Hay veces que la vivencia del sueño trastoca la percepción de la realidad, como si en ese pequeño espacio de tiempo de 20 minutos que duró, nos hubiera abierto la puerta a lo que realmente buscamos. Despiertas y todo lo ideal, se esfuma, a veces sin posibilidad de retomar el camino exacto que tan lúcidamente habías visualizado.

Posiblemente Sergi soñó para su banda izquierda algo así como lo vivido vs Costa Brava, sin embargo, como lo son los sueños, hay cosas que son casi imposibles de reproducir si no se dan ciertas cosas

 

La realidad

 

Para el actual técnico del B no es extraño apostar por un jugador ofensivo, o más bien, un no interior, en una de las posiciones interiores de su centro del campo. En esta pieza ha buscado movilidad, conducciones, regate y caídas a bandas, una especie de falso extremo que juegue por dentro y a poder ser, que haga jugar.

Parece una tarea casi imposible, pero ya lo intentó con Hiroki, que pintaba a ser el hombre, pero su lesión lo tiró todo. Sin el japonés, Sergi apostó por un Aranda que es extremo, con todo lo que ello conlleva. Su experimento en temporada regular duró lo que duró Peque, dando entrada en su lugar a un Lucas de Vega que si es interior.

Sin embargo, hasta que Lucas se haga de forma definitiva con el equipo, si es que lo logra conseguir, el perfil ideal para lo que Sergi tiene en su cabeza es un jugador que pinta a ser más sueño que realidad, Gavi.

 

 

Un juvenil para dominarlos

 

Pablo Páez Gavira, Gavi, no es un jugador “normal”, es un juvenil llamado a ser ese nuevo Ansu que se podría decir que son palabras mayores. Su inesperada llamada por el primer equipo desde el minuto 1 hacía presagiar que sus minutos en el B iban a ser escasos, pero la suspensión del partido del primer equipo le permitió a Sergi disfrutar de 45 minutos que posiblemente le harían ver la realidad.

Gavi coincidió en el sector izquierdo con Aranda y Baldé, fraguándose una relación entre ellos como la de la leche y el cola cao. Sin embargo, Gavi no se queda ahí, se empecinó en ser ese Cola Cao turbo que añadir a la leche fría y generar y traducir a la realidad todo lo que la pizarra de Sergi imaginó.

Sergi le lanzó muy arriba en salida de balón, siendo constantemente un jugador que amenazase ese 4-4-1-1 o 4-4-2 que el rival parecía utilizar en defensa de salida de balón. Y una vez el balón llegaba a sus pies (Mika fue un extraordinario camarero), bien fuera tras un desmarque de apoyo bajo (vertical o a banda), bien fuera ya a espaldas del rival, el B empezaba a fluir de una manera apabullante.

Aunque su rival le marcase, la agilidad y movilidad del interior era destructiva para su par, es por ello que el rival pareciera preferir la defensa de la zona. Una vez giraba y tocaba Gavi, todo ese triángulo izquierdo empezaba a moverse y modificarse. Aranda que era el extremo, empezaba a centrarse y fluir por zonas centrales, Baldé ocupaba su posición de extremo y Gavi los movía a través de sus compases y pases. Si el triángulo empezaba con su base en la banda, su mutación era con el vértice (Balde) como única referencia en el lateral del campo.

Además, Gavi le permitía a Sergi y Aranda poder ser las veces de extremo, cosa que aún liberaba más al verdadero para que pisase zonas centrales. El poder magnético de este triángulo hacía bascular al rival como si de un trilero se tratase. Si Gavi tocaba para Aranda e iniciaba un desmarque de ruptura, los espacios generados en zonas centrales y opuestas eran tan grandes como tristemente poco explotados.

La calidad de estos tres hizo que la banda fuerte lo fuera para todo, tanto para el inicio como para la finalización de la jugada. Con un Rodado sujetando entre centrales, el espacio para Matheus y Jutglá no terminó de ocuparse y explotarse de manera tan efectiva como se hubiera querido.

 

¿Un espejismo?

 

Los 45 minutos que coincidió el B con Gavi en el campo fueron los mejores de la temporada con amplia diferencia. Su salida del campo en la segunda mitad, dejó un B aunque dominador, más plano y con menos mordiente.

La diferencia entre Gavi y el siguiente posiblemente sea insalvable, tanto en calidad como en tipología de jugador. Sin embargo, Sergi debe seguir insistiendo en la búsqueda de ese triángulo que sea parecido al soñado. Habrá que despertar, quizás Magneto sea más recurso que discurso