Parece que ha pasado más tiempo del que realmente ha transcurrido desde que el Barça se alzara con la ACB y firmara un doblete que necesitaba como el comer, pero el convulso verano en los despachos ha sumido al barcelonismo en una especie de pesimismo que habrá que ver si está o no justificado. Lo cierto es que cuando hace unos meses imaginábamos el verano de Juan Carlos Navarro intuíamos menos dificultades y mucho más simplificado, con 2-3 salidas y seguramente otras tantas llegadas, pero la situación económica del Club indudablemente ha cambiado los planes y ha obligado a Saras a tomar más decisiones de la cuenta.

La llegada de un pívot en lugar de Pustovyi estaba cantada al margen de lo que pase con Pau Gasol. Lo mismo el fichaje de un base o combo que sustituyera a Bolmaro y ayudara a Calathes y Higgins en la generación. Sanli y Jokubaitis fueron los elegidos para completar una plantilla que era muy extensa y de gran calidad, pero con algunas deficiencias en cuanto a centímetros en la pintura y creatividad en el juego exterior. La guinda del pastel bien podría haber sido un alero más autosuficiente y buen defensor y un tercer base de mayor nivel que Westermann, pero el sueño de mejorar lo que había queda muy bajo sospecha, sobre todo tras la controvertida decisión de prescindir de un Adam Hanga que además ha acabado en el gran rival.

Bien es cierto que el húngaro no ha sido un jugador del agrado de Jasikevicius y además poco lo ha empleado en el rol de alero que parece buscar el preparador lituano, pero ahora el Barça se ha quedado huérfano de un «3» dominante tras el plantón de Kalinic y es inevitable pensar que este imprevisto puede condicionar para mal la temporada. Porque en el plan de Saras indudablemente el serbio sí redondeaba el roster y le daba sentido a los movimientos de Claver y Hanga, pero ahora el riesgo de pérdida de nivel ahí es evidente.

Jasikevicius hace poco se pronunció y dijo que igual no había «3», lo cual parece una locura. Habrá que pensar que se trata de una estrategia negociadora para salir al mercado a firmar barato, porque pensar en afrontar la temporada con Abrines y Sergi Martínez parece impensable. Desde luego en Europa no parece haber nombres que respondan a lo que demanda el Barça ni por nivel ni por perfil, así que esperar a los descartes NBA parece lo más lógico. Apareció el nombre de Deck, una operación complejísima por la que merecería la pena dar un toque a Laporta para abrir el grifo. Y se ha hablado también de la posibilidad de firmar otro exterior y utilizar a Higgins ahí, algo poquísimo probable dado que Saras ha convertido al americano en jugador estructural de su equipo, así que quitarle ahora peso no está nada claro. Y es probable que veamos en minutos importantes juntos a Calathes, Jokubaitis y Higgins, pero no debería ser una constante.

Para afrontar los cambios y adaptarse a las exigencias económicas del Club el Barça opta por una plantilla más corta y con roles más definidos, con una apuesta clara por garantizar la continuidad del núcleo duro del equipo a costa de perder profundidad en el banco. A este respecto tiene ante sí un reto Saras, que es acompañar a Sergi Martínez al siguiente paso y además seguir promocionando gente del filial. Todo ello en un año en el que el rival directo en España se ha reforzado mucho y bien y no debería andar lejos otra vez del número de victorias de la temporada pasada, que ya fueron inalcanzables. Y todo ello en una Euroliga donde el nivel va a ser nuevamente altísimo, con el ogro Efes manteniendo a los genios, CSKA reforzado, Milan invirtiendo nuevamente y otro tantos candidatos por detrás apretando.

Las circunstancias van a obligar a Jasikevicius a afinar muchísimo todos los instrumentos de que dispone. Obviamente necesita que ese dúo exterior Calathes-Higgins siga al nivel del año pasado, pero también que Jokubaitis (ni imaginar que no acabe llegando) acabe la temporada con su proceso de aprendizaje concluido y con capacidad para aportar decisivamente. El fichaje de Laprovittola ha sido muy discutido y habrá que ver cómo encaja con el coach lituano, pero acabó bien la temporada con el Real Madrid y en el rol de Westermann puede servir, sobre todo en ACB.

Kuric es una garantía, pero no Abrines. La vida ya no le va a ir en ello porque ha renovado, pero una 2ª mitad de temporada como la que firmó en la 20-21 no es sostenible. Es verdad que al final recuperó el tono defensivo, pero su aportación al equipo en el plano ofensivo acabó siendo muy pobre. Saras a estas alturas de la película no le va a pedir a Abrines que genere desde el bote ni se ponga a postear, pero le ha de exigir mayor regularidad y frescura para que traslade el nivel de aquellos primeros meses de competición al final, siendo capaz de defender y también de encontrar y anotar sus tiros. Como no nos terminamos de creer a Álex como un «3» indiscutiblemente titular el fichaje de un alero es imperativo.

Esperemos que Niko Mirotic haya aprovechado el verano para descansar y desconectar de una temporada asfixiante a todos los niveles. Pasó el COVID, atravesó un problema personal delicado y acabó la temporada ciertamente superado pese al cierre final, así que en una campaña normal tiene que regresar a su mejor versión. Haber ganado ya debería restarle algo de esa presión que con frecuencia se echa encima de manera exagerada, pero es un trabajo que ha de hacer conjunto con Saras nuevamente. Su entrenador le tiene que dar herramientas para encontrar sus tiros, sus posiciones y recuperar la plena confianza. Como la de Rolands Smits, algo debilitada en el último tercio de la pasada temporada. Y el letón sí entra en último año de contrato.

Más que afinar lo que tiene que haber hecho Saras con Sanli es acertar. Es un fichaje que tiene unas certezas muy claras pero también dudas, provenientes sobre todo del ecosistema tan particular en el que ha explotado en Efes. No se va a encontrar aquí ese torrente de talento inabarcable que suponían para los turcos Micic, Larkin, Beaubois y Simon y que el resto de compañeros aprovechaban a la perfección. Obvio que Saras buscará explotar su muñeca, sus buenos movimientos y su amplio rango de tiro, pero él deberá hacer un esfuerzo extra para adaptarse a una propuesta distinta, seguir sacando frutos de sus virtudes conocidas y además ampliar su catálogo siendo algo más propositivo con balón, capaz de generarse para sí mismo y también asistir a los compañeros.

Ha formado una buena pareja ahí el Barça con Davies, dos pívots del gusto de Saras y muy complementarios a todos los niveles, incluido el reparto de minutos. Aquí hay que hablar del capitán Oriola, desterrado de la rotación desde la llegada de Pau Gasol y que difícilmente aguantará una temporada idéntica en esta situación. De «4» Saras nunca lo ha tenido en cuenta y si renueva el de Sant Boi va a quedar relegado al puesto que Pustovyi ha tenido estos años. Es de suponer que en ACB haya minutos para todos, pero si Gasol continúa su papel no será nada fácil.

Así pues se presenta un año donde todo el mundo va a tener que dar un paso adelante. Desde el punto de vista individual a casi todos se les va a exigir subir un nivel y colectivamente el equipo ha de crecer tras un año juntos. Todo esto en una temporada donde el objetivo será coronar la obra del año pasado ganando la Euroliga, pero sin obsesionarse y sin descuidar la ACB, donde este año el liderato será más importante que el pasado.