Hace 4 meses el Barça y el Atlético de Madrid jugaban el partido de ida en el Wanda Metropolitano. El resultado mostró lo que se vió en el encuentro, una superioridad incontestable del Altético de Madrid. El Barcelona no tuvo opción, eran equipos de diferente nivel.

Desde entonces los cambios en el club azulgrana han sido varios, buscando hacer durante la temporada lo que quizás se debió hacer en verano, pero no se quiso o no se pudo hacer. Tras un agitado mercado de invierno y un parón de selecciones se presentaba el primer partido con exigencia real para Xavi Hernández. Si bien los partidos previos al parón internacional habían sido de un nivel bajo, la multitud de bajas y el bajo nivel de la plantilla unido al poco tiempo para trabajar servían de excusa. Pero en el día de ayer, tras 15 días de trabajo sin partidos, con 4 incorporaciones invernales y con un duelo fundamental para la lucha por la Champions, no había lugar para las excusas.

En el partido de ida llamó mucho la atención la posición como falso banda derecha de Frenkie de Jong que unido a que el lateral derecho era Óscar Mingueza provocó un mapa de pases muy curioso en el que el club azulgrana ignoró por completo medio ancho de campo. Contrasta el cambio con respecto al partido de ayer en el que las bandas eran el principal objetivo al que acudir para generar peligro.

Xavi lleva trabajando desde que llegó una serie de mecanismos que han ido apareciendo en ciertos momentos y que no siempre salían bien. Movimientos compensatorios para conseguir jugar siempre con superioridad en la zona de balón, sin perder amenaza al espacio ni renunciar a la amplitud y todo ello sin descubrirse demasiado.

Varios de estos mecanismos pudieron verse en el día de ayer de manera muy efectiva. La dificultad de lo mismos es que no son posicionamientos estáticos que los jugadores siempre deben respetar. El Barça de Xavi no sale siempre con 3 desde atrás o con 2. Ni siquiera con los mismos jugadores en la primera línea. Sino que, son los propios jugadores los que deben interpretar dado el posicionamiento rival y el de los compañeros que espacio deben ocupar.

Aunque todos tuvieron su rol, dos jugadores tuvieron un papel fundamental modificando la estructura del equipo en función del momento. Fueron Dani Alves y Frenkie de Jong. Así pudimos ver muchas veces a Frenkie de Jong metiéndose como central zurdo en una salida de 3, como lateral izquierdo en una de 4, o como un segundo mediocentro a la altura de Busquets. Y lo mismo en el costado derecho para Dani Alves. Mientras eso si los otros actores del equipo se iban adaptando y compensando las posiciones de sus compañeros con una precisión que sólo es posible con mucho, y muy buen, trabajo detrás. Y esto no sólo sucedió en iniciación. En todas las fases del juego el equipo fue capaz de moverse y no ser estático sin perder la estructura.

 

«Todo ha salido como Xavi nos ha enseñado estas dos semanas» Ronald Araújo

 

Todo esto tenía como objetivo instalarse en campo rival y, una vez ahí, el plan estaba muy claro. Xavi quería que se atrajera por dentro para después llevar la pelota fuera. O bien a la derecha para que la superioridad en el 1vs1 de Adama generase peligro o bien a la izquierda donde el triangulo formado por Frenkie, Alba y un inteligentísimo Gavi generasen ventajas. Para esto fueron muy importantes los apoyos y rupturas de Ferrán, todo lo que Pedri hizo entre líneas y los cambios de orientación de Piqué.

Con el equipo ya instalado en tercio rival y generando peligro a los azulgranas sólo les faltaba una cosa. Evitar que el Atlético corriera cuando perdieran recuperara el balón. Para ello soltó a Busquets muy arriba para robar rápido y le brindó una red de seguridad por detrás personificada en Alves y Frenkie de Jong que actuaron como un inusual doble pivote por detrás del 5. Lo consiguió y provocó 60 minutos sin casi tener que correr para atrás si bien es cierto que tener al Luis Suárez actual a 60 metros de portería es de los escenarios más cómodos del fútbol de élite.

Mientras tanto el Atlético de Madrid también parecía tener muy claro que la debilidad defensiva de su rival estaba en sus laterales y en sus primeras acciones buscó rápidamente llevar el balón tanto a Joao Félix como a Carrasco. El resultado fue un gol y un penalti reclamado. Pero por desgracia para los colchoneros esto no se daría más pues el dominio de su rival fue tal que esas acciones desaparecieron. El Atlético de Madrid jugó toda la primera parte muy lejos del gol.

Ya con 4-1 el Atlético de Madrid se lanzó arriba con todo. Ya van varias veces esta temporada que perdiendo de más de un gol se lanzan arriba a la desesperada y consiguen dar la vuelta al partido. Es decir, que cuando no tienen nada que perder se vuelven un equipo temible. El gol llegó rápido y comenzaron a llegar los errores individuales protagonizados sobre todo en un Busquets muy superado por la presión rival. De Jong empezó a desaparecer como suele pasarle en contextos adversos y Dani Alves se autoexpulsó. Todo parecía indicar un tramo final infernal para el Barça dados los antecedentes de uno y otro equipo y sin embargo llegaron más buenas noticias para los blaugranas.

A nivel colectivo, se mantuvo mucho más el orden y la estructura. Si bien es cierto que hubo mucho error en el pase (Busquets y Araújo) sí que se mantuvo un orden y se pudo salir con frecuencia para respirar y tomar aire. Esto fue gracias a dos hombres que completaron las dos notas positivas de los minutos finales. Por un lado, Ferran Torres que con su inteligencia moviéndose y realizando temporizaciones ofensivas dio aire al equipo y sobre todo gracias a un Aubameyang que se mostró especialmente hábil en los apoyos dando ventajas e imponiéndose a los centrales con regularidad. Y es que los debuts de las últimas incorporaciones no pudieron empezar con mejores sensaciones. Refuerzos que Xavi necesitaba para poder empezar a construir de verdad.