Pau Gasol vuelve al Barça. Es la frase que todo culé llevaba queriendo escuchar desde que se marchara a hacer las Américas hace casi dos décadas. Ha tardado y no se produce ni de lejos del modo que al aficionado blaugrana le gustaría, pero cómo negar el componente romántico de su regreso. Mejor tarde que nunca.

Ha sido frustrante y decepcionante para el seguidor culé la actitud de Pau con el club. Mucho se ha hablado de su vínculo sentimental con el Barça, si era culé o no. Las razones por las que Gasol no ha vuelto antes al Palau seguramente poco tengan que ver con el corazón y sí con su vida personal y economía. Mientras ha estado sano siempre ha tenido ofertas NBA (más altas o más bajas) y las ha priorizado sobre un regreso al Barça porque su vida está en USA. No hay más y es muy respetable, pero la sensación es que Pau ahora vuelve al Barça como Robin Wright vuelve a Tom Hanks en Forrest Gump, porque ya ha vivido todo lo que tenía que vivir y no le queda otra, por decirlo suavemente y sin spoilear en exceso.

Lo que ha podido lastimar al seguidor del Barça es el exagerado distanciamiento con el Club que le vio nacer como baloncestista. Es de imaginar que esto ha sido una decisión empresarial, de imagen. Pau Gasol nunca ha querido ser marca Barça y sí marca España. También respetable, sí, pero desde la perspectiva culé duele la ausencia de gestos de cariño. Duele que si juegan Barça y otro rival nacional un partido importante él se dedique a hacer encuestas y no tome partido como sí hacen otros canteranos de otros equipos, como Doncic en el Real Madrid o el propio Hezonja con el FCB. El amor y el orgullo por pertenecer a la familia blaugrana nunca ha sido recíproco y por descontado que no ha estado al mismo nivel.

Pero pasemos página y tratemos de aprovechar de la mejor manera posible estos meses de ver al mejor jugador de la historia del basket español otra vez con la casaca del Barça. Imaginemos lo bonito que sería que Saras y Gasol levantaran esa Euroliga que se quedó pendiente en 2001 por una maldita apendicitis del de Sant Boi. Imaginemos lo bonito que sería que la vuelta de aficionados al Palau coincida con Pau en el equipo. Imaginemos que se cierre el círculo de la mejor manera posible.

El acuerdo es un win win para las dos partes. Gasol firma por un equipo donde poder prepararse para Tokio y el Barça vuelve a poner la blaugrana a un icono del baloncesto mundial y se asegura un embajador de altura en un país tan estratégico como USA. Lo que pueda ofrecer deportivamente está tan condicionado a cómo esté físicamente que es mejor no tener muchas expectativas, pero Saras en el banquillo es garantía de que las cosas se van a hacer con seriedad. Difícilmente Pau Gasol vaya a estar en algún momento en disposición de ser decisivo en la lucha por ACB y Euroliga, pero a nadie se le escapa que a un 10% mejoraría a Pustovyi.

En fin. Que nadie a estas alturas de la película tenía muchas expectativas con una vuelta de Pau Gasol al Barça, pero obviamente nadie va a querer perdérselo.