Ante situaciones de dificultad, muchas veces solemos tirar de nostalgia. Utilizamos esa famosa frase hecha de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’, de la que estoy totalmente en contra pero que da aliento a gran cantidad de personas para volver a luchar por recuperarlos o les da energía para luchar.

En esa situación están ahora mismo muchos culés. Por la situación en la que está el club, por volver a elegir a un candidato como Joan Laporta que hace una década construyó el mejor Barça de la historia, por tener que sacar de una grave tesitura tanto económica como deportiva con un entrenador neerlandés que va a tener que mirar mucho en la cantera o simplemente esperar fichajes sin coste.

Con toda esta situación ha llegado un rayo de luz llamado Memphis Depay. El delantero ‘orange’ ha llegado este verano desde Francia gracias a que su situación era propicia para poder llegar a un club prácticamente arruinado. Lo hace en su edad óptima de rendimiento y porque ha tenido la convicción de querer jugar en el FC Barcelona. Además sabiendo que la estrella iba a ser otro que de haber estado en el club, seguramente no habría sido inscrito. Pero no, Memphis no es Ronaldinho.

El jugador neerlandés parece decidido a capitalizar el juego azulgrana. Es un jugador que se crece a través del balón, que es su mejor amigo, y a partir de ahí se asocia con sus compañeros. Genera espacios a sus compañeros ya sea viniendo a recibir partiendo desde la posición de 9, como saliendo a bandas. Utiliza el regate para sorprender a la afición y a sus rivales que no saben muy bien por donde va a salir. Todo eso atrae la atención de sus contrincantes y permite a su equipo crecer, tanto como estructura como dando tiempo a jugadores que el año pasado no rendían a su nivel como las jóvenes promesas que el entrenador tendrá que ir dando cabida. Pero sobre todo es un futbolista que juega sin complejos y con la confianza de que lo vaya a intentar le va a salir. Por eso ante la Real se le ocurre un regate en el centro del campo que Le Normand solo pudo parar con falta o sacándose un disparo desde 3/4 de campo que estuvo a punto de sorprender al portero rival. Pero no, repitan conmigo: Memphis no es Ronaldinho.

Los culés están en ese momento de depresión. No se acaban de creer que la principal promesa electoral del elegido Joan Laporta no se vaya a suceder. La llegada de Memphis quedaba eclipsada por la ausencia de esa estrella prometida y además se unía a la mala deriva tanto económica como deportiva de los últimos años. Una situación en la que era muy difícil elegir a un club como el Barça en que siempre está la exigencia de ganar partidos y títulos, pero además jugar a un estilo definido y aceptado. Pero el nuevo fichaje del club azulgrana se ha metido entre ceja y ceja recuperar algo muy básico en cualquier club/empresa del mundo: ALEGRÍA. Y la manera de hacerlo es la razón por la que no es Ronaldinho, no lo hará a través de la sonrisa pero si desde el compromiso y la reivindicación de que Memphis es un jugador TOP mundial cuando mucha gente ha dudado de ello porque llega gratis y porque cuando estuvo en el Manchester United no rindió al nivel de un jugador dominante. Eso sí, seguro que recordáis que fue ese mismo club el que propició el fichaje de Ronaldinho por el Barça.

En fin, no pidamos a Memphis ser Ronaldinho, pero no tengo ninguna duda de que él hará todo lo posible por parecerse en cuanto a su impacto en el club azulgrana. Démosle tiempo porque los focos estará encantado de tenerlos todos mientras los Pedri, Eric Garcia, Demir, Nico, Gavi o Dest siguen creciendo o los De Jong, Griezmann, Ter Stegen y los capitanes van recuperando la alegría a la vez que Ronald Koeman y el club van creando unos cimientos estables para que el Barça sea un club referente más pronto que tarde.