La improvisación conduce al caos y este al desastre. Si hay algo en lo que se está destacando la figura de Koeman como entrenador culé es la libertad táctica. El técnico de Zaandam no destaca por ser un entrenador amante de las jugadas automatizadas. Cualquier ataque del conjunto blaugrana es diferente al anterior, con jugadores apareciendo por zonas dispares, siendo difícil descifrar de qué juegan cada uno de los atacantes culés. La apuesta por una libertad de movimientos y acciones en su ataque esperando que la calidad fluya entre sus atacantes en detrimento de jugadas preparadas y automatismos no es mala per sé, esto convierte al Barça en un conjunto impredecible y le otorga cierta libertad a sus piezas. El caso es que en estas jornadas el caos y libertad están siendo perjudiciales para unos jugadores faltos de confianza. La ausencia de un circuito de jugadas al que recurrir cuando el equipo se encuentra en dificultades está penalizando gravemente al Barça, cuyo rendimiento después del primer golpe (gol del rival generalmente) decae de forma exponencial.

LAS INTERVENCIONES DE KOEMAN DURANTE LOS PARTIDOS

Los bandazos del técnico en su plan se suceden jornada tras jornada. A esta falta de estilo definido sobre el que incidir como base, se están sumando las intervenciones durante los partidos de Ronald Koeman. Los cambios del entrenador neerlandés rara vez están beneficiando a su equipo. Centrándonos en la competición doméstica, las tres primeras jornadas atisbaban un horizonte esperanzador, también en este sentido. Tras la victoria fácil ante el Villarreal, en Balaídos el Fútbol Club Barcelona sacó un encuentro complicado ante el Celta a pesar de jugar 70 minutos con 10. Los cambios de Koeman fueron muy coherentes y correctos. Araujo sustituyó a Griezmann para cubrir el hueco dejado por Lenglet y posteriormente Trincao entró en un rol defensivo ayudando a Sergi Roberto y permitiendo al equipo descansar alejando el cuero del campo blaugrana con su zancada. El partido del Sevilla tampoco fue una excepción en este sentido, Dest sustituyó al lesionado Alba y Trincao estiró desde el sector derecho abriendo el campo buscando un gol que no llegó pero estuvo cerca en un mano a mano del portugués. A partir de aquí, llegó el caos de Koeman y los cambios.
En las siguientes jornadas ante Getafe, Madrid, Atlético y Cádiz el Fútbol Club Barcelona acumuló cuatro pinchazos con un denominador común desde los cambios; las sustituciones de Ronald acabaron con el Barça con 5 delanteros y un doble pivote en el campo, que generalmente no era tal, ocupado principalmente por De Jong y uno de entre Coutinho y Pedri. El resultado fue un embotellamiento de los pasillos centrales y una sensación de que el gol estaba muy lejos de llegar así. Se atacaba mal y cada pérdida conllevaba tener 7-8 jugadores parados en estático por delante del balón. Vaciar el centro del campo, parte al equipo y dificulta enormemente tanto la presión tras pérdida como la transición defensiva. El equipo ataca y pierde la pelota mal.
La excepción fue el partido ante el Alavés. A pesar del empate, Koeman probó con la variante de De Jong como central, añadió a Pjanic y Pedri, abriendo el campo con Dest y Trincao. El Barça a pesar de toparse con un inspirado Pacheco atacó mejor. Sin embargo, el espejismos duró poco y en las jornadas siguientes se incidió en el error cometido contra Madrid y Getafe.
En la últimas jornadas los cambios de Koeman han sido totalmente diferentes en forma y sin embargo, en la práctica siguen sin ayudar a su equipo a obtener el resultado deseado, de hecho, el Barça suele estar más lejos del objetivo tras las intervenciones del técnico holandés que antes de sus decisiones.
En las cuatro últimas jornadas, ante Cádiz, Levante, Real Sociedad y Valencia sorprende ver como por ejemplo, Martin Braithwaite ha disputado los 90 minutos en los cuatro encuentros. Su rol como delantero acostado en la banda izquierda le ha permitido poco respiro al equipo en los instantes finales de partido. El danés no es jugador con la capacidad técnica de aguantar el balón, dar un respiro al equipo y a través de él ir ganando oxígeno y alejando al rival del gol. Además en las dos últimas jornadas, en dos contextos de partido diferentes, mantener el resultado ante la Real o ganar el partido al Valencia, se ha apostado por introducir un central más pasando a cerrar con tres defensas y dos carrileros. Si nos detenemos en el partido contra el Valencia, tener a Dest de carrilero zurdo junto a Trincao de extremo izquierdo favoreció la transición defensiva Che. Dest se pisaba con el extremo luso que se veía obligado a centrar su posición, dónde su limitación de talento se hacía más patente, con un José Luis Gayá colocado en posición pasiva entre ambos, su juego quedó fácilmente anulado. Jaque mate.
Sorprende como ni para trasladar el bloque arriba buscando el gol de la victoria, ni para mantener el resultado, Ronald Koeman haya pensado en apostar por mantener el balón con sus jugadores más aptos para ello, dándole un respiro necesario al equipo.
Cuando Koeman aterrizó este verano en Can Barça todos sabíamos de las dificultades de su empresa y que su estilo se encontraba alejado de la filosofía de juego imperante en el club durante las últimas décadas. No obstante, una vez llegados casi al parón invernal nunca pensé que nos alejaríamos tanto del camino.
En 2003, un Barça entrenado por otro entrenador de los Países Bajos, Frank Rijkaard, atravesaba dificultades similares. El fichaje de otro jugador holandés, Edgar Davids, acabó por dar coherencia a un plan que no parecía tenerla. El resto es historia.
Thonys Blaugrana: 01/26/19
¿Podrá el mercado de invierno 2020/21 traer alguna pieza (holandesa) que encaje las demás como sucedió en aquel invierno de 2003?