucho en Pep, ¿verdad?’. Pero no, yo quería ser Laudrup; el motivo por el que iba al Camp Nou. Lástima que luego se fue al Madrid, porque Laudrup era lo más.
  • ¿Qué hubieras preferido levantar, un Mundial o una Champions?
    Una Champions.
  • Una camiseta que te hubiera gustado vestir:
    La de River Plate, aunque era utópico. Normalmente son ellos los que vienen a Europa. Era de esos equipos que de pequeño me gustaban. Además, he coincidido con muchos jugadores que han estado allí y siempre me han hablado maravillas del club.
  • Un referente como entrenador:
    Tengo dos que me marcaron mucho. El primero es Cúper, un entrenador que me complementó. Aprendí a defender y a sacrificarme en el campo, cosa que en el Barça no trabajé tanto. El otro es Rijkaard. Me ayudó mucho a recuperarme. Para mi son dos referentes que después, cuando he sido entrenador, los he tenido muy presentes.
  • Un referente como analista táctico:
    También te diré dos: ‘Pichi’ Alonso, con quien coincidí en TV3 en mis inicios como analista, y Michael Robinson, que era un genio. Un tipo muy especial.
  • Y, por último, un deseo para el 2021:
    No queda otra que pedir que termine la pandemia. Primero por nuestra salud y seguridad. Y segundo, para que la gente pueda volver a los estadios. El fútbol es un espectáculo que sin público tiene poco sentido.

Espero que así sea. Gracias Gerard, ha sido un placer.

¡Gracias a vosotros y felices fiestas!