No pudo ser. La espera para volver a reinar en Europa deberá esperar al menos una temporada más. Se cumplieron los pronósticos y Efes y Barça, los dos mejores equipos de la competición de largo, se dieron cita en la final, pero los turcos ganaron el título, como cabía esperar. Un entorchado que pudieron ganar perfectamente en 2019 tras un sprint final donde solo CSKA pudo con ellos. Y desde luego lo debieron ganar el año pasado, pero la pandemia se interpuso.

Honores al campeón y honores al Barça, que no jugó una F4 perfecta pero sí compitió bien y se llevó cosas de cara al futuro. Casi todos los grandes proyectos se llevan uno o varios disgustos antes de ganar. El Madrid de Laso, el CSKA de Itoudis o el Fenerbahce de Obradovic, los tres grandes dominadores de la competición en la última década, tuvieron que perder para luego ganar. Y el Barça ya está en ello.

«Inténtalo, vuelve a fallar, falla mejor». Esta frase de Samuel Beckett sirva como inspiración para asumir una derrota que duele muchísimo, pero de la que hay que aprender para volver el año que viene con más fuerza. El equipo hizo una liga regular extraordinaria para un primer año de proyecto, sufrió lo indecible en cuartos y finalmente claudicó ante el único equipo al que se podía sentir inferior antes de empezar la temporada.

Las carencias del equipo las dejó al descubierto Xavi Pascual en cuartos, una serie de la que hay que sacar muchas más cosas que de este fin de semana. Queda todo el Playoff ACB por disputar y, sin duda, va a condicionar la planificación, pero seguro que Saras y Navarro desde la grada han tomado muy buena nota de los problemas del roster y de las mejoras que puede haber.

Falta fluidez en el juego y claridad para aplicar los sistemas. Faltan más canastas fáciles y mejores posiciones de tiro. Faltan manejadores y jugadores más propositivos. Falta un pívot. Y seguramente faltan cabrones, como dice Saras. Faltan unas cuantas cosas a las que habrá que poner remedio en verano para matizar el proyecto y reconducirlo hacia el lugar que quiera el técnico lituano. Él es el proyecto y bien haríamos en entregarle todas las herramientas posibles para llevarlo a buen puerto.

Pero antes del verano hay un objetivo no tan ilusionante pero sí más necesario que la Euroliga, la ACB. Al iniciar la temporada los objetivos debían ser las dos competiciones nacionales y la F4. De momento 2/3. Habrá que ver si esto es capaz de asumirlo la plantilla tras el golpe que siempre supone perder una final continental. Hay que ilusionarse con la posibilidad de volver a reinar en España y además no hay tiempo para lamentos, sobre todo porque el duelo contra Joventut está ya aquí. Un bochorno empezar la lucha por un título de este modo y una pena el cambio de formato del Playoff, que de algún modo adultera la competición. Dos temporadas de pandemia y dos veces donde el Barça sale perjudicado. El año pasado la liga regular directamente no sirvió para nada y en este con el cambio de formato se perjudica claramente a la plantilla más extensa.

Tiene una tarea complicada Saras en estas horas para recuperar el hambre de sus chicos y la ilusión de quienes han podido salir más tocados de Colonia. Westermann no ha contado ni con Calathes KO. Hanga 8 minutos en dos partidos. Claver como mero instrumento defensivo. La nada Oriola. Muy desaparecido Smits. El propio Abrines, de más a menos en la temporada. A todos ellos necesita Jasikevicius y tendrán que dar motivos al lituano para que cuente con ellos la temporada que viene.

Y tiene que recuperar también anímicamente al núcleo duro del equipo. Bueno, a Calathes anímica y físicamente. A Higgins, que jugaba su primera F4 como primer espada y no pudo hacer más. A Brandon Davies y a Niko Mirotic. Sin duda el montenegrino es el que más preocupa, pues carga sobre sus hombros su mala serie ante Zenit y su mala final del domingo. Hay que cerrar filas en torno a él y protegerlo de ataques perfectamente reconocibles e interesadísimos. Y a final de temporada ya habrá tiempo de evaluarle.

Vaya si duele perder una final de Euroliga y más después de tantos años, pero de la misma manera que en Berlín en 2009 tras perder en semifinales ante CSKA sabíamos que el Barça no tardaría en campeonar la sensación hoy es muy parecida. See you soon, Euroleague.