Cuando una persona se dirige a nosotros para pedir ayuda porque se encuentra emocionalmente derrotada y a las puertas de una depresión, nunca debemos restar importancia a su situación, minimizarla. Porque lo que para nosotros puede ser un problema menor, para esa persona puede significar que su mundo se está viniendo abajo y en ese momento necesita más un corazón que le escuche, que un cerebro que le reprenda. Escucha activa y buscar más pronto que tarde la ayuda de un profesional, esa y no otra debe ser nuestra actitud si queremos “salvar” a nuestro amigo. Tampoco substituir a dicho profesional, sobre todo por que no sabremos, pero también porque nuestro papel cara a ese amigo es precisamente eso; amistad, no ejercer de psicólogo.

Con un club de fútbol como el nuestro pasa exactamente lo mismo; quebró emocionalmente. No hay solución puramente futbolística, sino que la misma debe ser generada en un plano psicológico y mental, más que solo sobre el cesped. A nadie escapa que sujetarse a conceptos futbolísticos sólidos, debería ayudar para sentirse más fuerte mentalmente y superar ciertas situaciones complejas que nos superan. Ayudarse de preceptos que consideramos irrebatibles y que nos proporcionan la seguridad necesaria para volver a ser nosotros mismos y poder con todo. Si volvemos al plano personal, esas “verdades universales” que para algunos sería el propio Dios y para otros algo más terrenal como la familia o amigos muy cercanos. Lo importante es que los cimientos sujeten la casa y sepamos con total seguridad que por muy fuerte que sea el vendaval, no la echará abajo.

Cuando hablamos del Barça hay dos conceptos a los que sujetarse que deberían permitir volver a creer: la filosofía de club y la calidad de sus futbolistas. A nadie escapa que este club siempre ha tenido una seña de identidad especial que, no solo resultaba atractiva al ojo profano, lo que el común de los mortales denomina “buen fútbol o fútbol bonito”, sino que además se traducía en victorias y estas victorias en títulos. El otro pilar siempre ha sido la calidad de sus futbolistas. Los mejores podían haber sido creados en casa, la famosa Masía, y complementados con varios de los más extraordinarios jugadores del planeta. Siempre ha sido así, siempre fue así. ¿Ahora? Probablemente ni lo uno, ni lo otro. Nos queda una tercera vía, un entrenador que no solo nos haga “jugar bien”, sino que creamos en lo que estamos haciendo. Que lo hagamos bien por convicción, por confianza, por, una vez más, sacar lo mejor de nosotros mismos. Ese tipo de entrenadores que el club, por el motivo que sea, parece alejado de mostrar interés en contratar.

Estamos viendo un caso que rasga las vestiduras al aficionado de a pie: Sergi Roberto. Algunos dicen que no es lateral, otros que simplemente no tiene la calidad suficiente para jugar en el Barça. No sé si nos hemos dado cuenta que quizá uno de los puntos fuertes, que le hicieron ser reconvertido a lateral por Luis Enrique, era su capacidad para sumar con el balón en los pies, para entender el juego e interiorizarlo mediante sus asociaciones, con el resto de compañeros. No era Dani Alves, pero sí se le parecía en el concepto futbolístico de lo que se le debe pedir a un lateral del Barça. No es cuestión de “correr la banda” como en otros equipos, es más una cuestión de asociación como comentaba antes. Pero el Sergi Roberto que estamos viendo recientemente precisamente donde más flojea es en dicho concepto. Ha perdido la confianza en sí mismo. Al final no deja de ser el paradigma de los que es a día de hoy este Barça de Koeman y Laporta.

Algunos proponen limpiar a este equipo de los residuos del pasada, de todas esas vacas sagradas que no dejan avanzar mentalmente a este club. Puede ser una solución, aunque debemos ser conscientes que el peaje a nivel futbolístico a corto plazo será notorio. Pero nos permitiría invertir en el futuro y algo me dice que Koeman empieza a pensar muy parecido… el problema es la mezcla y esto empieza a ser como un virus; no son los chavales los que contagian a la vieja guardia del entusiasmo necesario, sino más bien son estos los que imbuyen al resto del equipo y casi me atrevería a decir del club, en ese aurea de pesimismo…

La solución no es fácil. No hay una receta mágica que nos permita salir de esta depresión futbolística de un día para otro. Aunque al menos deberíamos echar la vista atrás, busquemos esa referencia, nuestros principios, lo que sabemos que nos identifica y nos permite hacer las cosas bien. Pero sobre todo busquemos ayuda de un buen profesional, porque solos no vamos a salir de esta…